Rey Malvado

CAPITULO 39 UN MUNDO DONDE EL AMOR NO ESTA PERMITIDO

Flasback

Sharon se levanta sabiendo que si no se apura llegara retrasada a Carissima, y al entrar en la cocina el rico olor de comida la invade y se lleva la sorpresa del siglo al encontrarse allí a quien ahora será su Jefe preparando café y desayuno.

Recuerda maliciosa que la noche anterior después que llego fue al cuarto de Fiorella y los encontró durmiendo en la misma cama.

¡Oh my Good! que pasaría, más tarde Fiorella debería contarle con pelos y señales lo que había pasado.
Buenos días- saluda sentándose en el taburete de la encimera y cuando va a meterle la mano a una tostada del plato servido el auto denominado Rey Malvado le quita el plato y con su peculiar manera de ser le revira:

—Solo es para Fiorella


Sharon se traga su orgullo para no responder pues para su mal este tipo será ahora su jefe y además posiblemente lo vea más seguido en casa, en plan de novio de Fiorella.

—Ekey, iré a despertarla- señala levándose de la silla.

—Aparte de inepta eres desconsiderada- le revira Ramsés Masseratti- déjala dormir

El sale de detrás de la encimera para irse y ella se apura a pedirle.

—Ya que vamos para el mismo lado, podría darme la cola- sabiendo que el no entendería le aclara- es una expresión venezolana que significa “puede llevarme”-pone carita de corderito degollado.
Ramsés toma su chaqueta y se la coloca y puntualiza:

—Ni lo sueñes toma y un taxi o el metro.

¡Quien no lo mata!

Sharon respira profundo y piensa “Ay Dios que rencoroso” solo porque según el no cuide bien a su Fio.
Bueno, punto positivo, lo cierto es que debe reconocer que Ramsés Masseratti ha demostrado tener mucho aprecio por Fiorella, la ha cuidado y siempre ha buscado su bienestar.

Ramsés se dirige a la puerta y le suelta:

—Y será mejor que te apures o te pondré de patitas en la calle, esa también es una expresión venezolana que significa “estas despedida”

Fin del Flasback.

La emoción de Fiorella aumenta después de saber que fue su jefe quien preparo su desayuno, el cual no probo por tener nauseas, Pero sin duda es un detallazo más de su Rey Malvado.

Al regresar a la empresa se dirigió directo a la oficina de Ramsés Masseratti que seguía pegado a su laptop y fue y puso sobre el escritorio una bolsa que contenía bandeja con el almuerzo que le había comprado, raviolis con queso sus preferidos y una bebida gaseosa.

Ramsés observo la bolsa con el sello de su restaurant favorito y luego subió sus ojos para conectar los de ella y esa sonrisa que derretía el iceberg.
—Fiorella–
Antes que vaya a reprochar que le haya comprado el almuerzo de su dinero, Fiorella se encoge de hombros y con una sonrisa empática, imita su frase favorita.
—Un simple gracias bastaría

Ramsés se sintió complacido ante el gesto de su asistente y señalo:

—Cuidas de mi Marchetti.
—Solo te devuelvo el favor- arreglo la respuesta y salió toda emocionada

Ramsés ahora expulso todo el aire contenido en sus pulmones cuando lo invadió ese sentimiento al que ya le dio un nombre “amor” pero que aún no quería aceptar.

“No entres en terrenos escabrosos”- se recordó tratando de armarse de toda la fuerza de voluntad que necesitaba.

Por ahora se permitiría disfrutar de lo que la vida le ofrecía en el presente.
Abrió la bolsa y ahora se dispuso a comer su almuerzo muy complacido y feliz


 Los estragos del licor aún estaban haciendo mella en su sistema digestivo y Fiorella se vio devolviendo su almuerzo completico.

Cerro la tapa del inodoro y se esperó unos segundos para ponerse de pie e ir al tocador.

Se vio en el espejo y se veía extremadamente pálida.

Quizás debería pedirle permiso a Ramsés para irse a casa más temprano pero si lo hacía la enviaría es directo al hospital.

Regreso a la oficina al lado de la de Ramsés con una división cristalizada, donde cada día para bien o para mal puede deleitarse con su jefe.

Lo ve que sigue muy ocupado, haciendo llamadas, y revisando documentos. También en lo que va de día se ha reunido con los diferentes jefes de servicio.

Es un colirio para los ojos, lo observa por unos segundos a través del cristal y experimenta una guerra de mariposas revoloteando dentro de su vientre.

Era un hombre sumamente atractivo, con ese aire misterioso que despertaba aún más el interés, masculino hasta los tuétanos, todo en el vomitaba sexo, sudor y posiblemente lágrimas. Suspira al darse cuenta que está literalmente babeada.

Deja a un lado su escrutinio cuando un punzante dolor de cabeza le taladra las sienes y busca en su cartera un analgésico y toma la botellita de agua mineral y le da un sorbo y deja caer su cabeza en el escritorio pequeño de vidrio cromado y sin darse cuenta se queda dormida.

 

—Fiorella
La susodicha levanta la cabeza y el objeto de sus sueños húmedos está allí de pie frente a ella—Te sientes mal- le pregunta con preocupación.
¡Qué lindo! Siempre tan empático.
—Realmente yo…-aclara su garganta producto de los nervios, y es que últimamente debido a estos sueños húmedos hay una tensión sexual presente-

Ramsés  le mira extrañado y concluye que Fiorella realmente se siente muy mal, así que anuncia.
—Toma tu cartera y vamos que te llevare al hospital.

Lo dicho, es un exagerado de marca mayor. Pero eso lo hace aún más lindo.
—No es necesario, es la resaca, ya tome un analgésico.
—Estas roja

Pero eso era más producto del sueño que había tenido hace poco, donde compartió unos besos deliciosos con su jefe, pero obviamente no iba a decírselo. “Contrólate Fiorella que uno de estos días te vas a delatar”.

Suspiro profundo y se puso de pie, tomo su cartera y afirmo:

—Estoy bien, solo me iré a casa.

Ramsés que se ha cruzado de brazos sentencia:
—Vamos
—Pero tiene reunión con un cliente-le recuerda
—Te llevare y regresare para atenderlo.
—Envíame con el chofer-insistió.



#2488 en Novela romántica

En el texto hay: jefe, asistente, ogros

Editado: 28.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.