Flasback
— Eso un día lo matara- le había dicho aquella chiquilla de 11 años que no se había dado cuenta que le había seguido hasta aquella casa abandonada, refugio de chicos que iban a drogarse en aquel suburbio perdido de Milán donde pululan los drogadictos, las prostitutas, y donde se trafica todo tipo de cosas incluyendo trafico humano.
El no pertenecía aquel lugar, era un chico que vivía en la opulencia, pero no siempre fue así.
Si su padre lo viera allí a fumándose aquel porro de droga, se le partiría el corazón, que tal que saliera en la prensa que el hijo del juez Masseratti era un vulgar drogadicto.
Pero hay viejos hábitos con los que no se puede luchar.
Deja el porro en la mesita ratona y se echa para atrás en el sillón que esta y clava la mirada en aquella pioja de 11 años
Es tan delgada que parece que basta un leve movimiento para que sus huesos se quiebren, con ojos hundidos pero lo extraño es que son vivaces, cabello quebradizo, y su ropa en definitiva vio muchas navidades.
Era el símbolo de la pobreza mas extrema, "desnutrición, soledad, carencias afectivas, emocionales, económicas" y se preguntaba ¿Qué mierda hacia una niña de 11 años sola y en esas condiciones paupérrimas? Entre guaridas de viciosos, expuesta a un sinfín de peligros.
Donde estaban los malditos gobiernos, la ONG, las casas de acogidas, donde estaban los que se daban golpes de pecho en las iglesias. Todo el sistema estaba podrido.
Pero ella no parecía tener miedo, le sostenía la mirada.
— Si no lo hace esto, lo hare yo- fue su respuesta escueta, llena de amargura y de una gran verdad.
Tomo el porro y lo fumo notando la mirada de desagrado y desaprobacionque la niña le brindo, y que lo confronto
De pronto su moralidad, esa que aun con todo lo vivido no le habían podido robar del todo, le hizo sentir apenado, avergonzado ante ella y volvió a dejarlo sobre la mesa
La niña avanzo y tomo el porro e iba a fumarlo cuando el de inmediato le grito:
— Que haces niña tonta, eso no es para ti.
— ¿Por qué?-pregunto retandolo.
— Porque no-le respondio furioso.
— Eso no es respuesta-le replico ella.
— Porque te destrozas las neuronas, porque te convierte en un ser sin voluntad, porque un día podría matarte a ti o podrías hacer daño a alguien-respondio y el entonces recordo a su padre y sus consejos que hasta ahora había ignorado
Ahora el medito esas respuestas de ella.
La maldita pioja era muy inteligente, lo había hecho caer en una trampa, reconociendo el mismo lo mal que estaba todo.
— ¿Eso quieres para ti? Por eso lo fumas? ¿quieres que tu inteligencia se esfume?, ¿quieres dañar a tu familia?, ¿quieres ser un títere que su vicio manipule?, ¿en verdad quieres matarte? ¿Por qué? ¿por que?¿porque?
Todas aquellas preguntas lo confrontaron y guardo silencio frustrado, molesto consigo mismo
— ¿Crees en Dios?-pregunto ahora tirando el porro al piso y aplastándolo con su pie, llevaba unos zapatos muy gastados.
— No- negó el
- Ese es el problema porque si creyeras en Dios no lo harías, porque sabes que a Dios no le gusta-
Se quita una cadena con un Cristo que lleva puesta que tienes ahora va a el y la cuelga de su pecho y le dice:
- Mis papas me lo dieron cuando cumpli 7 años, justo antes de morir- revelo con profundo dolor
El esta sorprendido ¿Por qué se desprenderá de lo único de valor que tiene tanto sentimental como costoso pues es de oro, para dárselo a un desconocido, a alguien que no merece nada?
Iba a devolversela pero ella le dejo ver sus intenciones.
— Desde hoy esto te recordara que existe Dios, y en los momentos que quieras volver atrás recordaras que el te mira y no quiere verte derrotado, porque te ama.
— Puede una niña que vive bajo estas condiciones creer en Dios- refuto el queriéndola hacerla dudar de su fe.
Ella le miro con esos ojos vivaces e inteligente y respondió:
— La maldad es consecuencia de la gente que ha apartado su mirada del creador.
— ¿Eres un Ángel?-pregunto ahora eclipsado por tanta bondad y luz que contrastaba con su maldad y su oscuridad.
—No-nego con enfasis y muy divertida- no me ves las alas cierto-señalo haciendo un mohin gracioso en su rostro que lo enternecio
Ella continuo diciendo:
- Definitivamente eso que te fumaste ya esta haciendo su efecto-negó divertida de su suposición.
Por primera vez el se quedo son palabras completamente hipnotizado por aquella Pioja que le habia confrontado, retado y le habia ganado.
Ella lo miro por ultima vez, con esos ojos brillantes y esa sonrisa sincera y le dio un ultimo consejo
— Nadie puede quitarte tu esencia a menos que tu la entregues
Esa noche Ramses había regresado a su casa, y le pidió a su padre que lo internara en una clínica de rehabilitación y hasta el presente no había vuelto a meterse en ese mundo oscuro, pero aun así no dejo todas sus perversiones.
Esa pioja de 11 años que recien habia recordado era Fiorella, la niña que cambio el rumbo de su vida y que la vida volvio a cruzarla en su camino.
Ramses tomo una decision importante.
La Dra. Salenky, su psiquiatra se mostro sumamente complacida al verlo de regreso.
Le invito a tomar asiento
- Dime que te ha impulsado a volver- pregunto de manera directa mostrandole empatia y se denotaba el gusto que sentia de que decidiera retomat las terapias.
Ramses gurado silencio por unos segundos y respondio:
- Una vez alguein me dijo que nadie puede robar mi esencia a menos que la entregue asi que no la entregare y hare todo lo posible por ser mejor hombre.
Para la psiquiatra no paso desapercibido el tono emotivo de su voz y por eso se atrevio a preguntar:
- Una chica Ramses- el no respondio y ella prosiguio complacida de ciertamente haber dado en el clavo- ella es importante para ti.