Capítulo 18.

Andrés.

—Apostaste en mi nombre para ganar una cita, buena jugada Pablo. Usaste la desinformación como arma ante Aurora —comentó mientras mantengo mi vista sobre la carretera —Y eso amigo mío, es algo de aplaudir y más con esa bruja.

—Vi la oportunidad y no la quise desaprovechar —responde a mi lado —apúrate que ya quiero llegar a casa, mi jefe de seguro querrá tener todo listo antes de su viaje.

Se acerca el viaje a acampar que siempre realizábamos antes de navidad y eso es algo que me emociona dado que volveré a compartir momentos con mis amigos después de años.

—Debes de tener todo listo, nos vamos el viernes a la cabaña —le informo a Pablo quien es invitado.

En total iremos 6, Falix con Camila, Aurora, Clara, Pablo y yo. Quiero que sea una oportunidad para acercarme más a ella. Se que dije que iría poco a poco pero entre más paso con ella más quiero gritar lo que siento.

—Nunca había visto a unas damas pelear de esa manera —menciona Pablo y río al recordar la escena que nos dieron y el dinero que perdí por apostar en contra de Clara, pésima decisión por cierto.

—Ni me lo digas, perdí dinero a causa de tu novia.

—No es mi novia… aún —contesta y yo ruedo los ojos.

—Como digas, jamás pensé que Clara tomaría clases de defensa personal, eso me alivia un poco al saber que se puede defender sola aunque sea un poco.

—Amigo, esas mujeres parecían bárbaras con sed de sangre —exclama Pablo y me río ante su comentario.

Dejo a Pablo en su casa y me dirijo a la mía, mañana saldré tarde debido a que adelantaremos trabajo acerca de la celebración de aniversario y el lanzamiento. Llego a casa y me sumerjo directamente en la cama después de haberme dado una ducha. A los minutos siento como me voy quedando dormido.

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Mi alarma suena dándome aviso que son las 6am y debo apurarme para llegar a la oficina, no sin antes de mandar un mensaje.

Andrés:
Buenos días, espero que tengas un bonito día ♥️.

A los minutos luego de haber salido del baño veo la respuesta que me alegra el día.

Clara:

Buenos días Andrés, igual deseo un lindo día para ti 💖.

Se que solo es un saludo, pero para mí, es la mejor manera de levantarme e ir a mi oficina.

Salgo con una sonrisa de casa, no sin antes decirle Buenos días a Martha, quien prepara mi café.

—Gracias Martha —tomo mi café y salgo en dirección a la salida.

—Cuidate mi muchacho —grita a modo de despedida.

20 minutos más tarde llego a mi oficina en donde encuentro a mi grano del trasero aunque muy eficiente asistente.

—Tengo preparado el itinerario que tendrás hoy para organizarnos mejor y dejar todo preparado —me informa apenas entro a la oficina.

—Vale —respondo con simpleza tomando mi lugar y empezando por el informe que me brindaron del viñedo sobre la producción de unas y los vinos que están en las barracas siendo preservados.

Es casi medio día cuando Pablo entra a la oficina trayendo algo en sus manos.

—Mandaron una de las botellas que estarán en el lanzamiento para que la degustes antes de la presentación y tengas en cuenta lo que has demandado anteriormente.

Veo la botella que saca de una caja de madera adornada con elementos alusivos al vino y su lanzamiento, acerca dos copas y la sirve extendiendo una hacia mi.

Me encanta el proceso de cata, momento que analizó si la calidad del vino está a la altura de las expectativas de la empresa.

La copa descansa entre mis dedos, ligera. La levantó hacia la luz y me detengo a observar: el vino revela tonos granatales profundos con destellos de rubí, y se mueve con una lentitud, dejando finas lágrimas que bajaban por el cristal como si el tiempo se deslizara lentamente.

Lo hago girar con suavidad y el aire le devuelve la voz. Acerco la copa a mi nariz. El primer aroma es una caja de fruta negra madura: moras, ciruela y cerezas dulces. Aspiro de nuevo y me envuelven notas de vainilla tibia y cacao, seguidas de un aroma a cuero viejo y tabaco húmedo, como si estuviera abriendo un libro antiguo en una biblioteca olvidada.

Llevo la copa a mis labios. El primer sorbo me recibe con frescura, una acidez delicada que despierta en mi boca. Luego llegan los taninos, suaves como terciopelo, y un calor sutil que se expande lentamente en mi pecho. El alcohol está tan bien integrado que no lo siento.

Al tragar, el vino se queda conmigo. Permanece un eco de ciruela pasa, cacao amargo y un toque mineral que me recuerda la tierra de donde nació. Cierro los ojos y dejo que ese último vestigio me acompañe como una confesión que no necesito pronunciar para entender el significado del nombre que porta este vino.

—¿Qué te parece? —pregunta Andrés al cabo de un rato.

—Justo como estaba planeado. El equilibrio de los sabores y el aroma es lo que quería obtener con este vino.

—Esto es bueno, ¿quiere decir que el tema del lanzamiento está casi terminado?

—Así es Pablo, solamente pide que cambien la tipografía del logo que no va mucho con el diseño visual —pido dejando mi copa de lado.

Así pasan mis últimos tres días, entre torres de documentos y reunión en videollamadas donde concretamos el espacio para la presentación, quedan solo un día para el viaje y siento que todo va con el tiempo que he previsto para antes del viaje.

—Bueno, yo me largo. Tengo una cita a la cual acudir —dice Pablo viendo su reloj, hago lo mismo y veo que son las 6pm.

—El tiempo se ha pasado volando —comento.

—Para ti, para mí es como una cárcel donde no dan tiempo de comer —responde Pablo —Será mejor que busques que comer, últimamente solo has sobrevivido con café.

Me conoce, sabe que cuando me sumerjo en el trabajo no suelo comer y sobrevivo con café.

—Esto haré —digo pensando en algo.