Ritorno

Capítulo 22.

Andrés.

Al volver el domingo por la tarde a casa luego de pasar el fin de semana en la cabaña con los chicos fue un poco caótico, debido al trabajo que nos esperaba al volver.

El aniversario al fin es este fin de semana y estamos terminando de concretar cada detalle para que todo salga bien en mi nombramiento esa noche.

—Toma, ya lo tengo listo —Aurora me extiende un traje negro— .Con las medidas que te tome espero que te quede bien, a menos de que no engordes de aquí al sábado.

—Buen chiste —digo poniendo a un lado el traje— ¿Que llevará Clara ese día?

—Ya verás, no comas ansias —contesta sonriendo— Mis diseños nunca decepcionan. Por cierto, dentro de poco les enviaran una invitación para que asistan a un evento.

—¿De qué se trata el evento? —Pregunto frunciendo el ceño.

—No puedo mencionar mucho aún, pero quiero que estén conmigo ese día. —comenta Aurora sonriente, ha sido como mi hermana desde que la conozco y después de mi partida fue ella quien años después me estuvo informado del estado de Clara.

—Solo espero que no sea nada raro —bromeo y observo como me fulmina con la mirada.

—No lo es, menos con Pablo ahí —menciona y se sonroja.

—No te pongas como cereza, no está cerca y es raro verte así.

—Idiota, nunca tienes algo lindo que decirme.

—No tengo culpa que seas una bruja que encanta hombres para dejarlos ilusionados —bromeo pero me arrepiento al ver cómo se levanta en busca de golpearme.

—No te doy un golpe porque tienes un aniversario dentro de poco y no haras ver horrible a mi Clara por un golpe en la cara. —me amenaza y le creo completamente.

—Si, lo que digas —digo levantándome— ¿Que has sabido del pato Lucas?

Aurora se vuelve a sentar para reír por el sobrenombre del antes mencionado.

—Ha querido hablar con Clara pero ella bloqueó sus llamadas.

—¿La ha llegado a buscar? —pregunto irritado.

—Si, pero lo ha puesto en su lugar y no permite que estén solos.

—Sabia decisión —digo apretando mis nudillos.

—Andres, no te preocupes. Clara no dejará que Lucas se le vuelva acercar, esta repudiada por lo que hizo.

—Lo sé, sé cómo es ella y eso me alivia un poco.

—Preocupate por lo tuyo con ella, al igual que Lucas tu no estás en buena posición que digamos - comenta y tiene razón.

Después de confesarle nuevamente que la amaba se sintió liberador pero al ella rechazarme siento que me condene a una vida donde no la podré tener de vuelta como yo quisiera.

—¿En qué pensabas al decirle que la amabas?

—En decirle que la amaba.

—No me refiero a eso, se asustó cuando se lo dijiste.

—No entiendo porque lo hace, le dije que nunca la deje de amar, pensé que me aceptaría de una vez por todas.

—Andres, date cuenta. Clara acaba de salir de una relación y tú ya le confesaste lo que sentías.

—Me doy cuenta de que no era el mejor momento.

—¡Hasta ahora te das cuenta! —exclama mi amiga y se por donde viene eso.

—¿Qué debería hacer?

—Dejar que ella por sí sola tomé la decisión de querer estar contigo, no la presiones. Mucho menos le insinues una relación contigo.

—¿Crees que es fácil?

—Si crees que Clara merece la pena de esperarla, tendrás que hacerlo. —puntualiza— Has lo que años anteriores hicistes, estar para ella. Debes entender que en estos momentos eres más su amigo que si futuro novio.

—Tienes razón, gracias por el consejo.

—Son 20 euros —me dice sonriendo.

—¿Es enserio? Te creí mi amiga.

—Si, lo soy. Pero tengo hambre y no ando mucho dinero, así que invitarme a comer y yo te hago un favor.

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Cuando menciono que me haría un favor, no imaginé que sería este tipo de favor.

Luego de salir de su taller nos venimos a la cafetería donde trabaja Clara y aunque estoy encantado con la idea de verla, tengo que contener las ganas que me dan de besarla cada vez que la veo.

Después de besarla esa noche me di cuenta de cuánto extrañaba sus labios y no hay cosa mejor en el mundo que probar ese par de labios sabor a fresas.

—¿Qué desean ordenar? —pregunta al acercarse y mis fosas nasales captan el aroma frutal que ella desprende.

“A ti” quisiera decirle pero me dejó contener.

—Un Espresso por favor —digo simplemente —¿A qué hora saldrás?

Pregunto para llevarla a la academia y así poder pasar más tiempo con ella.

—Hoy me quedaré hasta tarde, no tengo clases por lo tanto me quedaré a hacer extras.

—Linda yo quiero solamente un Americano helado por favor.

—Está bien.

Se va y puedo notar que está un poco más distante desde que volvimos de la cabaña.

—¿Notaste eso? —pregunto al ver que ella ya no está cerca.

—Más que tú. —me responde mi amiga— Te aconsejo que trates de arreglar el desastre que ocasionaste.

—Tú fuiste la culpable de esto.

—¿Yo?, yo no te mandé a seguirla afuera y menos que le confesaras tu amor.

—Prácticamente manipulaste la situación con tu tonto juego de la verdad y la mentira.

—¿Qué? Yo solo quería que nos divirtieramos un poco, el lanzado fuiste tú.

—Por eso, se que le hiciste esas preguntas en doble sentido —le reclamo pero veo como Clara se acerca con los pedidos.

—Aquí tienen —dice mientras pone todo sobre la mesa.

De nuevo se va sin decir una palabra y vuelvo a mi discusión con Aurora.

—Bien, este era mi favor. Ahora me largo, te quedas aquí a esperar a que salga de trabajar y la llevas a casa —inquiere levantándose y caminando hacia donde se encuentra su amiga.

Al cabo de un rato, tratando de evitar la mirada de Clara, ya no se qué más hacer en este lugar. He estado viendo hacia la ventana como si hubiera algo interesante pero la verdad es que no quiero sacar la laptop.

—¿A qué hora te irás? —pregunta la fresa al acercarse luego de un buen rato.




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