Clara.
Nuevamente me dejo sorprender por las habilidades de mi amiga, aunque ya debería de saberlo si he estado con ella a su lado durante años.
—Estas linda —comenta Valentina quien se encuentra con mamá en el sofá— Quién diría que Aurora te hace arreglarte así.
—Si no lo hago yo, nadie más lo hará —se jacta mi amiga de su trabajo.
—Cuando me vaya a casar tú serás la que diseñe mi vestido. —le pide Valentina, dentro de poco se va a casar con mi cuñado, ha hecho esperar mucho tiempo al pobre.
—¿Ya tienes fecha? —pregunta mamá emocionada.
—Para cuando se acabe el mundo al parecer —se adelanta mi hermana menor —Llevas como cien años comprometida y nada que te casas.
—Tu llevas mucho tiempo debajo de las faldas de mamá y nadie te dice nada. —responde Valentina.
—¡Clara también!
—A mi no me metan en su pelea, quiero estar tranquila antes de irme. —declaro sabiendo que mi estómago está delicado por los nervios que tengo en estos momentos.
—No exageres, es Andrés. Obvio que te va a ver bonita aún cuando uses un saco de papas —dice Valentina y me sorprende lo inmadura que está hoy.
—Me voy. —digo con Aurora lista quien es invitada igualmente.
—Nos vamos. —me secunda mi amiga.
—¡Se cuidan! —grita mamá cuando estamos en la salida.
Nos subimos al auto de Aurora y partimos hacia el salón donde se llevará a cabo el aniversario, es un trato que debo cumplir si quiero ser justa, Andrés aceptó acompañarme el día del aniversario de Verdecampo que está igual de cerca.
—¿Cómo vas con Pablo? —pregunto curiosa, he notado a mi amiga más interesada en Pablo después de la cabaña.
—Bien, hemos tenido varias citas y siento que las cosas son fáciles y divertidas cuando estoy con él.
—Es extraño verte así. —confieso contenta— Aún no puedo creer que un estadounidense te moviera el piso.
—Me encanta porque no me pone las cosas tan fáciles como siempre las tuve, me reta y eso me gusta.
—Bruja, nunca pensé escuchar algo así por parte de ti.
—Que te puedo decir… me encanta. —confiesa sonriendo mostrando sus dientes.
—No lo puedo creer. —digo riendo ante su reacción— Oye, ¿Te puedo decir algo?
—Sabes que sí. —me responde.
—El día que fuiste con Andrés a la cafetería luego de que te fuiste —me escucha atentamente mientras conduce— No se que paso, pero creo que le hice una escena de celos a Andrés al ver que una rubia quería estar con el.
—¡No!, ¿Es enserio? —ríe y solo puedo sonrojarme— Clara Bianchi haciendo una escena de celos en pleno día.
—No ayudas Aurora, no sé que pasó. Simplemente no pude contener el enojo que me dio al ver eso, tu sabes que yo nunca fui así.
—Si lo haz sido, solo que lo sabías ocultar bien. —inquiere.
—Nunca lo he estado —niego ante su afirmación.
—Talvez no recuerdes pero para una fiesta besaron a Andrés y tú no le hablaste durante cuatro días —me recuerda.
—Eso fue porque no me fue a dejar a casa.
—No lo niegues, ambas sabemos que si fue por eso.
—No.
—Sí y ya deja de negarlo, además Andrés y tú todavía no estaban en una relación.
—No lo estábamos pero eso no significa que se anduviera besando con medio pueblo.
—¡Aja! Dejaste de negarlo. —grita en el auto riendo.
—¡No! Tu me confundiste —trato de negar lo que evidentemente no se puede ocultar.
—Admítelo, tú también quieres estar con él de nuevo.
—No lo niego Aurora, quiero estar con él pero me da miedo.
—El miedo solo hace sabotearte. —dice mi amiga— No te deja avanzar a algo que quieres.
—El miedo te protege de un dolor futuro.
—¿Cómo sabes si no lo intentas?
—Ya lo hice. —le recuerdo.
—Eso está en el pasado, linda soy yo la quiere verte ser la mujer más feliz de este mundo, pero fracaso en mi misión ya que tú misma te pones una piedra para tropezar cada vez que intentas avanzar.
—Aurora, por el momento solo quiero salir de mi compromiso con Andrés y con la empresa de papá.
—Lo que tú digas. —finaliza mi amiga.
Llegamos al evento y como siempre, Tenuta Santoro nunca decepciona al hacer eventos de este tipo, al entrar al salón se percibe la elegancia que detona en cada uno de los espacios y el ambiente se siente cuidadosamente atractivo, la originalidad que la vinícola siempre ha portado en cada vino que produce se representa en este salón.
Observo como Andrés se encuentra con su padre y otras personas en una esquina hablando, cuando su mirada conecta con la mía siento que un hilo invisible tira de ambos, no se ve, pero se que se siente.
Trato de mantener mis sentimientos al margen cuando se acerca a mí sonriendo de una manera que solo él sabe hacerlo, sonrisa que me da seguridad, paz y sobre todo que grita los sentimientos que alberga por mi y de los cuales ya dijeron esa palabra que por años pensé que no sentía. Ya lo rechace y deje en claro que quiero su amistad pero se me hace difícil cuando veo la manera que se encuentra y lo bien que se ve con ese traje.
Es negro, hecho a la medida por Aurora misma que hizo mi vestido color rosa pastel, puedo notar que los detalles del traje de Andrés encajan perfectamente con mi vestido, detalles que gritan visualmente quien es la acompañante de Andrés.
—Están hermosas. —dice al acercarse.
—Lo dirás más por ella que por mi —comenta mi amiga ganándose un codazo de mi parte.
—Gracias. —respondo ante su cumplido.
—¡Oh por Dios! —chillan de la emoción— Clara, ¡No puedo creer que estás aquí¡
—Tia, es bueno verte de nuevo —saludo a la mamá de Andrés —Tienes rato de no pasar por casa.
—No quiero incomodarte, ya de por sí la presencia de mi hijo te incomoda.
—Mamá, no comiences. —pide Andrés ante el comentario de su hijo.
—No te preocupes tía, ya me volví a acostumbrar a la presencia del fantasma —bromeo para aligerar el ambiente.
#3479 en Novela romántica
#850 en Novela contemporánea
amor drama humor, amistad aventuras romances y misterios, empresa ceo
Editado: 09.09.2025