Ritorno

Capítulo 29.

Andrés.

Mía, esa palabra se repite cada vez que me permite tenerla cerca de mi. Clara no me pertenece por ser mi novia, yo le pertenezco a ella aún en el más mínimo acto puesto que ella es la única que ocupa mis pensamientos la mayor parte del tiempo, día y noche, lo primero al despertar y lo último al acostarme.

—Andres, concéntrate, —me pide Pablo susurrando al ver la sonrisa idiota que adorma mi rostro en todo el tiempo que llevo con él en reunión — Debemos acabar esto rápido si quieres salir temprano.

—Ya, no hagas drama —digo antes de que empiece con la lloradera.

—Tienes pendiente la cita con Damián en la empresa de Verdecampo —me recuerda y es algo que había pasado por alto al estar tan ocupado pensando en la chica cabello castaño y de hermosa sonrisa.

—Confirma la cita para el viernes por la tarde —pido una vez que me vuelvo a concentrar.

—Está bien, también recuerda el viaje que tienes programado para fin de mes a los viñedos.

En las próximas horas nos sumergimos en torres de papeles, videollamadas con inversionistas internacionales y nuevos contratos ya acordados, las horas se sienten ligeras cuando me paso la mayoría del tiempo leyendo y concretando citas.

—Es hora. —dice Pablo al ver su reloj—. Nos vemos mañana, tengo una cita.

Informa y se va más rápido que un rayo, me tomo mi tiempo para prepararme y salir no sin antes mandar un mensaje.

Andrés:

¿Saliste?

Clara:

Dentro de poco, no tardo.

Andrés:

Espérame ahí, iré a traerte.

Clara:

Vale cariño.

Ahora soy yo el que sale como rayo de la oficina apurado para llegar lo más rápido a ella. Conduzco lo más rápido que puedo con la emoción en el pecho al saber que la veré, no me canso de verla y creo que nunca lo haré.

Aparco el coche y salgo de él para entrar a la cafetería donde me encuentro con una mujer de cabello blanco sonriendo al lado de los chicos que están en el mostrador.

—Buenas tardes —saludo llamando la atención de los presentes.

—¡Oh! ¿Vienes por tu pedido? —inquiere el chico sonriendo haciendo referencia a la vez pasada que vine en busca de Clara.

—Si, lo mismo de siempre —guiño un ojo sonriendo de lado. El chico se marcha a la parte de atrás y me quedo solo con las dos mujeres frente a mi.

—Mucho gusto, Lorena Dupont —se presenta la mujer de cabello blanco.

—Un gusto, Andrés Santoro —extiendo mi mano para corresponder a su saludo.

—¿Eres el novio de mi Clarita?

—Si —contestó sonriendo ampliamente.

—Me da gusto saber que eres tú y no el loco que la ha venido a buscar varias veces.

Su confesión me toma por sorpresa, es algo que Clara no me ha informado.

—¿Viene seguido? —pregunto con el enojo naciendo en mi interior.

—Anteriormente si, hace unos días que ya no viene por acá, me preocupa ya que no se ve bien.

—Gracias por decirme —digo cuando Clara se acerca —Lo tomaré mucho en cuenta.

—Está bien, cuídense. Nos vemos mañana Clarita —se despide de Clara.

—Hasta mañana.

Salimos de la cafetería y tomo su mano guiándola a mi auto, entramos y tomo su cinturón para asegurarlo. Llevamos varios minutos sobre la carretera en un silencio cómodo pero la pregunta no sale de mi cabeza.

—Clara —llamo su atención — ¿Lucas se ha aparecido después del aniversario de la empresa?

Guarda silencio y sé que está considerando si decirme o no, eso es algo que me molesta.

—No te lo había mencionado para evitar problemas con él.

—¿Evitar problemas? Los busca él, al querer acercarse a ti —aprieto mis manos sobre el volante.

—Lo sé, lo he manejado bien Andrés. Se cuidarme sola.

Arrancó el auto en silencio que nos acompaña hasta llegar a su casa y me estacionó pero no le permito salir del auto, giro mi rostro hacía ella y sus ojos me cautivan una vez más.

—Permíteme cuidarte también. Confío en ti, en que se que sabes cómo cuidarte pero quiero hacerlo yo también —le digo mientras beso sus nudillos —No me ocultes este tipo de cosas solo por no darme problemas, no lo hagas cariño.

Toma mi rostro y me besa, lo hace por toda la cara provocando mi risa y quitándome el enojo que llevaba encima.

—Lo prometo, no volverá a pasar —dice mientras me sigue llenando la cara de besos.

—Gracias.

Baja del auto y se despide por última vez con un beso al aire entrando a su casa.

Lo de Lucas me sigue molestando y ese idiota está buscando que lo ponga en su lugar nuevamente. ¿Qué gana buscándola? Ella no quiere saber nada de él.

∆∆∆

Pasan dos semanas desde que me enteré de las rondas que ha estado haciendo Lucas y desde entonces he llevado a Clara a su trabajo y luego a su casa, no está en la academia por lo tanto trabaja hasta en la tarde.

Me encuentro en la cafetería esperando a que se acabe el turno de Clara para poder marcharnos, pero puedo notar las miradas de unos chicos hacia ella y la chica que está a su lado.

—¿Me puedes dar tu número? —se atreve a pedir un rubio con valentía.

—Lo siento, tengo novio —amo a mi chica.

—No te pregunté si tienes novio, te pregunté si me puedes dar tu número.

Siento como hierve mi sangre y me preparo para levantarme y acercarme hasta ahí.

—Está bien, te respondo nuevamente —contesta Clara —No quiero darte mi número.

Los demás se le ríen en la cara al rubio cuando ve que es rechazado. El chico se levanta y se acerca a ella, mis pies se mueven automáticamente hasta donde esta ella.

—Debes aprender cuando una mujer te rechaza con educación —digo tomando la cintura de Clara y pegándola a mi —Si no entiendes con simples palabras, veo que no recibiste una buena educación.

Observo como el chico tiene la cara roja del enojo y es cuando toma la poca dignidad que le queda y se marcha con sus otros amigos.




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