Rizos Y Risas

CAPÍTULO 15: EL DUELO DE ESTILOS Y LA PRUEBA DE LA LEALTAD

Eva.-La mañana comenzó con el sonido de un mensaje de texto de Nico. No era un mensaje romántico de buenos días, sino una directriz profesional: “Tu misión de hoy: encontrar el libro de mantenimiento. Si Elvira dice que el edificio se cae, el libro debe mostrar que ella no hizo las reparaciones. El plano firmado es una amenaza; nuestra única defensa es la negligencia. Te llamo a las 10:00.”

Nico, el hombre del ‘Caoba de Inversión’, había convertido mi vida en una emocionante novela de espías inmobiliarios. Sentí una punzada de emoción, la adrenalina que solo la mezcla de peligro y un potencial crush arquitectónico puede dar.

A las 10:00, Nico llamó. Le confirmé que el libro de mantenimiento, si existía, estaría en el pequeño cuartito de administración de Doña Elvira, justo al lado del quiosco de Doña Aurora, un lugar al que solo se podía acceder con una excusa muy grande.

—Necesito un Distractor de Alto Nivel, Nico. Una excusa que obligue a Doña Aurora y a la gente del quiosco a mirar hacia otro lado. Y tiene que ser una emergencia capilar.

—Yo soy tu distractor de alto nivel —dijo él, con su voz calmada—. Te enviaré una excusa legalmente creíble por correo. Pero el caos lo pones tú.

Colgué, lista para la acción. Pero la vida en “Rizos y Risas” no necesita planificación para el caos. El caos llegó por sí solo, en forma de dos clientas opuestas.

La primera era Celia, una mujer de unos cincuenta, con un bob inmaculado y un traje de tweed (demasiado parecido al de Elvira). Ella representaba el Estilo Clásico: La segunda era Ximena, veinteañera, con el pelo de colores pastel y un piercing en la nariz. Ella era el Estilo Vanguardista: el Caos.

Celia se sentó en mi silla, con un desprecio apenas disimulado por Ximena.

—Eva, necesito mi retoque de siempre. Pero hoy quiero un extra de volumen. Es para un evento de caridad. Y, por favor, pídale a la señorita que baje esa música. Es... de locos.

Ximena se acercó a Lalo, con una sonrisa desafiante.

—Lalo, hoy quiero el “Look Híbrido”. ¡Quiero un degradado que se vea punk y elegante a la vez! Y no pienso bajar la música. El reggaetón es arte, y el arte es ruido.

Y ahí estaba mi distractor. El "Duelo de Estilos". La estructura contra el caos, el reflejo perfecto de la batalla del edificio.

—Lalo, mi vida. Hoy tú vas con Ximena. Y yo voy con Celia. Y tú, Ximena, pon el reggaetón que te dé la gana. Hoy, el arte es libre.

Celia .-Yo no soporto el desorden. Y Ximena, con ese cabello de arcoíris y su música vulgar, es el epítome del desorden. Yo vengo a “Rizos y Risas” por Eva, que es la única que domina las tijeras. Pero este ambiente… me da náuseas.

Le pedí a Eva el volumen extra, no solo por el evento de caridad, sino para que mi look gritara: Yo soy la dueña de mi espacio, no el caos.

Mientras Eva me aplicaba el tinte con su precisión acostumbrada, noté que Ximena y Lalo se reían a carcajadas. Lalo estaba intentando crear un degradado con tres colores distintos. Un desastre.

—Eva —dije, bajando la voz—, ¿es que el joven no sabe que la belleza reside en la armonía, no en la explosión? El Consorcio V-7 tiene razón: esta zona necesita una reestructuración. Necesita orden.

—El orden es importante, Celia —respondió Eva, con una extraña sonrisa en los ojos—. Pero el caos es la fuente de la creatividad. El secreto es encontrar el punto medio.

Vi a Marta grabándonos con su teléfono.

—Marta, ¿puedes dejar de grabarme? Estoy en un momento de intimidad capilar.

—Lo siento, Celia. Es para mi serie de “Historias de la Comunidad: El Valor del Volumen Clásico”. Usted es un testimonio de la atemporalidad.

Sentí que Marta se burlaba de mí. La peluquería era insoportable. Necesitaba que Eva terminara rápido para irme a mi burbuja de orden.

Ximena.-¡Lalo es un crack! Y Eva es mi ídola. Me está dejando usar reggaetón a todo volumen. La señora de la silla de al lado (Celia, la Sra. Tía de Doña Elvira) se está asfixiando con mi música y con mi estilo. ¡Perfecto!

—Lalo, el azul debe ser más eléctrico. ¡Que grite que el futuro es ahora!

—¡El futuro es ahora! —gritó Lalo, emocionado. Estaba poniendo una energía increíble, mezclando el tinte con la precisión de un farmacéutico, pero con el entusiasmo de un rapero.

Mientras Lalo trabajaba, Marta se acercó, sonriendo.

—Ximena, ¿puedo grabarte y preguntarte por qué tu look es importante? Necesito pruebas de que este salón es el ancla de la juventud.

—¡Por supuesto! —respondí con una pose. —Mi pelo no es solo tinte; es un manifiesto contra la mediocridad. Es la prueba de que se puede ser seria en una reunión y tener el pelo rosa. ¡Este salón es el único lugar en el que me dejan ser yo sin pedirme un manual de instrucciones!

Eva me miró y me guiñó un ojo. Ella entendía. El caos era mi verdad. Y la verdad era lo que iba a salvar el edificio.



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En el texto hay: amistad, secretos, enredos comicos

Editado: 24.11.2025

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