Rizos Y Risas

CAPÍTULO 29: EL REGRESO DE LA TESTIGO Y EL PLANO DEL CAMUFLAJE FINAL

Eva. El silencio de la tarde era inusual. Nico y yo estábamos sentados en mi oficina (que ahora él llamaba el “Módulo de Planificación Estratégica”), revisando el diseño de los nuevos estantes de coloración. La Cooperativa estaba en paz, y nuestra vida era una dulce y organizada certeza.

—Me gusta la distribución de la luz en este diseño, arquitecto. Pero el espacio para la lectura debe ser más grande. Doña Aurora necesita más comodidad para su quiosco —dije, señalando el plano con mi dedo.

—Diseño revisado, Peluquera. Más luz, más espacio para el saber. Ahora, hablemos del Plano de Matrimonio. ¿Quieres una ceremonia clásica o una celebración caótica?

—Quiero una celebración clásica, pero con un toque de caos: que Bruno haga el café, Lalo sea el asistente de flores, y que Marta transmita la autenticidad en vivo.

Nico se inclinó y me besó. Nuestra vida era una hermosa negociación entre la cuadrícula y el rizador.

Justo cuando estábamos a punto de firmar el "Plano de la Luna de Miel" (una cabaña con buena conexión wifi para él y un lavacabezas portátil para mí), el tintineo de la puerta nos anunció una visita que no estaba en el calendario.

Era Sofía.

Había pasado casi un año desde su huida disfrazada con el “Color de Camuflaje” que yo le había dado. Entró como una sombra, con un bob más corto que el que le había cortado, y un tono marrón oscuro que le había dado una seriedad casi indescifrable. Si no fuera por la urgencia en sus ojos, no la habría reconocido.

—Eva. Necesito el refugio. Y necesito el último look —susurró, mirando alrededor del salón con una ansiedad que no era de vanidad.

—Sofía. ¡Mi cielo! Has vuelto. —La abracé, sintiendo su cuerpo tenso—. ¿Qué pasó? ¿El mundo te encontró?

—No el mundo. Solo una sombra de él. El caso terminó. El hombre que vi está en prisión. Y ahora, necesito un cierre de identidad.

La llevé a la bodega, la silla de los secretos.

—¿Y por qué el apuro?

—Porque creo que me han seguido. Vi un coche oscuro a una cuadra de aquí. Lo vi el día de mi huida, y lo volví a ver hoy. Necesito desaparecer por última vez. Necesito una identidad que sea irreversible. Y necesito irme antes de que oscurezca.

Mi corazón se aceleró. El caos había regresado, vestido de peligro.

Nico. Eva me había contado la historia de Sofía. Un secreto que había mantenido sola, para proteger el refugio. Ahora, el secreto había regresado, pidiendo ayuda estructural.

Me dirigí a la bodega, mi traje de arquitecto activado en modo “Defensa Civil.”

—Sofía, soy Nico. Soy el consultor de Eva. ¿Qué necesitas? ¿Un plan de evacuación?

—Necesito un look —dijo ella, con una seriedad que me hizo respetar su misión—. Un peinado que me haga ver tan diferente, que nadie pueda conectarme con la mujer que se fue o la que regresó. Algo que diga: “Soy nueva, y siempre he sido así.”

Eva me miró, con el brillo de la estratega en sus ojos.

—Nico, necesito el Plano de Camuflaje Final. Lo que le di antes fue un disfraz temporal. Ahora, necesito un color que cambie la percepción de su estructura ósea.

—Lo entiendo. La identidad más fuerte es la que es invisible.

Saqué mi teléfono e hice una llamada rápida a Bruno, que estaba en la cafetería.

—Bruno, necesito que pongas el "Modo Cortina de Humo". Cierra tu café. Dile a Lalo que ponga las luces más brillantes de “Rizos y Risas” en el salón, y a Marta que haga un live de un "misterio de belleza" en la puerta. Crea el caos para que nadie vea la calma.

Bruno obedeció al instante. El salón se llenó de luz cegadora y la música subió de volumen. Marta comenzó a hablar por su teléfono con un tono de conspiración.

—Listo, Sofía. El plano está en marcha. Eva hará la reestructura capilar. Yo me encargaré de la reestructura del entorno.

Sofía. El salón se transformó de refugio a escenario. El caos de la comunidad no era miedo; era protección. Sentí que toda la cuadra estaba conspirando para mi seguridad.

Eva se acercó a mí, con un par de tijeras que parecían cuchillos de plata.

—Tu base de castaño oscuro es fuerte, Sofía. Pero es muy común. Vamos a darle una identidad visual que sea única.

Me lavó el pelo, y me sentó.

—Nico me dio la clave. Él dice que el color debe cambiar la percepción de tu estructura ósea. Y eso se logra con la geometría del color.

Eva mezcló un color que era la antítesis del camuflaje: un Rojo Cobrizo intenso, profundo, vibrante, con toques de naranja.

—El rojo, Sofía, es el color que nadie espera en una mujer que quiere esconderse. Te hará parecer audaz, apasionada. Pero aquí viene el truco de la geometría: cortaremos tu cabello largo en un “Shag” texturizado, con capas cortas y flequillo. El volumen en la parte superior desviará la atención de tu rostro. Te verás más alta, más caótica y más libre.



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En el texto hay: amistad, secretos, enredos comicos

Editado: 24.11.2025

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