—Es una historia larga...—exclama mientras estamos cruzando la calle.
Yo río. —No te preocupes... tenemos mucho tiempo...—respondo. Caminar a mi casa y con una charla amena, es cool. Me agrada.
—Los sucesos que contare nos llevan a remontarnos tiempo atrás... corría el año...—hace una voz demasiado varonil. Y le acompaña con una mueca de típico señor que está contándole una historia a su hija o nietas... —Nah, es broma—ríe.
Le observo con risas. —Me sentí como cuando mi abuelo me cuenta algunas historias de su pasado...—comento mientras continuamos caminando.
Suspira. —Bien. Pues a Regina la conozco desde mi anterior bachillerato. Era una amiga de un chico con el cual yo me juntaba, ese chico de nombre Cesar fue un chico con el cual encajé muy bien. Hacíamos estupideces y en algunas peleas nos complementamos excelente...—en su mueca puedo ver que le causa alegría recordar esos momentos. —Carajo, que tiempos... de hecho le conocí en una pelea...
Yo le miro con una sonrisa, pero extrañada. —Ser un chico problemático te encanta...—le digo mientras le observo.
Guiña su ojo. —Desde siempre, nena. Nah... solo que las peleas se daban y pues tenía que entrar... admito que me gusta echar la fiesta... pero no busco tantos problemas...
—¿Tantos?—inquiero.
Izan sonríe. —Bueno... retomando la historia... Cesar y yo estábamos a las afueras del bachillerato. Unos tipos llegaron a buscar problemas, ellos eran 4... y pues, sinceramente meterse a una pelea cuando son 4, y aparte están fuertes... está de pensarla—ríe. —Pero lo mire que lo estaban rodeando lentamente y me lancé al rescate...
—Tu siempre tan lindo...—le digo con sarcasmo.
Ríe y parece contenerse decir algo, pero finalmente lo dice. —No puedes culparme, esa buena persona te salvo hoy...—contesta con una sonrisa.
Le observo. —Ya te lo agradecí...—contesto mientras le busco la mirada.
—No hacía falta, solo que no me podía guardar eso. En fin. Pues me metí a ayudar a Cesar, cabe recalcar que me regresaron por donde vine de un golpe, un tipo alto me golpeó... y fue entonces que active mi modo turbo al estilo Max steel—agrega con sarcasmo. —Regrese y me encare con el tipo, comenzamos a pelear y de pronto yo estaba peleando contra dos chicos que eran un poco más grandes que yo. Como siempre, les gane y Cesar estaba en el piso forcejeando con el tipo que era del problema. Le dije al otro chico que no nos metiéramos y dejáramos que ellos se arreglaran. No quería interrumpir una pelea de 1 contra 1–afirma mientras esperamos que el semáforo cambie y podamos continuar nuestro camino.
—Y pues Cesar ganó. Desde entonces tiene mi respeto... ya que noqueó al otro chico, y se centro con quien lo retó a la pelea. Solo que hubiera sido una pelea pareja sí solo hubiese sido 1, pero eran 4... pues ganó. Caminamos junto a casa y en el camino pasamos a una tienda para comprar bebidas y algo de comida... estábamos con heridas, pero felices de ganar. Entonces mientras estábamos sentados afuera de esa tienda, llegó una chica... era Regina. Llegó y se acercó a Cesar para saber cómo estaba—comenta con una sonrisa. —Después me miro y de su mochila saco unos paños y alcohol. Fue doloroso...—sentencia.
Le escucho con atención. —En pocas palabras... ¿por esa pelea conociste a Cesar y te volviste su amigo?—interrogo.
Asiente. —Esa pelea nos hizo hermanos—comenta victorioso. —Seguida de esa pelea hubieron como otras 5 o 6 que tuve afuera del bachillerato, obvio que todas las gane. Me retiré de esa institución con respeto y honor. Sabían quien era el jefe—se glorifica mientras caminamos.
Yo río y ruedo los ojos. —Ya vas empezar... pero me alegro que no hayas perdido ninguna. Y me alegro de que por mi culpa no te expulsaran del bachillerato... me habría sentido mal—le digo mientras estamos por llegar a una tienda y de mi mochila cartera.
El niega sin preocupación. —Aún si supiera que me expulsarían, me habría metido a defenderte. No iba dejar que ese animal te golpeara así...—responde y se detiene frente a la tienda. —¿Quieres algo? Yo invito...
Niego. —Muchas gracias por defenderme. Y no. Yo invito, creo que es lo menos que puedo hacer después de todo lo sucedido hoy—insisto mientras entramos a la tienda.
Izan ríe y me observa con ternura. —Liz. No fue un problema defenderte, ya te lo dije. Y ya me estás agradeciendo con permitirme acompañarte y charlar contigo. Estas pláticas agradables no las cambio por nada. Anda... comamos algo—avanza al pasillo de galletas.
Yo suspiro. Después de que me salvo de la arrastrada que me estaban dando... y todavía dejar que pague. Camino por el pasillo colorido y ese aroma característico de galletas, pan y algunos dulces. Él toma unas galletas "oreo" y yo unas galletas "chips".
Ambos tomamos un jugo de frutas. —¿También te gustan estas cosas?—le señalo mi jugo "splash de frutos rojos".
Encoge los hombros. —Solo lo agarre porque tú lo tomaste. Veré a qué sabe...—responde con una mueca de curiosidad.
—Te pasas... a mi me encanta. También a ti te gustará—expresó mientras caminamos a la caja. Tomo unas paletas de colores que llaman mi atención.
—Estoy seguro que será así... Oye, ahí tienen revistas que podrían interesarte...—señala y yo camino un poco hacia atrás.
—8.90 dólares...—el cajero termina de cobrar y da el total. Izan rápidamente paga con un billete y sonríe. —Tenía que jugar sucio..—hace una mueca de incomodidad.
Le miro con molestia y niego con la cabeza. —No te creí así...—le digo.
Sonríe. —Sí me crees así. Es obvio—toma las cosas y me las entrega para después recibir el cambio.
Salimos de la tienda. —Izan... por favor. No me sentiría cómoda sí tú no me aceptas el dinero—le ruego que acepte el billete mientras se lo ofrezco en su hombro.