Camino hacia Izan, evadiendo al resto de alumnos y centrándome en ese gran ramo de flores amarillas. Él solo sonríe con cada paso que doy, y después de unos segundos también se acerca a mí. Para así encontrarnos un poco alejados de la puerta.
—Hoy te quise traer un ramo de flores amarillas—exclama con una voz dulce y una sonrisa que enamora.
Las recibo. Realmente el ramo y las flores son hermosas. Es un lindo detalle que lo haya hecho hoy. Me llena el corazón de felicidad y una sensación de estómago revuelto, esa sensación de que algo vuelta dentro de mí. Cómo si yo me elevara hacia el cielo...
—Muchas gracias, Izan. Son bellísimas—exclamo mientras las sostengo con mis manos.
Él asiente. —Como tú. Flores hermosas, para una chica hermosa—guiña el ojo. —Te las quería entregar cerca del salón, pero no me quise acercar mucho al bachillerato. Ya sabes que con mi suspensión, no se como se tomen que me vean dentro de las instalaciones, ya no quiero tener que cambiarme de escuela—comenta mientras damos algunos pasos hacia el borde de la banqueta.
Yo le escucho atentamente. —Creo que tienes razón, no queremos problemas—río al mismo tiempo que me percato que la amiga de él; Regina. Está frente a nosotros, pero ella con un ramo más pequeño de flores amarillas, pareciera que Izan también le dio uno, aunque un poco más chico que el mío.
Involuntariamente sonrió, pero me detengo a pensar: ¿Por qué me siento celosa de ella? ¿Y porque me alegro de esta vez recibir algo distinto y mejor?
Divago en mi mente mientras le observo del otro lado de la calle, caminando con sus amigas.
—Liz—me saca de mis pensamientos al notar que mis ojos están clavados observando a algo o alguien del otro lado.
Sonrió y volteó con él. —Este amarillo fosforescente me encanta—continuó sonriendo y comentó, un poco confusa y con algo de miedo porque hubiese notado a que miraba.
—Eso veo...—me observa extrañado.
Yo me muevo de costado hacia él. —Puedes tomar mi iPhone de mi jean... y me podrías tomar una fotografía, quiero capturar este momento—le digo mientras espero que tome mi iPhone. Al cabo de unos segundos lo agarrar en sus manos y le pido que lo coloque hacia mi para desbloquearlo.
Me pongo de lado, resaltando las flores amarillas y yo sonriendo mientras las sostengo.
Él toma varias fotografías y rápidamente me las muestra. La segunda foto capta mi atención, pues fue tomada en modo retrato... y quedó perfecta. Con los estudiantes y otras personas transitando de fondo...
Me entrega mi iPhone. —¿Y como estuvo tu día de clases?—me pregunta mientras caminamos.
Suspiro. —¿Estimulante?—respondo con risa. —Pues bien. Fue agradable, aunque ya sabes... el chisme de mi madre y comentarios de siguen haciendo presentes. Una compañera es muy insoportable con ese tema...—ruedo los ojos mientras niego con la cabeza.
Él se acerca para acomodar mi mechón de cabello, ya que ve que tengo las dos manos ocupadas sosteniendo el gran ramo. —No deberías añadir esas preocupaciones a tu mente. Céntrate en ti, Liz. No debes tomar importancia de lo que digan las otras personas, solo eres tú—comenta mientras está a mi lado.
Asiento. —Exacto, ese es el punto. Solo soy yo, yo sola contra el mundo... mi padre quiere irse, mis hermanos quizás se vayan...—respondo con una mueca de tristeza y mientras imagino como será mi vida los próximos días.
—Por suerte dios te ha bendecido, con este chico que te apoya y es un excelente amigo—se cruza de brazos y alza un poco su cabeza.
Yo sonrío y le sigo el juego.—Tienes razón... debo agradecer porque tengo a mi lado al chico más perfecto de este mundo, un desendiente de dioses griegos... cuya inteligencia opaca la de todos los maestros y alumnos juntos...—le digo para alzarlos aún más en su pedestal.
Asiente. —Creo que exageraste un poco, aunque quien sabe...—guiña el ojo.
...
Por unos momentos todo pareciera normal en casa. Cómo sí nunca nada hubiese sucedido. Yo estoy preparando la comida para que todos vengan a comer, Kevin ayudándome en la cocina, aunque en ratos, porque de pronto se pierde y está observando sus programas en la TV de la sala. Oliver en su habitación, jugando en línea o leyendo, como siempre, encerrado jaja. Mis padre apunto de llegar o en su habitación. Y mis abuelos en casa o llegando de visitar a alguien de la familia o simplemente de algún lugar al que fueron.
Algunas veces yo le ayudaba a mamá a preparar la comida, aunque casi siempre era yo quien hacía la comida, ya que mi padre y mi madre trabajaban y yo era quien llegaba temprano.
—¡La comida está lista!—gritó desde la cocina para que mi familia baje a comer.
Kevin corre desde la sala y llega para colocarse a mi lado. —Lo siento. Estaba mirando algo en la TV...—comenta con una sonrisa nerviosa.
Yo río. —No noté tu ausencia—respondo con broma mientras observo que Oliver llega.
—Creo que hoy si tengo hambre—exclama mientras se acerca con una sonrisa.
Le observo. —Solo porque preparé pechuga con queso Filadelfia, papa al horno y arroz, bajaste pronto—le respondo entre risas mientras me coloco los guantes para abrir el horno y sacar la papa y la pechuga.
Oliver ríe. —Lo he estado saboreando toda la tarde... iba invitar a una amiga para que se deleitara con tu sabor, pero al final no le comenté—me comenta mientras toma una bolsa de panes que compré, para acompañar la comida.
Me sorprende escuchar que quería invitar a una amiga, y más aún, verle feliz al hacer el comentario. —¿Una amiga? Vaya... la hubieses invitado—respondo mientras tomo las papas.
—¡Oliver ya tiene novia!—grita Kevin mientras sostiene una jarra con te.