Romance de otoño

Capítulo 14 ~ Un amargo amanecer.

Ella cierra los ojos antes de hablar, pero los abre para mirarme fijamente. —Ese hombre al cual odias... es tu padre. También lo es de Oliver—sentencia.

Le observo y por unos segundos me desconecto de la realidad. Es como si un gran vacío, una explosión, se originara dentro de mí y succionara hacia un hoyo negro.

De inmediato me niego. —No, mamá. Por favor, no intentes confundirme así para convencerme que vaya contigo... es imposible. ¡No!—alzó la voz mientras llevó las manos a lo cabello y recargó mis codos sobre mis piernas para observar al suelo. —No puede ser...—agregó con tristeza.

—Liz...—me toca mi hombro.

Le aparto su mano. —No me toques, por favor...

Ella toma su bolso y su smartphone. —Está es una hoja de documentación tuya, cuando naciste, después le cambié el nombre. Me encargué de borrar todo rastro de él—muestra una fotografía en la pantalla, donde hace acercamiento al área del nombre de mi padre.

Le veo incrédula y tomo su dispositivo para visualizar a detalle. —Es que no tiene lógica...—continuó negándome.

—Liz. Él se fue en el primer mes de tu nacimiento. Oliver era un bebé aún, no recordaba nada. Me dejó y dejé que él se fuera, me dejó sola. Mis padres me ayudaron para continuar avanzando en mi carrera universitaria, no era fácil... en esos meses conocí a tu padre, ya nos habíamos conocido antes, pero esta vez yo ya estaba soltera y él fue un amor desde el principio. No objeto para hacerse cargo de nadie... y para antes de que cumplieras un año me casé con él. Fabricamos de inmediato recuerdos para que las memorias de ti y Oli, no recordarán a Alan. Yo quería que fuera así...—me explica con una voz llena de pena.

Le entrego su smarphone. —Él nos abandonó... así nada más...—observó al horizonte mientras mis ojos se cristalizan e intentó controlar el tono de mi voz.

Mamá suspira. —Sí, se fue así nada más. Tu padre se mudó conmigo, mis padres siempre le quisieron y apoyaron, eso sí lo sabes bien. Después logramos escalar y tuvimos casa para mudarnos... el resto es historia—acentúa.

Volteó a verle y ella se percata de mis ojos humedecidos. —¿Y cómo volviste con él? O sea... eran pocas veces cuando le mirabas, porque era tu gerente—inquiero.

—Ay, nena—con su dedo intenta secar mis lágrimas. —Cuando me enteré que él era mi gerente y quien movía hilos en el banco, me tuve que aguantar... pues había luchado tanto por llegar allí, y no quería desperdiciar eso. Su puesto sería el mío, evitaba tener el mínimo contacto con él... pero—se quiebra un poco su voz. —Volvimos a tener mucha comunicación y se fue dando los momentos, el pasado entre nosotros revivió y...—me observa y no comenta nada más.

Niego con decepción. —Y le fallaste a la persona que te apoyo cuando a quien amabas te dejo. Eso sucedió—complementó mientras sonrió e intentó evitar llorar.

Ella me mira con enojo. —No le debo nada. Me ayudó, sí. Pero yo también lo hice en el futuro, los dos cooperamos. Las cosas ya no funcionaron recientemente y esto pasa cuando las parejas ya no se aman... es normal—responde con una voz seria.

Sonrió levemente. —Tenías al menos un año ya entablando conversaciones y quizás encuentros con tu novio...—ella me interrumpe.

—Es tu padre, así que puedes decirle así—corrige.

Niego. —No le voy a llamar así—contestó. —Ya tenías meses o un año mirándolo a escondidas, hasta que te expusieron y nos avergonzaste a todos... eso es lo que pasa cuando andas de piruja con un hombre casa...—me da cachetada.

Siento mi mejilla hirviendo.

Me señala con su dedo. —No me vuelvas a faltar así al respeto, Liz. Soy tu madre—expresa con molestia.

Me masajeó mi mejilla. —Tu sola te faltas al respeto y le fallas a quien te ama y lo da todo por ti—contestó. —¿Qué tiene él para que hayas vuelto después de lo que pasó?—le interrogó.

Se exalta—¡Estábamos por tocar fondo con nuestras deudas!—Grita con desesperación. Me toma de mi mano. —Liz, él tiene dinero. Créeme... el suficiente para lograr saldar mis deudas y acabar con mis problemas... es mi salida, también puede ser la tuya si decides venir—resuelve mi duda.

Le veo con molestia. —¿En serio? ¿Solo regresaste con él por eso? Después que nos abandonó?... nosotros lo teníamos todo, mamá...

Me observa confundida y un poco molesta. —¿Todo? ¡Estábamos con las deudas hasta el cuello! Préstamos... pagos de medicamentos y clínicas, el último año en el tema de salud nos fue de la mierda. Pagando viajes... autos, todo lo que ustedes querían nos tenía hasta el cuello. Teníamos que mantener una vida, y solo sacábamos de un lado dinero, para salvar el otro lado. Así fue el último año... si me hubiese quedado con tu padre, lo hubiéramos perdido todo... con Alan tengo una vida estable y mucho más feliz, aparte que pondré una propiedad a mi nombre—exclama victoriosa.

Solo le escucho y me decepcionó aún más.

Si hace un año me hubiesen dicho que tendría una charla como esta, con mi madre. Jamás lo hubiera creído. Cómo cambiaría nuestras vidas tan radicalmente.

Niego con la cabeza. —Pues es tu decisión, mamá. Irte con esa persona...

—Liz, no quería que te enteraras de esta forma. Pero debía decírtelo de una u otra forma. Te volveré a preguntar, y piénsalo bien: ¿Quieres irte conmigo? No de viaje, pero podemos irnos a otra ciudad, a donde tú quieras. Nadie nos reconocerá, viviremos como una familia común... y si quieres que él no esté en casa y necesitas tiempo, puedo concederte eso, lo haré por ti—me ve con ternura mientras toma una de mis manos y luego acaricia mi mejilla.

Me aparto y me pongo de pie. —No iré.

Su rostro de ternura cambia a molestia. —¿Te quedarás sola? No queremos dejarte, él quiere llevarte con nosotros, tú vas a ser su consentida, mi amor—me insiste.




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