Lunes 9 de octubre 2023
Abro la puerta de mi hogar y como ya es costumbre, me recibe mi hermano pequeño. Corriendo hacia mí y saltando para abrazarme. Le doy un beso en su mejilla. —Hola, pequeño...—le digo mientras lo estoy cargando.
Sonríe. —¡Liz! Que bueno que volviste, tengo mucha hambre—comenta para que yo prepare algo. No esperaba que Oliver lo haga, casi no suele cocinarle a mi hermano pequeño.
Además que Kevin varias veces le ha dicho que no le gusta su comida, así que Oliver ni siquiera se molesta en preguntarle si quiere comer.
Le bajo de mis brazos. —Cada vez estás más pesado...—sonrió. —¿Qué quieres que te prepare?—le pregunto mientras camino a la cocina.
Se ve indeciso. —¡Ya sé!—grita y se ve nota muy entusiasmado.
Volteó y le miró con una sonrisa. —Me asustaste—estoy atenta a lo que dirá.
—Calabaza con salsa de tomate y queso... también arroz y panecitos de los que haces... no sé cómo se llaman, pero sé que les pones mantequilla—dice mientras me sigue e intenta descubrir esa comida.
Rio. —Corto un pan y le pongo mantequilla para después meterlo al horno—le digo. —Pero sí, prepararé eso para que podamos charlar mientras comemos—aprieto su mejilla. —Ve a darte una ducha mientras preparo la comida—agregó para poder iniciar en la preparación.
Su alegría y entusiasmo desaparecen. —¿Charlar de qué?—inquiere.
Le miro y sonrío. —De unas cosas, corazón. Ve y me apresuraré para preparar nuestra comida—respondo.
De inmediato camino al refrigerador y tomo varias calabazas, puré de tomate preparado y queso. Saco una sartén y enciendo la estufa, mientras empiezo a cortar en rodajas las calabazas. En cuestión de minutos la sartén está lista y vierto un poco de aceite para después esperar el momento de poner las calabazas y seguido de las mismas, puré de tomate para finalizar con el queso y que se derrita mientras lo cubro.
En otra cazuela preparo arroz blanca con un toque de mantequilla. Rápidamente echo agua y seguido el arroz mientras le doy unos toques de mantequilla. Al finalizar y mientras aún se calienta, tomo un baguette y lo corto, para darle un toque con ajo y mantequilla y meterlo al horno.
Llevo mis manos a mi cintura mientras observo lo que hice. —Creo que esto no se me da tan mal—levanto un poco mis cejas al mismo tiempo que aparece detrás mío Oliver.
—Veo que has estado ocupada—observa las sartenes y el horno encendido. Aunque también es evidente que el aroma le llegó hasta su habitación.
Asiento. —Hice comida, cuando esté lista, ¿quieres que te sirva?—pregunto.
—Huele delicioso. Sí, sí quiero...—responde y sonríe para después retirarse.
Volteó y tomó mi iPhone para navegar un poco por redes sociales y ver de qué me he perdido. Apenas ingresó y en uno de los grupos alguien habló del tema de mi madre. Apago la pantalla y observo a la estufa. —Creo que leeré chismes después—murmuró mientras me acerco y comienzo a revisar la comida. En efecto, los alimentos ya están y poco a poco comienzo a servir en los platos mientras mi hermano más pequeño llega y corre para poner platos y vasos, junto con sus cubiertos.
Con las sartenes comienzo a servir las porciones mientras enciendo por completo las luces del comedor. El ambiente es tranquilo y ameno, pero tengo que hablar con mi hermano y esto no acabará muy feliz.
Una vez que he servido, le llamo a Oliver para que baje a comer.
Tomo asiento frente a Kevin. Se ve muy feliz.
—Te ves más limpio y hueles mejor—comentó mientras le veo puesta su pijama.
Ríe. —Está comida me gusta mucho...—comienza a degustar.
—Disfrútalo, corazón—respondo.
Él comienza a hablar de su escuela. Sobre una exposición que harán, quiere que le ayude con unos temas, yo asiento.
Yo le hablo de cómo es mi vida en bachillerato, y lo similar que es a veces. Le recalco lo mucho que extraño la secundaria, a algunas amigas y amigos, momento que no vuelven. Lo hago para que disfrute su vida, y los momentos. Aún le falta un tiempo para que entre a secundaria, pero solo quiero qué disfrute esa etapa.
Bebo un poco de agua de arroz, mientras le veo que finaliza. Estoy a punto de iniciar u abrir el tema de conversación principal, pero me pide más comida y no quiero interrumpir su buen momento.
Oliver nos escucha mientras está sentado observando. —Rayos, esto me recuerda cuando en secundaria me caí de la silla y dos de mi salón se rieron, me puse rojo cuando los demás se unieron a eso—comenta mientras termina de comer.
Kevin ríe al escucharle. Continúa contando otras anécdotas mientras continuamos comiendo. —También una vez que debía exponer, no estudié. Así que todo lo inventé a media clase. Al finalizar me sentí muy triunfal... caminando de nuevo a mi asiento victorioso por sobre salir, según yo. Solo para enterarme al sentarme, de que la maestra dijo: Oliver, tu exposición estuvo excelente, con muchos datos... sería información relevante, si tan solo te hubiese tocado los temas que hablaste... así que estás reprobado—suelta la carcajada. —Esa vez tuve que hacer hasta lo imposible por cambiar mi calificación... carajo, que buenos tiempos...—comenta mientras nos ve a Kevin y a mí.
Kevin ríe y le continúa escuchando mientras él sigue contando anécdotas. Hasta que terminamos de comer y mi hermano mayor parece entender que habrá una charla con mi hermano pequeño. Así que se retira.
Hacía tiempo que no convivía tan bien con Kevin, creo que esa charla que tuvo con mi padre realmente ayudó a nuestro núcleo familiar, solo que sería de más ayuda si nada en esta casa se fragmentara, como está a punto de pasar.
Llegó los platos al fregadero y tomó un paquete de oreo de vainilla. Las coloco en las mesa. —¿Qué tal te pareció la comida, la chef hizo un buen trabajo?—le preguntó mientras muerdo una galleta.