El timbre de mi puerta principal se hace escuchar en toda la casa. Me dirijo y camino hacia la misma.
Apenas la abro y el rostro de un chico se deja ver, es Uriel. Está inclinado hacia un costado para que sea lo primero que vea. —Llegaron...—expresó con emoción y terminó de abrir la puerta, para también dejar ver a Melissa y Alejandra. Mi mejor amigo se acerca para abrazarme. —Como en los viejos tiempos—expresa en mi oído.
Melissa carraspea su garganta. —Ehm... aquí estamos nosotras. También venimos nosotras—sonríe mientras está de pie junto a Alejandra, que también está sonriendo.
Yo suelto la carcajada. —Ya les miré... no estoy ciega—les respondo cuando me aparto de Uriel.
Mi mejor amigo camina y pasa dentro de la casa. —Hola, loca—exclama al ver a Camila.
—Hola, chicas. Gracias por venir—les agradezco y abrazos a ambas.
—Nadie podía faltar a la última pijamada—exclama Alejandra mientras aún estamos entrelazadas las 3.
Camila sonríe cuando se acerca a nosotras. —Uhm... un trío—bromea después de que nos apartamos y continuamos.
—Tengo mucha hambre...—dice Uriel cuajando esta en la cocina. —¿Qué vamos a comer?... porque veo que están cocinando algo... solo espero que no lo haya preparado, Camila—comienza a reír un poco mientras le observa de reojo.
Camila sonríe. —Como si tú supieras cocinar, estúpido—le ataca. —Mi comida es mejor que la tuya, y además; puedes elegir no comer. Solo es pasta...—agrega mientras camina a la cocina junto a él.
Yo sonrío. —Es que encargaremos pizza y panes de ajo—veo a las chicas. —También hicimos gelatina de vainilla y un pastel de vainilla con queso crema—añado mientras Ale y Meli pasan también a la cocina.
Uriel se sorprende un poco. —¿Se inspiraron o qué?—inquiere con una sonrisa al mismo momento que abre el refrigerador.
Alejandra se acerca a la pasta. —Déjame adivinar... la pasta Alfredo fue idea tuya...—voltea mientras sostiene la tapa.
Asiento.
—Huele delicioso—agrega Ale después de colocar la tapa.
Melissa sonríe. —Son buenas chefs—dice mientras coloca su mochila en donde lleva la ropa sobre una de las sillas de la mesa. Yo les indico la habitación en donde ella y Alejandra dormirán.
Mientras Camila está en llamada con el chico de la pizzería, yo les indico a Uriel y las chicas donde pueden colocar sus cosas, aunque solo será un día, se prepararon como si se fueran de campamento o si estuvieran de excursión.
—Vaya, últimos días en esta casa—dice Melissa mientras estamos en la habitación de invitados.
Yo sonrío. —No puedo asegurar que durante la noche no se aparezca de pronto en su habitación—comentó para asustarlas.
Ambas ríen. —Sí, claro. Ya me hice pis del miedo—contesta Melissa antes de que yo salga.
Caminamos al pasillo. —¿Y yo donde dormiré?—interroga mi mejor amigo.
Volteó a verle con una sonrisa, dándole el beneficio de la duda por algunos segundos. —Tu dormirás en el baño—respondo mientras caminamos hacia mi habitación.
Él me ve haciendo un puchero mientras ingresamos a mi habitación. —No quiero que me a mitad de la noche Camila me aviente agua y así me despierte—exclama.
Yo comienzo a reír mientras me siento sobre mi cama y le veo. La habitación de mis hermanos están disponible, la de mi hermano pequeño obviamente no cabes ahí... y la de Oliver ya la ocupó Camila, ella quiso dormir ahí, es una cama individual—hago una mueca de meh.
Él me escucha. —¿Y eso en donde me deja a mí?—inquiere, levanta sus cejas y exhala aire.
Alejandra se asoma a nuestra habitación antes de bajar al primer piso, se apoya con su mano sobre el marco de la puerta y nos ve. —Te vamos a mandar a la sala—bromea antes de irse.
Yo suelto la carcajada. —No sé si quepas con Camila—levantó mis hombros.
Él me mira sin gracia. —¿Por qué todos me tratan mal?—baja su mirada.
Yo le miro y me hace gracia. —No empieces con tus dramas... no tengo suficientes cobijas para que duermas en el suelo, y no sé si quieras dormir en la habitación que era de mis padres, aunque todo sigue ahí—le digo mientras me recargo sobre mi brazo que colocó sobre la cama.
Se muestra negativo. —No quiero dormir ahí, creo que prefiero el suelo... ya qué... supongo que es el precio a pagar por ser un excelente mejor amigo—ve al horizonte con una mirada apagada.
Ruedo mis ojos y suspiro. —Dormirás conmigo, ya deja de llorar... mi cama no es individual, así que cabes perfectamente—me pongo de pie y señalo a la misma.
Él sonríe. —Solamente que Izan jamás se entere, no quiero que me golpee—bromea.
Yo rio. —Ya cállate o te mando a la sala—le advierto mientras camino delante suyo para llegar al pasillo. —Vamos...—le llamo para que bajemos con las chicas.
Camila pasa directo a la sala y coloca unos vasos y refrescos y jugos de frutas. —Ya encargué pizzas... así que vienen en camino—informa mientras Melissa observa la pantalla y ve el catálogo que hay en las apps de películas.
Alejandra está en la cocina observando el pastel en el horno. —No sé si se podría decir que es una pijamada, pues se debe involucrar pijamada y cobijas, para darle un toque más de "pijamada"—expresa mientras recarga sobre la barra que tenemos en la cocina.
Yo sonrío. —Hace algo de frío, y de hecho sí, me iré a poner pijama para cumplir con tus santos lineamientos—agregó mientras dejo dinero sobre le mesa de mármol que tenemos cerca de la puerta principal. —Aquí está el dinero para las pizzas y propina... me iré a cambiar y ahorita bajo, decídanse por una película para iniciar—volteó a verles mientras veo que Camila está observando el catálogo de TV al igual que Melissa que tiene el control.