Levanta sus hombros y se acerca a mí. —Entonces nada nos impide hacer esto...—besa mis labios con dulzura y mientras coloca sus manos en mis hombros. Lentamente desliza sus dedos hasta introducirlos dentro de mi pijama, siento la yemas de los dedos rozar y apretar mi pezon. Eso me hace saltar hacia atrás, y caer al suelo.
Él se asoma de inmediato. —¿Estás bien?—pregunta.
Niego con la cabeza mientras masajeo mi cabeza. —Izan... es que yo no quiero tener nada, es que no sé. Tú y yo somos mejores amigos... tenemos mucho tiempo conociéndonos... sería extraño—susurro, mientras volteo a la puerta, no quiero que nadie se haya enterado de mi golpe y vengan para encontrarnos.
Él sonríe y yo me asusto al mismo tiempo que algo roza mi pierna. Bajo mi mirada, pero no puedo ver nada, doy unos paso hacia adelante para tomar mi iPhone, encender la linterna y la apuntó hacia Izan. —No puede ser...—quedo boquiabierta al ver que ya no trae su pijama, solo su boxer, y lo que me rozo fue su miembro, está tan duro como un metal, casi como un asta...
Él ríe. —Es lo que me provocas...—me ve con malicia. —¿Vas a dejarme todo alborotado?—hace una pose sexy.
Admito que jamás, jamás... me cruzo por mi mente imágenes sobre su miembro, nunca... no era algo que mi mente generara o pensara en "como lo tendrá". Realmente estoy sorprendida, y esta es una situación incómoda... demasiado.
No puedo evitar reírme. —Mírate... jamás creí verte así, que te comportaras... de ese modo. Estás demasiado... alterado—atinó a decir mientras sigo murmurando.
Él se acerca a mí. —Otros mejores amigos tienen algo casual, y queda así... puede quedar en esta habitación, como un secreto—intenta convencerme.
Yo sonrío. —Pero esta es mi habitación...
Levanta sus hombros. —Vamos a otra...—sonríe.
Me hace reír. —Uriel... es qué...—bajo mi lámpara y al mismo tiempo lleva su dedo a mi boca. —Te prometo que no te arrepentirás. Prometo ser lindo... lo más lindo que tendrás en la vida, además; te hace falta...—susurra mientras se acerca a mí.
Es cierto que aún no tengo una relación con Izan, pero siento que no es correcto, o quizás estoy muy confundida.
Él asiente mientras toma mi muñeca y baja mi iPhone para que la linterna ilumine hacia en suelo. —¿Es por Izan?... Porqué si no tienes nada con él, ¿te culpas? Solo lo haremos una vez—mueve su cabeza un poco y levanta sus manos. —Nadie se dará cuenta y guardaremos el secreto—explica mientras está cerca de mis labios. —Tu rostro todo perfecto.... Y esos labios carnosos, tu silueta... Eres la perfección—desliza sus dedos por mi cabello.
Definitivamente no conocía esta personalidad en él. Y realmente llevo sin sexo un buen tiempo... demasiado, diría yo.
Bajo mi mirada y cierro los ojos. Tragando saliva. Él con sus dedos levanta mi mentón. —Hagámoslo, Liz... todos los mejores amigos lo hacen una vez, y guardaremos el secreto; ni eres nada de él, así que no te sientas mal...—acentúa y me presiona.
El deseo que crece poco a poco me hace caer en sus brazos. —Pero se quedará entre nosotros, cariño—beso su labios.
Su expresión de inmediato es de felicidad, no puede contenerse. Yo llevo mi mano hacia la parte de su boxer, jugando un poco por encima de su ropa, provocándole y haciendo que jadee un poco mientras me observa y lentamente desliza mi pijama hacia abajo... dejando mis pechos al aire libre. Él lleva sus manos y juega un poco con mis pezones, para después apartarse de mi boca y depositar beso tras beso sobre mi boca, mejilla, bajando por mi cuello hasta lentamente llegar a mis pezones, apretar con sus dientes y presionar mientras yo aún continúo jugando con su miembro, realmente está muy duro.
Tiro de su bóxer y lo bajo por completo. Él baja mi pijama y con ello mi calzón, dejándome expuesta. Nunca había estado desnuda frente a mi mejor amigo.
Él me intenta observar entre la oscuridad. Toma mi iPhone y enciende la linterna en la tonalidad más baja...
Yo sonrío y me sonrojo un poco. —Te ves bien...—le digo mientras veo como luz deja un poco su cuerpo, obviamente lo que más llama la atención es su enorme erección.
Camino lenta te hacia la puerta y coloco el seguro, después de eso él me espera en la cama, sonriendo y bastante emocionado.
—No vayas a gritar... no quiero que las chicas escuchen—le digo mientras lentamente camino sobre la cama y desciendo al nivel de cintura, me hinco y hago flexión un poco al frente.
Con mi mano derecha tomó su pene y con mi otra mano juego un poco con sus testículos. Mientras le veo que está observándome, con placer y satisfacción.
Lentamente subo la intensidad en la que le doy su masaje, aplicando mayor magnitud mientras veo que él en entre cierra sus ojos y se pierde un poco.
Aprieto un poco sus testículos y subo la intensidad con mi mano, haciéndole que se generen olas de placer dentro de él. Me acerco un poco a su miembro, con mis labios lo acaricio, pero aún sin llevarlo a mi boca, quiero que desespere por unos segundos... dejo caer un poco de saliva sobre el glande, además que de por sí comenzaba a humedecerse, poco a poco mi saliva cae. Sin desviar mi vista acomodó el iPhone y la linterna que hay en la parte trasera.
Una vez que me aseguro que está humedecido, con mi dedo índice lo llevo lentamente y juego al rededor de su glande. Movimientos circulares que cada ves se acercan más a la zona de mas placer... solo veo su rostro como intenta contenerse de gritar, pero si logro escuchar como jadea y se contiene, entre risas, bocados de aire y expresiones un poco extrañas, disfruta de este momento.
Finalmente la yema de mi dedo llega al glande, con movimientos en óvalo y presionando con algo de delicadeza, volteo a verle con una mirada coqueta, y solo puedo observar como se mueve y aprieta un poco las cobijas con sus manos, como si no pudiera contenerse.