Comienza a cantar "Las mañanitas" mientras toca su guitarra con una preciosura inmensa. Sus labios se mueven levántame y las palabras que salen de su boca son hermosas.
Coloco mi mentón sobre la palma de mi mano mientras le observo cantarme, estoy hipnotizada por su canto, la letra y que esté afuera de mi casa, a las 12 AM tocando la canción.
—Feliz cumpleaños querida Liz... feliz cumpleaños a ti—termina de entonar la canción y veo que entre unos arbustos en mi jardín, sale Camila con una sonrisa y sosteniendo una caja color rosa.
Él suspira cuando baja su guitarra y se acerca a mí. Yo por el momento, la melancolía y tristeza, estoy entre lágrimas. No puedo hablar, solo de mis labios sale un —Muchas gracias—con una voz rota.
Izan sonríe y se acerca para abrazarme. —Ha sido todo un placer—me aprieta fuerte mientras lo único que nos divide es la pared que está a la altura de mi ombligo, la ventana abierta me permite abrazarle. —Feliz cumpleaños, Liz. Te quiero mucho—besa mi frente y se aparta un poco. —Apuesto que no esperas que yo estuviera aquí, ¿cierto?—me lanza una mirada segura.
Me limpio las lágrimas. —No me cruzo por mi mente...—comienzo a reír.
Mi mejor amiga está a su lado observándome y sosteniendo la caja. —Bueno... ¿nos dejarás pasar a celebrar tu cumpleaños o no?—inquiere con una voz cansada.
De inmediato saltó de mi habitación y me apresuró para abrir la puerta. De inmediato me encuentro con Camila sonriendo, pero esta vez ya no sosteniendo la caja, en su lugar tiene dos bolsas de regalo. Extiende sus manos por unos segundos y después salta hacia mí. —¡Feliz cumpleaños!—me abraza mientras nos balanceamos de un lado a otro.
Yo sonrío y entre lágrimas cierro mis ojos. Realmente la sorpresa de este momento vale oro. En medio de mi laguna y mis recuerdos del pasado, mi familia lejos, creyendo que izan estaba lejos... y todo cambió en cuestión de minutos. La vida cambia así de rápido.
Cami me limpia una de mis lágrimas. —Ay, no llores—desliza su brazo sobre mi cuello y hace un ademán hacia Izan. —Espero que te haya gustado la serenata que te traje. Pagué mucho dinero para que ese flaco con algo de músculos...—con su mano hace una señal "más o menos". —Se esforzará y cantará... admito que hasta yo dudé, pero me gustó—intenta contenerse su risa después de cambiar un poco su tono de voz
Él le lanza una mirada incrédula. —¿De qué hablan? Parece que soy hijo de Michael Jackson—levanta sus manos después de colocar las bolsas de regalo en la mesa.
Cami comienza a reír. —Sí... lo admito eso estuvo bueno—afirma. —Ahora sí...—camina hacia la caja de color rosa, lentamente levanta y muestra el contenido, un pastel de 3 leches. Con mi nombre y unas velas. —Se suponía que encenderíamos las velas mientras te cantaba... pero me olvidé del encendedor y aquí mi amiguito Izan, no sabe cómo hacer fuego—le mira con decepción. —Fracasaste como hombre—bromea y después comienza a reír.
Izan ríe mientras trae un encendedor de la cocina y enciende las velas. —Ya calla a esa loca o saldré corriendo—me comenta mientras sonríe y preparé su dispositivo para tomar una fotografía.
Mi mejor amiga le mira y sonríe. —Llorón...—se burla. —Bueno... esta vez tú tocarás la guitarra y yo cantaré. Te daré unas clases de canto, mi pequeño padawan—carraspea su garganta mientras las velas están encendidas e Izan empieza a tocar su instrumento.
Veo la mini llamarada que emerge de los números 18, poco a poco comienza a derretirse la parte de arriba antes de que yo sople, dando el mensaje que mis 17 se han ido para siempre.
Escuchando la voz angelical de Camila, sonrió y escuchó con atención antes de soplar y esparcir ese fuego, para dar inicio este nuevo año.
—La luna ya se metió...—sonríe victoriosa y llevándose sus manos a su mentón. —Me esforcé... y sí—voltea a mirar a Izan. —Lo hiciste bien—ríe cuando él niega con su cabeza se contagia de su risa, baja su guitarra y se prepara para tomarme una fotografía.
—Se lucieron ambos. Muchas gracias—agradezco cuando me acerco al pastel y sopló, mientras que cierro los ojos y pienso ~Deseo que todo mejore y también miles de momentos como este~
Ella aplaude. —Bravo... ahora sí puedo empezar. —¡Queremos pastel!—grita para después calmarse. —Está bien, está bien. Ya le bajó a mi locura... pero en serio, sí quiero probar el pastel—añade cuando se acerca a la mesa.
Izan se ofrece a ir por los platos, cuchillo cucharas. Camila me muestra la fotografía que me tomó. —Muchas gracias por esto, Cami. En serio... no tienes una idea de cuánto lo agradezco—expreso y nuevamente se me quiere escapar una lágrima.
Coloca su mano en la mía. —Eres mi mejor amiga, así que me encantó hacerlo—responde. —Las otras perras querían venir... pero no se pudo concretar—levanta sus hombros y yo rio después de la forma en cómo se refiere de forma cariñosa a mis amigas.
Nuestro acompañante vuelve con un cuchillo reluciente. —Queremos pastel...—parece querer comenzar a cantar cuando coloca lo necesario sobre la mesa.
Le sonrió con la mirada. Tomo el cuchillo de su mano y comienzo a partir en rebanadas una parte del pastel. Ambos me observan con cariño mientras entrego sus platos. No tardo mucho en servir. —Lo bueno que podré servirle a las chicas, el pastel está grande. Muchas gracias—expresó antes de llevar tomar el primer bocado.
Ella sonríe y prueba la rebanada de pastel. —Y falta lo mejor. Los regalos—contesta con comida en la boca, solo tapándose con su mano, pero ya sé que es característico de ella.
Realmente estoy ansiosa por eso. Son dos bolsas de regalos, el papel que cubre el interior no me permitió ni siquiera saber que podía ser.
Con el tenedor señaló el pastel de saborearlo en mi boca. La textura cremosa es extremada deliciosa, sí, sabe excelente. —No se quien hizo este pastel... pero es perfecto—les veo a ambos con suma seguridad. Dejó mis ojos en blanco después de llevarme volver a llevarlo a mi bocas —El relleno de vainilla. El baño de chocolate que le dieron... es la perfección—destacó mientras veo que ambos me sonríen y dan la razón.