La sonrisa en mi rostro es obvia. Mi felicidad se desborda y es evidente en mi caminar. Ese chico me envuelve mi cuello y me apega a él. Izan.
Camila y Melissa van junto a nosotros caminando. Algunas miradas se clavan en nosotros, muchos ni disimulan. Seguro piensan: ¿En serio, él anda con la chica que todo mundo conoce gracias a su madre?
Cruzamos la puerta e ingresamos al inmueble y las extensas áreas verdes. Algunas miradas me reconocen, es obvio. Saben quien soy y como mi nombre era dicho de boca en boca.
—Hoy somos muy populares ante todos los chismosos—destaca Cami mientras continuamos.
Melissa ríe. —Me siento como una escena donde los personajes caminando empoderados—contesta alzando su cabeza y mirando a los demás como si estuviera por debajo de nosotros.
Yo sonrío cuando escucho el comentario, ambas viene a mi lado. Camila le observa con seriedad. —No te sientas así mi cielo, esas miradas no son hacia nosotras—le responde y guarda silencio por unos segundos. Vuelve a sonreír. —Pero nosotras ayudamos a que se formara este romance... y además, somos las mejores amigas de esa chica de la que todos hablaban hace meses, y que lo volverán a hacer—levanta sus hombros.
Volteó con Meli. —Así que sí, siéntete como gustes—guiño el ojo.
Camila hace una forma circular con sus labios. Dejando ver que está sorprendida de quién está delante nuestro.
Giró mi vista en dirección a la que ella observa, ahí puedo ver una chica, con un semblante nada feliz y de pocos amigos. Acompañada de sus 2 mejores amigas. Regina.
Volteó con Izan, mi mirada parece conectarse con él, pues surge una pregunta. ¿Qué carajos pasa?
Nos detenemos a mitad del camino. Incluso un grupo de chicos que juega futbol está observando la escena del lado derecho, mientras que algunos otros ya continúan caminando y alguna que otra persona nos mira a Izan y a mí.
Suspiro y observo a mi novio. Sonrió y me dejó ver con un temple tranquilo, pero ella sin duda alguna no lo está.
Su mirada refleja coraje. Intento mucho tiempo apartarme, pues la historia entre ambos es incluso más larga que los pocos meses que llevo conociendo a Izan.
Entre ellos han ocurrido muchas cosas, es obvio que ella sentía algo por él, ¿Izan sentía algo? No lo sé. Recientemente él dejó en claro que no buscaba una relación, pero igual a veces los hombres son demasiado inocentes cuando les das señales de lo que sientes, o son inocentes, o se hacen mensos. Suele ser alguna de las dos.
Carraspea su garganta. —Uhm, creo que no está feliz mi mejor amiga—exclama mientras la mira.
Yo volteo a verla fingiendo sorpresa. —¿Tú crees?—inquiero.
Él asiente y de inmediato sonríe al percatarse del sarcasmo. —Yo hablaré con ella, para que no haga aquí una escena—expresa sin tomar mi mano. —¿Puedo? ¿O quieres que la evadamos?—pregunta.
Asiento. —Ve. Yo iré con las chicas, te espero en las bancas, por allá—apuntó a una de las tantas áreas verdes y llenas de árboles.
Me aparto y me uno a las chicas, al mismo tiempo que por el rabillo de mi ojo veo a mismo chico caminar a ella.
Me dejo inquieta sobre qué sucederá, es muy obvio que ella está densidad molesta. Furiosa de que le gane, y quizás ni competí con ella...
—Esa perra está loca—exclama Melissa en un murmuró.
Alejandra asiente y ríe. —Camila debería darle otra lección—musitó.
Yo niego con la cabeza mientras seguimos nuestros camino a las bancas en donde le dije a mi novio que lo miraría.
Camila me observa cuando estoy sentada, ella está de pie y delante mío. Parece estar respondiendo a unos mensajes. Guarda su dispositivo y sonríe. —Ya sabes, tú dices rana y yo salto—su sonrisa maquiavélica me deja en claro a lo que se refiere. No debo dudarlo ni por un segundo.
Melissa suspira con enfado. —Es que ash, nos libramos de la bruja de Amy—me voltea a ver con pena. —Perdón, perdón. Nueva amiga de Liz—agrega.
Ale sonríe. —Nueva amiga reivindicada—lanza una risa leve.
Nuestra amiga pelirroja continúa hablando. —Yo opino que le pongamos un estate quieta a ella. Así dejará de molestarla, le ganaron a su chico, obvio que que le ganaría nuestra hermosa Liz—me echa flores. —Y pues ahora está sentida—expresa.
Alejandra le mira con incredulidad. —Ay mejor cállate, que la que recibe y da los golpes es Camila—ríe.
Meli rueda sus ojos. —Ya les dije que yo nunca he estado cuando hay golpes... así que no me pueden juzgar—contesta.
Camila sonríe ante su comentario y se acerca un poco a mí. —Ella e Izan tienen historia. Le molesta que una chica que tiene unos meses conociéndole, sea quien tiene una relación con él—comenta y después ve a las chicas. —Regina no parara, esa chica es de las que se aferra a algo y de allí no la sacas...—complementa con una voz de enfado.
Asiento. —Quizás lo comprenda. Además, las vaciado es están próximas, ya solo faltará unos cuantos meses de soportarla—le digo mientras está frente a mí.
Melissa se adelanta. —Por eso, es una perra. No sabe perder la maldita—agrega.
Alejandra suspira. —Quizás después de la charla del príncipe azul de nuestra princesa aquí presente, se calme, y tengamos paz—levanta sus cejas y después ríe levemente. —Lo que me parece curioso, es que finalizó su "rivalidad".—hace comillas con los dedos. —Com Amy, y ahora viene esta loca a sumarse. Yo que creí que se unirían para intentar acabar contigo, difundir rumores, fotos o algo sobre tu madre. Ya sabemos que esta escuela es conocida porque les encanta el chisme—expresa, Camila y Meli comienzan a reír.
Mi amiga de cabello rojo se acerca de inmediato al mentón de Ale, con sus dedos señala su boca. —Mira, mira... te está escurriendo la sangre de la boca después de tremenda mordida que te diste tu misma—exclama para después soltar la carcajada.