Romance de otoño

Capítulo 36 ~ Noche de amor.

En mi pijama favorita, una mezcla de tela cómoda, con un toque casual. Se hace ver como una prenda de ropa para salir al exterior. Me roció un poco de perfume, deslizó mi cajón y guardó el mismo. Colocó la carta sobre el buró, y salgo de mi habitación oración con una sonrisa.

Lanzó un suspiro al viento y caminó para salir de mi habitación. En la sala, veo la silueta de mi novio, navegando en Instagram. —Oye, amor... miraste que Griselda subió una fotografía un cuico que parece ser su novio?—inquiere después de apagar la pantalla de su dispositivo.

Yo me sorprendo un poco. Mi expresión es evidente.

Él sonríe. —Sí, yo también me sorprendí. Que bien por ella..—exclama.

Niego con mi cabeza. —No me sorprende eso. Me extraña que la tengas en Instagram, no recuerdo haber visto que te seguía... pero bueno—comento un poco desconcertada.

Él ríe y alza sus manos. —Nena... es tu prima. Además fue ella quien me envió solicitud, yo le acepté. Nada más...—se pone de pie y se aparta del sofá. Yo le estoy mirando fijamente.

Lentamente subió una sonrisa en mi rostro. —Es mi prima... pero recordé cuando ella intentó acercarse a ti, y creo que eso influyó en mi desdén. Pero da igual... eso es el pasado—con mi mano dejo en claro que no importa.

Él acaricia mi mejilla y me observa. —Me encanta cuando haces una escena de celos... ese día...—comienza a reír. —Estabas tan molesta. Ver su rostro y tu mirada. Parecías la típica niña que hacía berrinche—agrega con una voz suave.

Ruedo mis ojos. —Sí... eso ya fue el pasado—contestó con una sonrisa con un cansada.

Él ríe. —Ya amor, al menos si vuelves a ese momento en el pasado, estarás feliz porque sabemos cómo termina, y estamos... unas semanas después...—se acerca lentamente para besar mis labios. Hace referencia a nuestro noviazgo.

Lentamente saborea un poco mis labios, creo que ya me quito ese sabor amargo de aquel día. Deslizó mis manos sobre sus mejillas, bajando a sus hombros... abro mis ojos y le observo.

Su mirada cómplice me deja ver que pensamos lo mismo. —¿Quieres?...

Sonrió. Me encanta como nuestras mentes están conectadas. —No lo sé... ¿Qué es lo que quieres tú? Quizás no hablamos de lo mismo—expresó.

Él ríe y acomoda mi cabello. Suspira. —Eres tan bonita, que me puedo quedar mirándote una hora, y todo afuera se congelaría—afirma.

—Quizás mi luminosidad se complementa con tu extrema hombría... y ese encanto que me vuelve loca—contestó.

Deslizó mis manos de sus hombros hasta bajar a su abdomen. Le muestro mi sonrisa y con ello sabe la repuesta de hace unos segundos.

—¿Nos divertimos un rato antes de comer pizza y ver una película?—preguntó mientras alzó un poco mi mirada para verle. Sus ojos me dan la repuesta, es obvio que quiere.

Me observa. —Solo si tú quieres...—inquiere.

Yo veo al horizonte. —Uhm... creo que mejor no—expresó.

Él hace un puchero. —Ay, está bien...—finge una voz triste.

Yo sonrío. —Una pequeña bromita, amor—me pongo de puntitas y me acerco para darle un beso en sus labios.

De inmediato parece recuperar su energía y me toma de los costados, me levanta para abrazarme. Con delicadeza y mientras me besa y mira con ternura, caminamos lentamente hacia mi habitación, creo que la película y la pizza tendrán que esperar.

Me coloca sobre la cama, lentamente y con calidez. Estoy apoyándome sobre mis codos en la cama, veo que él comienza a retirarse su camisa. Finalmente se deja al descubierto su abdomen.

—Veo que no mientes cuando dices que has estado entrenando—destacó con una sonrisa.

Izan sonríe. —Me estoy esforzando—contesta cuando me toma de las manos y me impulsa delante suyo. —Lo haces muy bien—le guiñó el ojo y comienzo a deshacerme de mi prenda.

Sacudo mi cabello. —Me encanta el aroma—añade mientras toma un mechón mío. El aroma peculiar después de una ducha es característico. Finalmente lo único que cubre mi pecho es mi sostén. Sin pensarlo, en confianza llevo mis manos detrás mío, pero él me detiene. —Permíteme—murmura cuando lleva sus manos a mi espalda.

Siento su respiración en mi hombro izquierdo mientras intenta desabrochar. —Creo que necesitas ayuda...—inquiero cuando estoy por levantar mis manos, pero percibo el momento en el que lo desabrocha.

Suspiro. —Eso fue un poco... rápido—bromeó cuando le veo sostener mi brasier.

Él levanta sus hombros. —Debía poder—exclama cuando lanza la prenda sobre el buró que está cerca de mi cama. Después, se detiene para contemplar mis pechos. Admirando y mirando con firmeza. Segundos después lleva sus manos para acariciar mi piel, masajeando y apretando. Acercando un poco su boca y suspirando cerca.

Antes de apartarse con su lengua da una leve acaricia a mi pezon derecho. Se apoya en su rodilla y regresa fuera de la cama, se lleva las manos a su cinturón.

Me impulsó un poco al borde de la cama. —Permíteme—curvo mis labios mientras apartó sus manos.

Se vuelve cómplice de mi sonrisa. Le liberó de su cinturón, y después desabrochó su jean, para continuar bajándolo. Dejando su bóxer expuesto. Su color azul marino me llama la atención, es un color oscuro que oculta su interior, pero en este caso pareciera que hay algo que quiere salir, pues veo una silueta a media asta.

Observo un poco hacia arriba, veo el rostro de mi novio, expectante, pues es la primera vez que nos encontramos en intimidad.

Yo nuevamente fijo mi vista al frente, y de un tirón bajo su jean, mirando como de pronto su miembro puede escapar y ahora sí, está a media asta.

Izan rápidamente se quita su jean y bóxer. Me inclina un poco de las piernas y tira de los borde de mi pijama, asegurándose de tomar por completo hasta mi ropa interior.



#11823 en Novela romántica
#2155 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, amor, cambiodevida

Editado: 23.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.