Romance de otra vida

Capítulo 3 ~ 17 años después.

—Maestra, Melissa. ¿Puede venir?—inquiere un maestro.

Asiento y coloco la carpeta sobre la mesa que tengo frente a los pupitres.

Los tacones se escuchan en todo el salón, como aún las clases no inician el sonido del eco es aún mayor.

Estos días son agitados, pues el periodo de inscripciones es exhaustivo. Veo muchos rostros nuevos, algunos se incorporan.

Camino por el pasillo para llegar a las escaleras, me encanta este clima, un clima un poco cálido durante el día y tarde, la noche es más fresca, aunque mi favorita es la temporada de invierno, me mantengo siempre firme a ello.

Bajo las escaleras.

—Maestra, Melissa—me sonríe el conserje Alejandro.

Le devuelvo el gesto. Este señor es sumamente agradable, lleva años trabajando aquí. Es un señor de al redor de 50 años, le queda poco para jubilarse, siempre cumple con su labor y mantiene nuestras instalaciones en perfectas condiciones.

Finalmente bajó al primer piso, nuestros edificios donde impartimos clases son de dos pisos, 2 salones de casa lado. En la primera planta, solo hay 3 salones. De un lado, un espacio no fue diseñado para ser salón, en su lugar; es nuestra dirección donde nos reunimos para llamar a padres, algunos alumnos se inscriben y demás.

Aquí en el pasillo ya veo una presencia de más personas, pues aún hay personas inscribiendo a sus hijos. Este bachillerato en particular siempre recibe nuevos ingresos en grados 2 y 3ro. Es normal que lleguen los de 1 grado, pero que lleguen alumnos nuevos en grado 2 y 3, me continúa sorprendiendo. Por lo general suelen ser chicos problemas o chicas rebeldes que no encajaron en otra escuela.

Le sonrío a las personas que observo, al ingresar a las oficinas veo la cantidad de personas que hay. Por suerte están en fila.

Camino a un lado de una señora que está junto a su hija, no quiero pasarle muy cerca, pero en mi intento por no chocar con nadie siento un impacto en mi hombro derecho.

Volteó de inmediato, apenada por lo sucedido, fue mi culpa. Me congeló al ver a un chico mirándome y tomando su hombro, se le ve un poco indiferente.

No sé. Su cabello oscuro y corto, un poco alborotado. Esos ojos cafés claros y su piel morena clara me recuerdan mucho a una persona de mi pasado, a alguien a quien ame demasiado hace 17 años.

Me sonríe, aunque es fingida. Es aún más cuando esas expresiones y su nariz hacen que mi mente conecte cosas, es como sí todo el mundo se detuviera. Puedo a ver a mi lado pasar a unas personas caminar a nuestro lado.

—¡Adrien!—una mujer le llama desde la puerta, esperándole.

El chico voltea con ella y después vuelve a girar su cabeza en mi dirección.

—Lo siento—exclama con una voz suave y adolescente.

Después veo cuando se retira, sin voltear a ver atrás.

Algunos segundos me quedo observando la puerta. Eso fue muy extraño, y él parecido con ese chico de mis pensamientos y mi pasado, es evidente. Doy media vuelta y camino al frente, una de las chicas que está con su PC escribiendo, anotando, es quien me sacara de dudas.

—Permiso—me coloco al lado de una mujer que están atendiendo. —Lizeth—le habló.

Ella me observa. —Dígame, maestra Gámez.

Me curiosidad es enorme. —Ese chico...—señaló a la puerta. —¿Lo anotaste?... ¿Quién era?—interrogó con urgencia. Ya quiero repuestas.

Ella se sorprende un poco y deja ver una sonrisa. —Sí. ¿Con el que chocó?—pregunta mientras teclea.

Asiento. —Sí. ¿Quién es?—alzo mi voz. Quiero saber.

Ella me ve por un segundo y nuevamente se centra en la pantalla. —Se registró para 3er grado. Es de nuevo ingreso... su nombre es Adrien Vertiz Bennett—responde. —Apellidos curiosos, pero se ve que es un chico agradable—curva un poco sus labios.

—Muchas gracias, Liz—me aparto y camino a la oficina.

No puedo sacarme de la mente ese rostro, y este momento. Es curioso.

Cierro la puerta y camino al asiento, frente a la directora Vanessa. Una mujer de cabello blanco, su edad de 60 años solo puede apreciar por su color de pelo. Su piel, bastante cuidada y aún conservando el brillo de ese cutis blanco. Su complexión delgada y su elegancia con su ropa, es una increíble mujer.

Suspiro mientras observo mi muñeca derecha. En ella tengo la cadena que alguna vez le obsequié a mi novio. Lo recuerdo perfectamente.

—Maestra Melissa—exclama cuando toma asiento frente a mí. Lo siento más como para llamar mi atención, pues me siento un poco desconcertada.

Alzo mi vista y sonrío. —Dígame—contestó.

Ella se muestra feliz de que esté aquí. —Me dijeron que está preparándose para las clases. ¿Nos maravillará con sus clases de literatura, correcto?—inquiere mientras cruza sus manos.

Yo asiento. —Para mí es un placer enseñar aquí. Me siento muy bien desde de mis vacaciones, directora. Volver aquí... es lo que más gusta, convivir con mis alumnos—expreso con emoción.

Ella sonríe. —Eso es grandioso. Aquí estamos encantados de tenerle, maestra Melissa. Quería preguntarle, antes de que instale todo por completo... ¿Quiere seguir conservando el mismo salón? ¿O desea otra aula?—interroga.

De inmediato me niego. —Estoy súper bien. Excelente con el salón, no necesito más—respondo.

—Bueno. Entonces así será. Me da gusto verla de nuevo aquí—abre su cajón. —Aquí tiene un obsequio—me entrega una pluma con el grabado "Maestra Melissa".

Lo agradezco y me pongo de pie para salir de la oficina.

De inmediato salgo del caos que hay en dirección. Subo de nuevo a mi salón, pero esta vez me quedo afuera. Reposó mis codos sobre la barra y observó desde el segundo piso el movimiento. En mi mente vienen vividos recuerdos con Jacob.



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En el texto hay: romance, magia, reencarnación

Editado: 06.07.2025

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