Romper el hielo

❄️INTRODUCCIÓN❄️

⛸️IVAN⛸️

Llegué del juego como una cuba, habíamos ganado el partido y la euforia aún corría por mis venas de forma acelerada. Además, mi gemela había quedado en segundo lugar en su competencia de patinaje sobre hielo del día de hoy. La vida era buena. La noche era joven y el cielo era el límite.

Para alguien que lee algo como eso pensarías que se trata de un idiota quien estaba hablando. Probablemente lo era, pero en ese momento mi mayor preocupación del mundo era ver hasta cuánto podía beber, jugar al hockey y estar con chicas sin importar el mañana.

Cabe decir que eso cambió. Alerta de Spoiler, lo hizo y mucho.

Bajé de la camioneta con mis amigos y compañeros de equipo, saldríamos a la fiesta que tendríamos en honor a la celebración y nos emborracharíamos a más no poder. No importaba que mañana tuviera un vuelo que tomar, podría dormir a pierna suelta en mi asiento.

Como dije, la vida me demostró que mis planes podían irse a la mierda en cualquier momento.

Cuando llegué al porche, no noté nada extraño al principio, sin embargo cuando caminé hasta la puerta, me sorprendió ver una canasta puesta al frente de la misma. Pensando en que podía ser de algún vecino, la puse a un lado mientras escuchaba las bromas de los chicos.

—Seguro es un regalo de las conejitas —dijo Zeke, el guardameta del equipo y aliado de batallas la mayoría del tiempo. El otro estaba ahora compitiendo con mi hermana luego de haberse convertido en patinador de figura.

—Lo más probable —respondí seguro y con una sonrisa.

Estaba abriendo la puerta de la casa, cuando todos nos detuvimos ante un grito, bueno, un llanto específicamente.

Un llanto de un bebé.

¿Sabes ese momento de tu vida en donde todo parece detenerse? Bueno, los próximos minutos se convertirían en eso. Quédate y te enterarás de ello.

Los cinco nos quedamos estáticos, sin movernos ni siquiera un centímetro. Mi cuerpo en tensión estaba a nada de desplomarse y en ese momento no había comprendido la razón, sin embargo muy en el fondo, algo sospechaba.

—¿Qué fue eso? —preguntó Hudson, el Ala derecha y menor del equipo.

Giramos nuestras cabezas para ver si había algún niño en la redonda. Pero la calle estaba vacía. Ni un alma pasaba por ahí. Por lo que la atención se puso en la canasta que acababa de mover.

Era imposible.

No podía ser.

Ashton y su hermano gemelo se agacharon a ver el extraño obsequio. Y descorrieron la manta que lo cubría. Mi atención se puso por completo en la pequeña criatura que berreaba como si estuvieran acabando con su vida en ese momento.

Un bebé.

Mierda, mierda, mierda.

—Es un bebé —comentó Asher y aunque todos lo sabíamos, se sentía irreal en un sitio como este.

—¿No? ¿En serio? —devolvió su hermano. Ellos empezaron a pelear mientras que yo no me podía mover por nada del mundo.

Mi atención estaba puesta en la criatura de ojos azules y cabello negro. Una pequeña criatura que era idéntica a alguien más. A una persona que veía en el espejo cada mañana.

A mi mismo.

—Creo que debes ver esto —Zeke, como voz de la razón sostuvo una carta que estaba en el fondo mientras que aún el bebé lloraba. Yo sentía que temblaba mientras tomaba el papel.

Ivan.

Escribo esta carta con mucha culpa, dolor y arrepentimiento. No sé, son muchas cosas que pensar.

¿Te acuerdas esa noche en la fiesta de sigma tau de las camisetas mojadas? Me miraste y yo joder, fue la mejor experiencia de mi vida. Me había cogido el mago Volkov. Fue mágico, si te soy sincera.

Sin embargo al otro día pasaste de largo y me echaste de la habitación como si yo fuera nada. No importó nuestra noche, solo fui una más. Nadie me creía cuando dije que habíamos estado juntos.

Luego tres meses después me enteré de que estaba preñada.

Intenté encariñarme con la niña, pero fue imposible. En mis planes no estaba, de haberme enterado antes la habría abortado. No quiero ser mamá. Al menos no ahora, quizás nunca.

El detalle es que fue demasiado tarde y quiero volver a mi vida. Quiero ir a fiestas, beber, tirarme a tipos, pero una niña no entra en la ecuación. Solo llora y caga todo el tiempo. No la aguanto más.

Se que ella estará contigo mejor, y que le darás todo porque eres rico. Conmigo solo estaba destinada a una vida de mierda. Al final de todo si me queda algo de conciencia porque se que la condenaré a un infierno si se queda conmigo. Yo lo viví, no se lo deseo a ella.

Puedes regalarla, pagarle a alguien que la cuide, pero no seré yo.

Se llama Claire, tiene un mes de nacida. En la carpeta están sus datos, su partida de nacimiento que dice tu nombre. Y en la pañalera su leche para biberón.

Hasta luego.

Molly

Miré la carta nuevamente tratando de entender las palabras que estaban allí escritas, pero para mí se sentía como una lengua muerta y olvidada. No entendía nada.




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