¿sabes quién soy? [saga Griegos #1]

Capitulo 4

Inés

Me asombré al ver la casa donde nos habían llevado, no parecía casa era una mansión de esas que sólo en la tele se miraban, desvie la mirada a Matías y él también estaba asombrado.

_Nes, esto es mucho para ti _ él me miró con tristeza.

_¿a que te refieres? _ sujeté su mano fuerte.

_ si entras en este mundo puede cambiarte tanto lujo y ser como el idiota de tu primo_ negué y  apreté fuerte su mano.

_ no cambiaré Matías,  seré siempre tu Nes_ mordí mi labio porque eso deseaba ser la mujer de su corazón pero Matías se negaba a verme como tal.

_ señorita Micaella, llegamos a su hogar_ calle ante las palabras del Señor Carlos.

_ se llama Inés_ Matías miró molestó a Carlos _ vamos Nes.

Sentí su mano en mi espalda, miré hacia el jardín y pude apreciar que habían muchos guardias y perros, suspiré, mi abuelo debía de ser estirado y petulante que el famoso Darío que para mi mala suerte Lo volví a ver y para colmó éramos familia.

- pasé señorita M... eh Inés - asentí y entre a aquella casa que jamás en mi vida pensé que conocería, sentí la presión de los dedos de Matías en mi espalda, él también estaba asombrado.

El reloj gigante empezó a marcar las tres de la mañana, mordí mi labio, esperaba no despertarán a mi abuelo porque si estaba mal debía descansar.

_ al fin aparecen_ levanté la mirada y miré bajar a Darío, frunci el ceño porque me pareció atractivo vestido informal, no se veía tan severo como cuando usaba los trajes.

_ salimos en cuanto la señorita M... eh Inés estaba lista.

Matías tomó mi mano y esa acción no pasó por alto a los ojos de Darío.

_ bien, ya es tarde, mi abuelo está dormido _ me miró y luego a Matías _ supongo que si no sé queda tu flamante novio no te quedas a dormir.

_ supones bien_ Matías respondió por mi pero Darío lo ignoró y clavó su mirada en mi.

_ sígueme_ le hizo señas a don Carlos para que se marchará_ hablamos mañana Carlos, más bien dicho hoy.

_ si señor _ fruncí el ceño y con cuidado empecé a subir las escaleras, temía tropezar y luego rodar.

Matías sujetó más fuerte mi mano él me conocía mejor que nadie y debía saber que iba tensa para no caer.

Darío caminó y camino por un largo pasillo,  suspiré cuando al fin se detuvo frente a una puerta.

_ está será tu habitación _ abrió la puerta y entró, con pasó titubeante entré y me quedé asombrada. Está habitación era mas grande que nuestra casita. Me situé en el centro de la habitación y miré a todos lados, hacia donde mirará me encantaba  lo que veía.

_ el desayuno se sirve a las 8:00 a.m _ nos miró de la cabeza a los pies_ se dan un baño.

Matías se movió hacia Darío pero lo sujeté.

_ no lo hagas, recuerda a mi abuelo _ Matías tensó la mandíbula y apretó los puños. Pensé que Darío le tendría miedo pero me equivoqué.

_ estás en mi casa, si no te comportas te sacó a patadas, no soy como los borrachos que sacas de ese lugar donde trabajas _ me miró por última vez y salió de la habitación.

_ detestó a ese tipo. Me aguantó por tu abuelo Nes pero cualquier día le parto la cara _ suspiré, me acerqué a la cama, me sentía cansada, me quité los zapatos, despacio subí a esa cama gigante.

- es muy suave Matías _ palmee la cama_ ven a acostarte que en un rato conoceremos a mi abuelo, Matías sonrió y se quitó los zapatos.

Me acomodé y cuando él se acostó, me acerqué y me recosté en su pecho, rápidamente me quedé dormida, supongo era por la maravillosa cama y la cercanía de Matías.

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_ Nes _ sentí que me sacudían _ despierta, en diez minutos serán las ocho_ me levanté rápidamente.

_ ¿ dónde es el baño?_ me fijé que Matías ya se había duchado.

_ en esa puerta, te quedarás sorprendida Nes, hay agua caliente, se siente bien un baño así,  no como estamos acostumbrados a bañarnos con agua fría.

Salté emocionada y me fui al baño, era tanto lujo lo que había visto que temía estar en un sueño. Me duché con pesar por que seria rápido y no podría disfrutar el agua caliente.

Me peine, tenía mi cabello largo aunque necesitaba un buen corte, miré mi rostro y arruge la nariz al ver todas mis pecas.

_ Nes _ pusé los ojos en blanco Matías vivía obsesionado en ser puntual y si para él era a la 8 a esa hora tendríamos que estar.

Salí apresurada antes que tirará la puerta.

_ Nes, me gusta el brillo en tus ojos_ sentí mi corazón aletear de felicidad. Cuando Matías me decía esas cosas yo me sentía feliz _ vamos.




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