Sabor Chocolate.

Antes del Alba.

Yuuri se levantó temprano ese día, planeaba abrir el café antes de tiempo pues estaba por preparar una nueva receta, algo dulce y no muy empalagoso, eran dos bizcochos de chocolate en medio de ellos crema de avellanas y fresas cubierto con un poco de chocolate fundido y frutos rojos como decoración, la primera vez que lo hizo fue un ¡BUM! Con su familia y amigos así que hay que poner al público a disfrutar sus éxitos. Yuuri estaba pensando en tomar otro curso de cocina para poder ayudar a Georgi y a su padre durante los almuerzos para no solo estar de mesero, tenía los ahorros suficientes y además estaba muy animado. 

 

Eran las cinco de la mañana y ya tenía la segunda tanda de los bizcochos en el horno, en lo que esperaba a que se cocinaran se puso a limpiarlas mesas y cerca de media hora después volteo el pequeño rotulo para indicar que ya estaba abierto, a esa hora era casi imposible que alguien llegara, pero igualmente decidió dejarlo así. Mientras limpiaba la barra escucho la puerta abrirse y al alzar la vista vio a un hombre de traje muy elegante. 

 

- Buenos días. - saludo caminado hacia la barra con mucha elegancia. 

 

- Buenos días ¿En qué le puedo ayudar? - pregunto Yuuri sonriendo. 

 

Estaba nervioso, el hombre imponía su presencia y era además bastante atractivo físicamente. 

 

- Me gustaría un café. - dijo mientras se sentaba en el taburete. 

 

- Con gusto ¿Algo para acompañarlo? - pregunto Yuuri. 

 

- Una tarta de durazno estaría bien. - el hombre sonrió. 

 

Yuuri sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, sus labios formaban un corazón al sonreír y sus ojos azules parecían tan hipnóticos, mientras preparaba la orden sintió sobre si una mirada y solo podía provenir de una sola persona. 

 

- Aquí tiene señor, espero lo disfrute. - puso el café y la tarta. 

 

- Muchas gracias...- Yuuri volvió a su labor con los bizcochos ya fríos. 

 

Esa mañana Víktor se había levantado temprano, mucho más de lo habitual para ir a la oficina a resolver pendientes, pero al llegar apenas estaban comenzando con la limpieza y el olor a lavanda no le gustaba mucho así que salió a caminar un rato pensando en las palabras de su mejor amigo, no le molestaba su soledad, pero si le gustaría volver a sentirse enamorado, mientras caminaba vio su cafetería favorita abierta y pensó que era su día de suerte. Al entrar esperaba ver a la pareja que siempre veía en las mañanas, pero en su lugar estaba un chico, el mismo chico de la fiesta de caridad del año pasado, se quedó sorprendido y saludo con educación, el chico seguía teniendo esa sonrisa adorable, no pudo evitar verlo mientras este preparaba su orden. 

 

- Me encanta todo de este lugar. - comento llamando su atención y lo vio sonreír de nuevo- Siempre que vengo por las mañanas veo una pareja muy encantadora. - comento dándole un trago al café. 

 

- Ellos aun no viene, me adelante para preparar unos pasteles. - aclaro Yuuri. 

 

- Es la primera vez que te veo ¿Eres nuevo? - escucho una risita que le provoco un vuelco a su corazón. 

 

- No, la pareja son mis padres y llevo aquí desde que tienen su negocio. - dijo mientras ponía los pasteles ya hechos en el mostrador. 

 

- Pensaba que solo era Mari. - sonrió viendo ir y venir. 

 

- Yo me la paso en la cocina y antes venia solo medio tiempo. - dijo mientras terminaba de acomodar los últimos. 

 

Yuuri no solía ser muy conversador con las personas sin embargo ese hombre en específico destilaba confianza y eso lo animo a seguir la conversación, se sentía un tanto torpe por no dejar de sonreír cada vez que lo escuchaba hablar. 

 

- Entonces eres tú el responsable de estas delicias. - le dio el ultimo bocado a la tarta. 

 

- Si ¿le gustan? - pregunto terminando de decorar el ultimo pastel. 

 

- Me encantan, sobre todo este y se me antoja probar lo que preparas hoy. - dijo viendo el mostrador. 

 

- Tiene suerte...- se lo puso frente a el- Es una receta nueva y corre por la casa. - Yuuri sonrió y fue a limpiar lo demás. 

 

Víktor estaba más que intrigado por aquel chico, su sonrisa, su forma de hablar y aun más intrigado lo tenía el deseo de saber cosas personales. 

 

- ¿Como te llamas? - pregunto mientras se le hacía agua la boca por probar el pastel. 

 

- Yuuri Katsuki y usted. - fue ordenando las tazas. 

 

- Me llamo Víktor Nikiforov.- vio que Yuuri no lo reconoció, ni por su apellido ni por la fiesta el año pasado. 

 

- Es un bonito nombre señor Nikiforv.- comento mientras ponía a funcionar la máquina de frappe. 

 

- Deja las formalidades, no me gusta que me digan señor. - dijo mientras comía el delicioso pastel. 

 

- Es por respeto a los mayores...- Víktor alzo la vista y Yuuri se sonrojo- ¡No me lo tome a mal, no digo que este viejo, es solo que... aaahh!- se cubrió las mejillas. 

 

Víktor no pudo contener una carcajada al verlo en ese estado, sabía que no lo decía por malas intenciones era más que obvio que había una diferencia de edad entre ambos, cuando pudo controlar su risa volvió a meter otro pedazo de pastel en su boca. 

 

- Puedes llamarme Víktor y si me lo permites puedo llamarte Yuuri.- marco la erre y al pobre japonés casi le da un infarto. 

 

- Víktoru...- se sonrojo ya que no le salió como era- ¡Víktor!- aclaro algo avergonzado aún. 

 

- Se escucha mejor. - apoyo la mejilla en el dorso de su mano. 

 

Víktor alabo aquel postre, era grande sin embargo no llegaba a empalagar con tanto chocolate además su cobertura era amarga rompiendo con el bizcocho y la crema de avellanas, la fresa le daba otro toque, era justo el postre que le encantaba a Víktor y porque negarlo si también el chico le gustaba. 




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