Yuuri seguía nervioso, sus manos estaban sudando y se sentía torpe hablando con el peli plata sin embargo este se limitaba a hacerle preguntas banales, sus comidas favoritas, como descubrió que le gustaba la repostería, cuanto tiempo llevaba estudiando, cosas así de simples que mantenían a Yuuri en una especie de tranquilidad, sin mencionar que las miradas iban y venia acompañadas de sonrisas tímidas por parte del menor y muy seguras de parte del peli plata.
- ¿Cuánto dura el nuevo curso? - pregunto dándole un trago a la copa de vino.
- Cuatro meses y espero poder aprender mucho. - respondió dando un suspiro.
- En mi opinión los postres son mucho más difíciles que las comidas diarias. - comento Víktor.
- Usualmente me pasa que me quedan simples o muy saladas, solo hay una que me queda igual a la de mi madre. - dijo mientras veía hacia un lado.
- Me da curiosidad, ya probé los postres ahora quisiera probar los platos fuertes. - Víktor sonrió de lado.
- Quizás cuando tenga más experiencia lo puedo invitar a cenar. - comento Yuuri viéndose un poco más nervioso.
- Veo que te sigues sintiendo cohibido con mi compañía. - dijo Víktor un tanto triste.
- No, bueno un poco... pero honestamente no sé cómo comportarme. - afirmo el pelinegro.
- Piensa que es una cita normal con un pretendiente. - dijo viéndolo a los ojos.
Víktor no podía dejar de ver esas bonitas facciones, sus labios gruesos que se le antojaban muchísimo, sus redondas mejillas perfectas para apretarlas y llenarlas be besos, el cuello, todo en Yuuri le parecía perfecto.
- ¡Es fácil decirlo para alguien que tiene experiencia! - respondió Yuuri acomodando sus lentes.
- ¿Cuantas citas has tenido? - pregunto guiado por la curiosidad.
- Desde que me mude aquí he tenido tres y eso hace dos años. - confeso como algo normal.
El mesero llego con la comida y Yuuri no dejaba su cortesía, no había querido vino así que tenía un jugo de naranja natural, Yuuri no era de tener citas ya que usualmente las rechazaba por desconfianza.
- ¿Cuándo se mudaron? - decidió cambiar de tema para evitar incomodidades en el menor.
- Tenia quince, así que hace unos cuatro años ya, pero papá vino antes y después nosotros. - dijo Yuuri.
- ¿Por qué se mudaron? - volvió a preguntar.
- Por mejores oportunidades y porque nos quedamos si nada cuando unos mafiosos nos quitaron el hotel. - confeso un poco cabizbajo.
- Debió ser difícil quedarse sin nada. - comento el mayor.
- Lo fue por un tiempo, mamá y Mari luchando, yo sin poder hacer mucho. - suspiro al recordar esas cosas.
- No me lo tomes a mal, pero me alegro que se hayan mudado aquí. - confeso el peli plata.
- Después de todo no fue tan malo hacerlo. - Yuuri lo vio con una sonrisa en sus labios.
Al terminar de cenar se quedaron conversando por un rato más, Yuuri se preocupó pues eran cerca se las diez cuando salieron del restaurante, esperaba que sus padres no le regañaran pues aún vivía con ellos y tenía que cumplir reglas.
- Gracias por todo. - dijo una vez en el auto del mayor.
- Gracias a ti por hacerme compañía esta noche. - Víktor iba manejando a una velocidad normal.
- Si gustas puedes dejarme en la cafetería y ahí puedo tomar un taxi. - dijo Yuuri.
- ¿Desconfías de mí?- alzo una ceja.
- Ya es bastante noche. - comento un tanto apenado.
- Por eso mismo no te dejaría en lugar solo a tu suerte y menos a esta hora. - siguió viendo al frente.
Yuuri le dio la dirección de donde vivía, estaba bastante alejado de donde trabajaban, pero aun así Víktor lo iba a llevar hasta su casa, asegurándose de que estuviera sano y salvo.
- Gracias por traerme. - Yuuri sonrió al ver su casa.
Era pequeña y modesta, pero era su hogar, además le encantaba por lo tranquilo que era el vecindario, el mayor salió y dio la vuelta rápidamente para abrirle la puerta.
- Antes de dejarte ir quisiera saber una cosa. - dijo mientras lo tomaba del brazo y después las manos.
- Que cosa es. - Yuuri lo vio a los ojos con la tenue luz que daban las farolas algo lejos de ellos.
- Si tendría alguna oportunidad contigo, una oportunidad de una relación seria. - acaricio con los pulgares el dorso de las manos del menor.
- Si lo que dice es verdad y no me quiere usar solo para un rato... yo no tendría problemas en conocerle más.- dijo Yuuri muy seguro.
Le gustaba el hombre y mucho, pero aun así no iba a ser juguete de nadie y mucho menos un pasatiempo.
- Deja que mis actos te lo demuestren entonces. - le dio un beso en el dorso de la mano derecha.
Yuuri saco una pequeña libreta que andaba en su bolsillo junto a un bolígrafo y apunto algo, arranco la página para meterla en el bolsillo delantero del saco de Víktor, se dio la vuelta y corrió a su casa dejando al mayor con una sonrisa ladina, no quiso ver la nota hasta que llego a su casa y rezo porque Yuuri no lo mandara al diablo en ese papel, al abrirlo de inmediato guardo los números que iban escritos ahí, mando un mensaje y no tardo en obtener una respuesta.
Yuuri no pudo contener una risa cuando recibió un mensaje de buenas noches por parte de Víktor, lo respondió mientras su corazón latía con rapidez a causa de la emoción, llegaron mensajeando hasta las tres de la madrugada que fue cuando Yuuri se quedó dormido. Por la mañana se levantó soñoliento y sin ganas de ir a su primera clase, al bajar después de una ducha su madre estaba preparando el desayuno y se acordó de mandar un mensaje al peli plata dándole los buenos días.