Yuuri no había almorzado y mientras hablaba con Víktor su estómago lo traiciono y dio un rugido que logro despertar hasta a makkachin, el peli plata soltó una carcajada estrepitosa que hizo a Yuuri sonrojarse de la vergüenza que sintió, no pudo negarse a la invitación de ir a comer algo pues de verdad que tenía mucha hambre, se sentó en unas mesas de madera mientras el mayor compraba algo de comer, makkachin se subió al banco y subió sus patitas a la mesa mientras veía a Yuuri con una carita angelical que le derritió el corazón al chico, unas chicas que pasaban por ahí no pudieron evitar lanzarle piropos al caniche que solo movía su cola.
- ¡Makka, abajo! - dijo Víktor llegando con una bandeja.
El caniche bajo, pero se subió al lado de Yuuri y se acostó es su regazo de nuevo.
- ¡Es una monada! - dijo Yuuri sonriendo.
- Parece que le has gustado mucho. - dijo viéndolo tan cómodo.
- El sentimiento es mutuo. - Yuuri sonrió desviando su vista.
- A mí también me gustas. - dijo mientras se sentaba.
- Se que soy irresistible...- hizo un movimiento de diva.
Víktor se hecho a reír, había comprado para Yuuri un croissant de pollo con una soda, mientras que para el tenía un emparedado de jamón y queso.
- ¿Te gusta? - pregunto viendo a Yuuri comer.
- Esta muy rico. - sonrió limpiándose con la servilleta.
- Vamos a la gran rueda cuando el sol comience a caer. - dijo Víktor.
- ¡Claro, me encanta la vista que hay desde lo más alto! - respondió emocionado.
Terminaron de comer y dieron una caminata por el parque, Yuuri llevaba la correa de makkachin mientras Víktor cargaba con su mochila, estaba feliz de ver a Yuuri sonriendo y no con el semblante triste con el que lo había encontrado antes, llegaron al estacionamiento donde había dejado su auto, que no era el mismo con que iba a trabajar ya que su hermoso terremoto mordía todo lo que se le pusiera en frente, condujo rumbo al mercado y busco estacionamiento, esperaba que pudieran subir solo ello tres a una de las cabinas y para su suerte así fue.
- La primera vez que subí a esto me estaba muriendo de miedo. - confeso Yuuri sentado a su lado.
- No te culpo ¿Has subido a la torre? - pregunto señalándola.
- No, ahí jamás he subido. - Yuuri parecía un niño pequeño emocionado por todo.
Víktor sentía ternura al verlo en ese estado y pensó que era bueno el momento para dejar de contenerse, cuando llegaron arriba el sol ya se ocultaba en el horizonte y la vista la bahía de Elliott se veía más que deslumbrante, el peli plata se puso de pie tras el menor que iba admirando el paisaje, paso su mano por la cintura y lo tomo de la barbilla para que volteara su rostro un poco, al conseguirlo pudo ver los ojos cobrizos brillando por el sol de la tarde. Yuuri se quedó maravillado con el brillo de aquellos zafiros que tanto le gustaban, los rayos naranja y amarillo le daban un toque más atrayente al mayor, no había nada que los fuera a interrumpir en esos momentos y por fin sucedió, un roce de labios que paso a un beso lento y algo torpe por los nervios de Yuuri pero que sin dudas Víktor supo guiar de la manera correcta hasta que paso a ser algo más apasionado, la correa del caniche se deslizo entre sus dedos y estos se posaron sobre la nuca del mayor.
- Un primer beso perfecto. - susurro Víktor con su frente pegada a la del menor.
- Sin duda alguna. - Yuuri sonrió.
Se dieron un par de besos más y se sentaron juntos a esperar a que la rueda bajara aun que el paisaje había pasado a un segundo plano y solo tenían ojos para ellos mismos, al llegar abajo salieron y fueron a caminar un rato, Víktor compro un par de llaveros a juego en uno de los puestos locales y después un par de helados que disfrutaron sentados en una banca hasta que el sol por fin se ocultó y la enorme rueda se ilumino con sus típicos diseños.
- ¿Tienes que llegar temprano a casa? - pregunto el mayor viendo su celular.
- No, solo tengo que avisar que llegare tarde y eso es todo. - comento Yuuri.
- Perfecto...- se puso de pie y le tomo la mano.
Yuuri no comprendió la reacción de Víktor sin embargo lo siguió donde quiera que fueran, subieron al auto y el mayor lo puso en marcha, llegaron a un embarcadero donde había unos veleros de lujo y unos yates muy bonitos, Yuuri iba de la mano del mayor mientras caminaban por un pequeño muelle hasta un yate de color blanco que llevaba en letras negras Eros.
- Señor Nikiforov, todo está listo como usted lo pidió. - dijo un hombre alto y con barba de traje.
- Gracias Richard... quítate los zapatos y ponte estas pantuflas. - dijo Víktor sonriendo.
Yuuri estaba asombrado y se las puso sin protestar dejándose llevar por la curiosidad de ver el interior de un yate por primera vez, subió con ayuda del hombre y Víktor le siguió cargando a makkachin, lo guio adentro donde los esperaba una deliciosa cena sobre una mesa de vidrio, Yuuri estaba impresionado con todo el lujo que había en su interior y lo amplio que era.
- Una rica cena acompañado de semejante belleza. - Víktor lo hizo girar y después lo pego a su cuerpo.
- Si es muy hermoso. - vio el techo.
- No me refiero al yate, estoy hablando de tu belleza. - busco los labios del chico de nuevo.
Cada beso se iba volviendo más intenso he iba derribando todo tipo de barrera que Yuuri tenía para su protección, ya había besado antes, eso no era un tema nuevo para el sin embargo jamás se sintió tan deseado al recibir un beso, Víktor provocaba que sus piernas flaquearan y su corazón sufriera de arritmias, que las mariposas se convirtieran en murciélagos revoloteando en su estómago.