Sabor Chocolate.

Tazas de café.

Esa noche Yuuri estaba nervioso ya que acompañaría a Víktor a una fiesta por el aniversario de la empresa, sabía que Yurio y Phichit irían, pero aun así no se sentía tan confiado de hacer presencia, el día siguiente seria su cumpleaños y estaba feliz porque la pasaría con el mayor, nunca le gustaron las fiestas sorpresa y se lo dejo más que claro a Víktor para que no se le ocurriera hacer nada. 

 

- No me gusta la corbata.- comento Yuuri jalandola. 

 

- Es para que te veas bonito y gordito.- se la volvió a ajustar. 

 

- Me veo como un pingüino...- se vio en el espejo. 

 

- Un pingüino sexi que me voy a comer cuando la fiesta termine.- rió de forma ronca y le dio un beso en la mejilla. 

 

Yuuri rápidamente se dio la vuelta buscando un beso en los labios, había estado más que mimoso en los últimos días, tan empalagoso como un algodón de azúcar y para nada desagradable, Víktor tuvo que calmarlo o iban a llegar tarde a la fiesta. Estando ahí el peli plata se tomó la libertad de presentarlo como su pareja ante los empleados, Yuuri tenía ganas de meterse bajo tierra cuando todas las miradas cayeron sobre él, algunas de sorpresa y otras de felicidad, algunas otras de celos, pero igual, Víktor era suyo y vivían juntos como pareja. 

 

Cerca de las diez Víktor decidió retirarse, podía ver la expresión incomoda de Yuuri al ser abordado por algunos empleados o socios para conversar de cómo es que se conocieron, aunque Yurio y Phichit lo libraron de unas cuantas personas no dejaban de llegar más y eso ya era un tanto irritante, llegando al auto Yuuri se desato el nudo de la corbata y se quitó el saco, no le gustaba para nada usarlos y sentía que se veían mejor en Víktor que en él, mucho mejor si los trajes estaban entallados y eran puestos con sensualidad por las mañanas, makka estaba muy dormido patas arriba en el sillón y con la lengua de fuera, tan relajado estaba que por un momento los preocupo pero al escuchar el sonido de su plato siendo movido se levantó de un salto y fue hasta ellos moviendo la cola. 

 

- ¿Tienes sueño?- pregunto Víktor. 

 

- No aun no...- Yuuri sonrió. 

 

- Prepara unos cafés y vamos a la terraza a hablar un poco.- le dio un beso en la mejilla. 

 

- Esta bien, mientras sígueme dando besos.- Yuuri sonrió juguetón. 

 

- ¡Claro que si mi cerdito con smoking!- lo abrazo fuerte. 

 

La casa tenía una terraza muy hermosa de donde se podía ver los alrededores y la montaña, era una noche estrellada y un tanto fría, pero nada que una gruesa manta no pudiera arreglar, un par de cafés y ambos hechos una bolita en la cama que el mayor tenía ahí era suficiente para que Yuuri estuviera más que feliz. 

 

- Quisiera estar siempre así contigo.- comento Yuuri bebiendo su café. 

 

- Podemos estarlo cariño.- le dio un beso en la frente. 

 

- ¿Que pasara de aquí a dos años?- pregunto pensativo. 

 

- Estaremos aquí, viendo las estrellas y posiblemente haciendo el amor.- ambos rieron y se besaron. 

 

- ¿Y a diez años?- pregunto de nuevo. 

 

- Casados, quizás con otros tres caniches más o quien quita y un bebé... no lo se.- Víktor dejo las tazas sobre la mesita y se reclino sobre los cojines. 

 

- Me gusta esa idea.- Yuuri lo abrazo. 

 

Se quedaron un rato dedicándose besos, unos pequeños y otros tan largos que los dejaban sin aire, el chico se acomodó mejor para ver el cielo y disfrutar de la noche estrellada, ahora comprendía por qué Víktor tenía su casa tan alejada de los suburbios, aquella paz y tranquilidad no se podía tener ahí mucho menos disfrutar de esa manera.  

 

- ¿Que te gustaría hacer mañana en tu cumpleaños?- pregunto Víktor viendo su reloj. 

 

- Que me llenes todo el día.- dijo con doble intención. 

 

- De regalos, de besos, de mimos o de semen...- provoco que Yuuri se sonrojara. 

 

- ¿Se puede de todo un poco?- murió la cabeza hacia arriba. 

 

- Si, si quieres puedo hacer todo eso desde ya.- le dio un beso en los labios. 

 

Un estruendo y una luz los hizo separarse, había sido un fuego artificial que después de ese fueron otros más, llenando el cielo de colores y luz. 

 

- ¡Feliz cumpleaños!- susurro Víktor cerca de la oreja de Yuuri. 

 

- Vitya...- estaba con la boca abierta al verlos. 

 

- Quería ser el primero en felicitarte, este es uno de los muchos regalos que tengo para ti.- vio el cielo también. 

 

Por el estruendo de unos Yuuri dio unos respingos, pero aun así no quitaba su rostro de sorpresa y Víktor disfruto verlos reflejados en los ojos del menor ya que le quito los lentes y comenzó a besarlo. Cuando el espectáculo de luces termino ambos estaban más enredados que antes bajo aquellas sabanas gruesas, las caricias y los besos no dejaban de pasar por ambos cuerpos, lo había planeado con mucho cuidado ya que Yuuri no quería una fiesta y al parecer ya tenía sus planes para su día especial, sin embargo, deseaba ser el primero en felicitarlo por la mañana, pero después pensó que sería mejor hacerlo desde el primer minuto del día, así y fuera media noche donde se supones todos deben dormir.  

 

De beso en beso Yuuri termino sin pantalones y con la camisa desabrochada, mientras Víktor se daba sus gustos torturándole los pezones, era imposible para Yuuri quedarse callado cuando Víktor hacia semejante cosas y eso era lo que terminaba poniéndolo más duro, aunque no era el único que estaba así, el bulto bajo la ropa del mayor era más que visible y el pelinegro no podía dejar sus manos quietas, esas caricias a su hombría hacían que Víktor soltara pequeños jadeos deseosos que terminaban perturbando a Yuuri, lo mejor de convivir en pareja aparte de la compañía mutua era que ambos se podían buscar a la hora que quisieran para darse amor, además la casa era grande y aun les quedaban muchos sitios que profanar salvo que esa noche seria bajo las estrellas o eso pensaban hasta que el frio no los dejo tranquilos. 




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