Sabor Vainilla.✓

6.–Una amistad de cuatro.

La cabeza me duele que jode.

Lo último que recuerdo de anoche es estarme besando con un chico de mi clase de Matemáticas.

Al abrir los ojos me doy cuenta que estoy en mi habitación, vestida y con Mike a mi lado.

Camino hasta el baño para cepillarme, bañarme y tomar unas aspirinas del botiquín. Al salir consigo a Michael ya despierto y sonrío.

Como amo tomar un buen baño luego de una noche bastante larga.

—Buenos días —le hablo a mi amigo mientras camino a buscar mi celular.

—Siento que no dormí nada. Que horrible duermes , Lía. —se queja con los ojos cerrados —Y yo que sigo de tonto durmiendo a tu lado.

Los dos reímos.

Mi amigo camina hasta el baño para su ritual de las mañanas.

Busco mi celular, pero esta apagado así que lo conecto al cargador. Lo prendo para enviarle a Nina un mensaje que no llega.

Mike y yo bajamos a la cocina para comer algo e irnos a casa de nuestra amiga que no queda muy lejos.

—Buenos días —nos recibe mi papá en la cocina sonriendo.—Estoy preparando el desayuno, sientense.

Y sí señores, Orlando Cooper cada fin de semana que esta libre su cabellera castaña casi rojiza se pasea por la cocina consintiendo a su familia. 

Aunque yo prefiero la comida de mamá nunca se lo diría a él, ahí con su cuerpo bien marcado, ojos verdes intenso que podría convencer a cualquier jurado y midiendo casi dos metros, es un osito de peluche.

—Buenos días, papá —le doy un abrazo y un beso en la mejilla.

Él me devuelve el abrazo cariñosamente.

—Buenos días, señor Cooper—saluda Michael.

Mamá y papá le tienen tanta confianza a Mike que lo dejan quedarse aquí y dormir en mi habitación sin ninguna supervisión. Aunque al parecer creen que es gay.

—En la mesa hay café por si quieren, mi amor.—me sonríe.

Me giro al comedor y observo que no solo están mamá y Liam, también están sentados con una cara de muertos Charlie y Patrick.

—Buenos días —Mike toma asiento a un costado de mamá.

—Te has quedado —le saluda mi madre con una taza de café en las manos.

Yo tomo asiento a un lado de Liam, frente a mi queda un Patrick de verdad destruido. 

Me causa gracia su rostro de resaca, porque se ve tan lindo.

—Sí, anoche si Lía me llevaba a casa luego se venía sola, así que preferí quedarme con ella.

Trato de retraer una sonrisa mientras me sirvo una taza de café. Sé que mi amigo miente, estaba tan ebria que posiblemente él me trajo.

—Mamá, voy a pasar el día donde Nina—le informo a la mujer mayor.

—Claro, hija—me sonríe.

Como amo saber que mis padre son felices y sonríen.

—Pensé que hoy íbamos a estudiar.—la voz ronca de Patrick  causa algo en mi interior.
 
Oh, lo había olvidado por completo, él y yo quedamos en estudiar tres veces por semana y uno de esos días sería el sábado.

—¿Están estudiando juntos?—pregunta mi padre saliendo de la cocina con suficientes panes para todos.

—Sí, Lía me ayuda a mantener mis notas para seguir en el equipo—le contesta el pelinegro para luego mirarme esperando una respuesta mientras se lleva el vaso con jugo de naranja a la boca.

—Necesito ir a casa de Nina con urgencia, podemos estudiar en la tarde. —contesto tomando de mi café.

Él no dice nada, solo se dedica a mirarme.

El resto del desayuno solo nos sumergimos en una conversación animada sobre las universidades y el poco tiempo que tenemos para enviar nuestras cartas.


 


Mike y yo llegamos a casa de Nina alrededor de las diez treinta de la mañana, tenemos que entrar por la puerta trasera ya que ella ni nos contesta el teléfono y sus padres casi nunca están en casa.

Tienen una marca importante de tiendas donde venden productos coreanos y se la mantienen bastante ocupados.

Al entrar a su habitación nos conseguimos a la chica acostada en la cama, echa un desastre mirando la puerta como si estuviera esperando que inrrumpieramos en esta—

—¿Helado o vino?—pregunta Mike cuando nos quedamos parados en la puerta.

Antes de llegar aquí pasamos por un Market  a comprar un litro de helado y una botella de vino por si acaso, y menos mal lo hicimos.

—Tú decides.—la miro.

Nina se queda mirándonos y se le llenan los ojos de lágrimas.

Nosotros caminamos hasta ella para tenerla cerca.

—¿Podemos los dos?—pregunta con la voz ronca.

—Nunca lo hemos intentado —nuestro amigo se encoge de hombros—Pero para todo hay una primera vez.

Miro un calendario que tiene en la mesa de noche, luego mi vista va a mi amiga que esta sollozando por quien sabe que.

—Se acerca febrero—nos ponemos en posición de indio sobre la gran cama de Nina. Ella tiene una sabana que le tapa todo menos la cara.—¿Es por la fecha?

—Si es por la fecha te entendemos...

Intenta hablar Mike pero es interrumpido por la chica.

—Dejen de hacerse los idiotas, a todos nos afecta esa fecha—mi amiga se mete una cucharada enorme de helado —Luego de eso tú, Lía y Liam se convirtieron en unos promiscuos ebrios.—Nos mira con los ojos abiertos para evitar llorar.—Y yo solo me encierro esperando que me llamen al día siguiente que la historia se repita.

Unas lágrimas gruesas bajan de sus ojos.

Un nudo horrible me crece en la garganta y apreta mi corazón.

Tiene tanta razón, esa fecha nos afecta a todos.

—Nina, nosotros...—trato de hablar.

—No soportaría que ustedes sean una Abby más, no quiero que mueran en un accidente porque estaban ebrios.

Tapo mi rostro tratando de apartar los recuerdos de esa noche.

Abby no estaba ebria.

Para ese entonces teníamos 16 años , estábamos en una fiesta y Abby salió por más cervezas con Liam, pero ella no volvió.

¿Qué tiene que ver mi hermano con esto? Ellos eran novios y él cada día se culpa por dejar que ella manejara esa noche.




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