Sabor Vainilla.✓

25.-Dulce y rico San Valentín.

Lía.

¿En qué momento pasaron tantos días? 

No tengo la más mínima idea. Sin darme cuenta ya estamos a mitad de semana 

¿Y saben que es lo peor? 

¡Estamos a día de San Valentín! Y he estado tan concentrada en mi entrevista con Harvard que se me olvidó por completo comprarle algo a mis amigos.

Nina desde el viernes pasado ha estado un poco desanimada, pero ella nunca nos dirá lo tan mal que se siente.

El lunes quisieron burlarse de ella en la escuela, pero les dejé muy en claro a todos que si le decían algo iban a quedar sin cabeza.

Patrick sigue comprándome el desayuno y pasando tiempo conmigo. Eso me tiene un poco nerviosa, quería dejar de pasar tiempo con él y terminé hablando con el chico hasta altas horas de la noche luego de llegar de la escuela, no he encontrado el momento perfecto para borrar ese estúpido video y por fin alejarme de él.

La escuela está adornada de rojo, rosa, corazones y cosas cursis por todas partes, desde esta mañana hasta ahora en el almuerzo siento que ya estoy mareada de tanto rosa y rojo.  Tienen una estúpida tradición que cada San Valentín puedes enviarle una rosa a tu crush, tú decides si anónimo o no.

Yo creo que esto es lo que más me irrita, en lo que va de mañana he recibido unas seis rosas con notas anónimas. ¿Tan cobardes son que no ponen sus nombre?

Aunque en el fondo he tenido la pequeña, pero muy muy pequeña ilusión que una de estas rosas sea de Patrick.

—¿A quien se le ocurrió esta cosa tan fastidiosa?—Link llega a la mesa donde estamos Mike, Nina y yo almorzando.

Se le toma la cara de amargado hasta de lejos.

Cuando coloca un ramo como de una diez rosas en la mesa con fastidio, no puedo aguantar la risa. Bueno, la verdad ninguno en la mesa puede aguantar la risa.

—Has recibido más rosas en un día que yo en todos mis años en la escuela.—comenta Nina entre risas.

—¡Hermano, me has ganado!—exclama Mike alado de Nina.—¿De quienes son?—Mike extiende su mano para tomar una rosa.

—No tengo ni idea de quienes son estas chicas.—dice Link sacando su vianda de la mochila.

—Eres todo un rompecorazones—le hablo con burla acercándome a él.

—Tú también tienes un ramo de rosas.—me habla con seriedad.

No creo que le este dando tanta gracia como a nosotros.

—Solo tengo seis—lo miro—Tú tienes...—desvío la mirada para poder contar las rosas a su costado.—Como diez.

Todos sonreímos.

—¿Y tú?—se devisa hasta donde está Mike leyendo las cartas del chico—¿Cuántas recibiste?

Mi amigo se encoje de hombros.

—Creo que cinco.

—¿En serio? ¿Esto es bueno?—Link se ve de mal humor.

Creo que no le gusta mucho la atención, es igual a Nina en muchos sentidos, supongo que es algo de familia.

—Relájate—le habla Nina—Esas son solo las chicas a quien le "gustas" tal vez no las conozcas, pero ellas están flechadas por ti, aunque sea siéntete alagado, eres el que más rosas ha recibido.

—La amargada tiene razón—opina Mike.

—¿Y tú? ¿Has recibido?—le pregunta Link a su prima.

—Sí, dos. Pero las he botado.—se encoje de hombros.

—Buenas tardes—Patrick se sienta a mi otro lado.

Su presencia en esta mesa ya no es sorpresa para nadie, cada vez que puede viene hasta acá.

Está vez algo llama mi atención, no trae su bandeja de comida, solo tiene un ramo de rosas, de muchísimas rosas para mí gusto. Esto no me agrada nada.

—¿Qué tal?—no puedo evitar arrugar las cejas.

—Relájate, Cooper, son solo quince—me sonríe.

Abro mis ojos.

—¿Quince?—mi tono sale con molestia.

—Sí, años anteriores he recibido veinte o veinticinco, supongo que saben que estoy contigo así que no se esmeraron mucho.—me guiña un ojo.

—¿Y eso a tí te causa gracia?—mi tono sigue igual.

Patrick me da una sonrisa tan amplia que me molesta aún más.

—¿Estás celosa?—se acerca un poco a mí.

—¿Qué? ¡No!—contesto rápidamente.

No estoy celosa, solo no me agrada que él reciba tantas rosas, nunca me ha agradado.

—En serio, esto no significa nada—señala sus rosas—A la mitad de estas chicas ni las conozco. Bueno, en fin—hace una mueca para restarle importancia—Vengo a decirte que hoy pasaré por tí a las siete.

—¿Me estas invitando a una cita?—pregunto.

—Te estoy avisando que tendremos una cita.

—Pero deberías preguntarme primero, ¿Y si tengo planes?—me cruzo de brazos.

—Ah.—se voltea hasta donde están mis amigos.—¿Ustedes planean hacer algo hoy?

—Nada—contesta Mike.

—Yo tengo una cita con mi helado para ahogarme en mi miseria.—le habla Nina.

—¿Ves? No tienes nada que hacer con tus amigos, así que estás libre.—se levanta de la silla—Paso por tí a las siete.—se acerca para darme un beso en la mejilla.

Desde la primera vez que nos besamos a pesar que hemos estado solos un par de veces Patrick no ha intentado besarme nuevamente. Y eso muchas veces me decepciona. Sé que él es un poquitito caballeroso, pero si me pide permiso juro que diré: sí.

Me quedo observándolo, dentro de mi crece la emoción, ¡Voy a tener una cita con Patrick! ¡Esto es real! Sigo sin poder creerlo.

—Disimula esa cara de idiota.—Nina me lanza un hielo que cae en mi cabeza.

—¿Esto es real?—pregunto a mis amigo.—¿Esto de verdad está pasando? ¿Puedo confiar en él?

—Solo disfruta el momento, Lía—me habla Mike—Deja de darle tantas vueltas al asunto ¿Esto no era lo que querías hace años?

—Pero, eso fue antes de... Todo.—contesto.

—Hace mucho tiempo no te veáis tan a gusto con un chico que no sea el animal, Link y tu hermano—dice Nina—¿No crees que vale la pena?

Suspiro. La verdad no sé si valdrá la pena, pero yo solo quiero borrar el vídeo, o por lo menos acepté esta tontería por eso. No contaba con todo el tiempo que podría pasar con Patrick. No contaba con que en el trascurso cambie de idea cada día entre querer de verdad estar con él o no.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.