Sabor Vainilla.✓

27.–¿Quien soy?

Lía.

Nunca en mi vida había estado tan nerviosa como en este momento, y eso que ni siquiera he salido de casa.

Tomo la maleta y mi cartera con las manos temblorosas.

El sábado llegó tan pronto que ni sentí el resto de los días.

Nina y Mike vinieron ayer para ayudarme arreglar las cosas y darme todo el apoyo que se les pudo ocurrir. Link también vino a darme su apoyo a su manera.

—¿Lista?—me habla Liam desde la puerta de mi habitación. Yo solo me limito asentir con la cabeza.—Ya Patrick ha llegado a la ciudad y lo hice prometer que cualquier cosa que pase me llame. Y recuerda que nuestros padres no saben nada.

Mi hermano camina hasta donde estoy para levantar la maleta y ayudarme a bajarla hasta el estacionamiento donde están mis padres esperando.

Mi respiración es un poco irregular y mil cosas pasan por mi mente.

Mañana iré al orfanato, y el lunes a mí entrevista en Harvard a las nueve de la mañana como decía el último correo que me enviaron.

Pero tengo tanto miedo de que algo salga mal, de que este viaje me decepcione.

—Mi amor—mi padre mi abraza apenas salgo de la casa. Este solo acto hace que me relaje un poco.—Todo va a salir bien. ¿Estás segura que quieres ir sola?—me pregunta.

—Esto es algo que debo hacer sola.—susurro.

Nos separamos para montarnos en el auto de mi papá.

Él va al volante, mamá que aún no ha dicho nada va en el lado del copiloto y Liam a mi costado en la parte de atrás

Sin decirme nada mamá me extiede un sobre amarillo con mi nombre en el.

—Ahi está toda la información que nos dieron cuando te adoptamos y poco más que pude averiguar con mis contactos.—me habla mamá con la voz entrecortada. Yo tomo el sobre con duda.—Disculpa por no darte esto antes, apenas ayer nos llegó lo último que necesitábamos.

Miro el sobre pero no tengo el valor suficiente para abrirlo y leer lo que hay dentro. Pasé mucho tiempo dándole vueltas a este asunto y cuando por fin tengo respuestas no tengo suficiente valor.

—No importa lo que pase en Boston, bebé—mi padre empieza hablar por mi repentino silencio—Nosotros somos y siempre vamos a ser tu familia y te amamos.

Miro a Liam quien está con su vista fija en mi y luego miro a mis padres ¿De verdad necesito esto? Por primera vez en mi vida me hago la pregunta; ¿Realmente necesito con urgencia saber de dónde vengo?


**********


Domingo por el medio día y sigo en la mesa de la cocina en la casa de mis padres.

La ciudad de Boston es mayormente conocida por ser muy fría y no se equivocan.

A pesar de que la casa de mis padres aquí cuenta con tan solo una planta es bastante grande y tiene lindos ventanales que me dejan ver el jardin trasero desde la mesa de la cocina.

Frente a mí están los papeles que me han dado mis padres ayer y una taza de chocolate caliente.

Ayer cuando llegué a casa ya Patrick estaba aquí y me recibió con bastante dulzura, había limpiado un poco y hecho comida para ambos.

En la tarde hablamos un poco, salimos hacer compras de comida y me contó la razón por la cual su prima nos interrumpió la noche de San Valentín. En la noche pedimos pizza y él se fue a dormir a la habitación que era de Liam, mientras que yo me quedé en la que era mía.

Esta mañana salió muy temprano no sin primero dejarme un poco de comida hecha. Admito que lo del desayuno me derritió el corazón por completo.

¿Así se siente vivir con un novio? ¿Así seremos si por alguna razón lo dejo entrar por completo? Tal vez a él lo acepten en una escuela de cocina aquí y yo venga a Harvard,  ¿Y si no es necesario separarse depues de la graduación? ¿Estaremos listo para vivir juntos en esta ciudad?

Mi cabeza da mil vueltas, tengo tantas cosas en ella.

Se supone que debería haber ido al orfanato en la mañana, pero son casi las una de la tarde y sigo sin poder moverme.

Le doy un sorbo a la taza de chocolate para sacar los papeles del sobre amarillo.

Solo hay cinco hojas dónde se relata la fecha y hora cuando fui abandonada, cuánto tiempo tenía, sexo, situación de salud, lo normal.

Lo mismo de siempre, hasta que llego a la última hoja, donde sale el nombre de mi supuesta madre biológica; Luna Halmiton, una chica de 15 años.

Solo eso dice, más nada, no tiene firma, dirección, tampoco tiende enfermedades hereditarias que es lo que realmente estoy buscando, nada.

Mi corazón se comprime y me entran unas increíbles ganas de llorar. No puedo hacer esto sola.

Aparto los papeles para colocar las manos en mi rostro.

La que se supone que es mi madre era más joven que yo cuando me tuvo. ¿Me abandonó porque estaba asustada?

—¿Lía?—la voz de Patrick me sobresalta. Agradezco que no permití me saliera una sola lágrima.—Pensé que no estarías aquí cuando regresara.

Alzo mi vista para verlo, tiene un abrigo grueso que le llega hasta las rodillas, viste con una camisa blanca y pantalones de jean, en uno de sus hombros aún tiene su bolso. Se ve tan excesivamente hermoso.

Pero me alivia tanto que él esté aquí.

—Te estaba esperando.—le contesto.

Él mira la mesa donde estan los papeles, pero los ignora para volver su vista a mi.

—¿Quieres que te acompañe?—pregunta mientras deja su bolso en una de las sillas y se acerca a mí.

—Por favor—susurro—No creo poder hacerlo sola.

—Claro, vamos cuando quieras.

Asiento mientras me levanto de la silla, camino hasta la habitación y me cambio con ropa bastante abrigada.

Si ayer estaba nerviosa, hoy estoy lo que le sigue a eso, tengo un nudo horrible en el estómago desde que me levanté.

Aunque mi intención de que Patrick viniera conmigo aquí es borrar el vídeo de su computadora, ahora estoy agradecida que le dije que se quedara.




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