Sabor Vainilla.✓

31.—Muros y protecciones.

Mi respiración está un poco agitada, mi cabeza da vueltas, y mis orejas se sienten calientes de la rabia.

¿Me acaba de llamar egoísta?

Sí, tal vez lo soy, pero con ellos nunca.

Aunque lo que realmente me afecta es estar muy consciente de que Nina se irá, se va a ir lejos, aún no he podido procesar si esto es algo bueno o malo.

¿Es lo que de verdad ella quiere o lo hace por presión?

Ya no tengo forma de preguntárselo ya que gracias a mi ataque de furia lo último que veo de mi amiga es su espalda cuando sale de la cafetería.

—¿Lía?—la voz de mi hermano me trae de vuelta a la realidad justo antes de que toque mi brazo.—¿Que sucede?—pregunta.

—¿Y ustedes qué ven, chismosos?—también caigo en cuenta de la voz de Mike a mis espaldas.

Trago grueso para poder bajar el nudo que se ha formado en mi garganta.

No sé si siento tristeza, decepción o miedo.

—No pasa nada—miro a mi hermano a los ojos.—Es solo una tonta pelea entre Nina y yo.—trato de darle una pequeña sonrisa.—lo solucionaremos pronto.

—No te ves bien—la preocupación se cuela en la voz de Liam—Estas pálida ¿Te sientes bien?

La verdad es que no, me siento débil y un poco mareada, pero no quiero demostrarle a nadie mi debilidad.

—No lo sé—le hablo bajo a mi hermano.—Creo que es mi periodo.

Liam me toma por los hombros.

—Voy a llamar a mamá o a papá para que pasen por tí. Tu auto le digo a Charlie o Michael para que lo lleven a casa.

El nudo en mi garganta se vuelve lágrimas al momento que la expresión preocupada de mi hermano llama mi atención.

—No, tranquilo—trato de darle una sonrisa.—Se me va a pasar, sabes que siempre se me pasa.

—¿Segura?

—Lía—Mike se coloca a mí costado derecha mientras me extiende el bolso.—Salgamos de aquí ¿Si?

Miro más allá de mi hermano y mi amigo, puedo observar con detalle la cafetería. Todos están haciendo algún comentario sobre lo que acaban de ver o escuchar, muchos están disimulando mientras que otros señalan con descaro.

Por una parte comprendo que estén sorprendidos, nunca jamás, Nina, Mike y yo nos hemos peleado en público y mucho menos frente a casi toda la escuela.

Estos susurros a mí alrededor me atormentan de alguna forma. Estoy acostumbrada a que se digan cosas de mí, pero ahora de verdad no quiero aguantarme esto.

—Estoy bien, tranquilo.—le digo a mi hermano.—No me iré a casa, voy a la enfermería para que me den una pastilla y listo.—le doy un beso en la mejilla.—Nos vemos.

Me volteo para ver a Mike quien tiene su mochila y la mis.

—Gracias —tomo mis cosas.—Sí, vamos.

Respiro profundo y trato de salir de la cafetería con toda la calma que puedo reunir.

Subo las escaleras para ir hasta el segundo piso, camino al final del pasillo y entro a la biblioteca usando mi carnet de estudiante. En todo este proceso Mike está a mi lado sin decir una sola palabras.

En otra situación Mike estuviese dudando si ir conmigo o con Nina, pero teniendo en cuenta que Link ha ido con su prima estoy segura que él está más tranquilo en estar conmigo.

Llego hasta una pequeña sala de estudio privado que tiene la biblioteca. Es un cuarto con una mesa grande, cuatro sillas alrededor y una computadora en la esquina, la puerta solo tiene una pequeña ventanilla y aísla todo tipo de ruido de afuera y viceversa.

Me siento en una de las sillas con lentitud.

Acabo de decirle palabras hirientes a Nina, le dije débil y prácticamente dramática.

Aunque ella también me llamó egoísta y que no entendía sus razones, dio a entender que soy una insencible.

Mike se sienta frente a mí en completo silencio, pero siento que su mirada está taladrando mi pecho.

Levanto la mirada para ver a mi amigo a los ojos.

¿Estoy equivocada?

—No diré nada—la voz de Mike sale muy baja y gruesa, parece casi un murmullo.—No me pondré del lado de ninguna de las dos porque ambas están equivocadas y ambas tienen la razón.

Mi pecho se apreta un poco más.

Desde que fui adoptada, esta ha sido la semana más difícil que he tenido.

—No le pediré disculpas—le digo con sinceridad.

Y la verdad no lo haré, a pesar que sé estuve mal, el orgullo me está comiendo.

Mike se encoge de hombros despreocupadamente mientras cruza los brazos sobre su pecho.

No se dice más en el tiempo que nos quedamos ahí encerrados. Vine hasta la biblioteca porque es el sitio más tranquilo y solo de la escuela, los cuartos privados de estudio son bastantes silenciosos y eso era lo que necesitaba, silencio.

Al terminar la jornada escolar falto al entrenamiento con la excusa de que mi periodo me tiene mal, camino rápido hasta mi auto y salgo de la escuela lo más rápido que puedo, quiero llegar a casa y acostarme en mi cama calentita.

Mis padres no han llegado del trabajo así que no tengo que explicar que hago en casa más temprano de lo normal.

Cambio mi uniforme por un pijama de algodón y entro en mi cama, justo en este lugar me permito desmoronarme, no lloro, soy de esas personas que se le hace complicado llorar, eso hace que guarde muchos sentimientos y sea peor, pero si apago todas mis guardias, dejo que lo caliente de mis sábanas me relajen.

Nina se irá como lo han hecho todos en mi vida, cómo lo hizo la mujer que me dio a luz, cómo lo hizo una vez Liam, se irá, así como Abby se fue.

Durante todo este tiempo he creado muros a mí alrededor con la intención de que nadie entre a mí vida y me lastime, pero ahora quién se está marchando es alguien que siempre ha estado de este lado del muro.

¿Y si la distancia le hace daño a nuestra amistad? ¿Y si no vuelve?

Poco a poco el sueño y cansancio se apoderan de mí, caigo en un sueño bastante profundo, a pesar de pensar que no tenía.

—Lía, mi niña—escucho la voz de mamá en medio de mi sueño.—Bebé.




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