Como a las cinco de la mañana dejaron que los padres de Patrick pudieran entrar a verlo, sin embargo él seguía dormido, por lo tanto hemos decidido venir a casa a descansar.
Hace tres horas hemos llegado del hospital y a pesar de estar cansada, no tengo nada de sueño.
Mamá y papá nos han dicho a mi hermano y a mí que podíamos querdarno en casa, se los agradezco tanto, con la falta de sueño y todas las cosas que tengo en la cabeza no creo poder concentrarme en clases.
Anoche he decidido confesarle esto que llevo dentro de mi a Patrick, solo que no sé cómo hacerlo.
Sí, puedo solo pararme frente a él y decirle lo mucho que me gusta, pero no creo que salga tan fácil ¿O si?
Solo tengo que mirarlo a los ojos y soltarlo, ya, así sería genial.
Un toque suave me distrae de los pensamientos, alzo la cabeza de mi almohada para ver a Liam asomado en la puerta.
—¿Que haces?—pregunta mi hermano.
—Nada, pensando.—me acomodo en mi cama para darle un espacio. Ya hago esto por inercia—¿Tú?
Liam suspira para entrar a mi habitación y acostarse en mi cama, justo a mi costado. Ambos estamos de lado, con las sábanas por los hombros dándonos la cara.
El castaño tiene los ojos rojos y unas ojeras que hace años no le veía.
—Estaba aterrado.—me confiesa en susurros.—Cuando Charlie me llamó y me dijo que Patrick había tenido un accidente no pude evitar pensar en aquella noche.
Mi hermano tiene la vista fija en mi mano, la cual está casi cubierta por mi cachete.
No puedo evitar sentirme tan identificada con esas palabras.
—Yo también pensé lo peor—le digo.—Tambien recordé mucho esa noche.
Liam alza su vista para mirarme a los ojos.
—No soportaría perder a Patrick como a Abby.—su voz sigue baja.
—Te entiendo.—saco mi mano del cachete para llevarla a la mejilla de mi hermano y acariciarlo.
Él suspira y cierra sus ojos.
—Lo que más me llamó la atención fue tu reacción. Desde lo de Abby no te había visto reaccionar así.
Sigue con los ojos cerrados. Estoy tratando de decidirme si le digo o no.
—Te lo dije la otra tarde.—contesto.—De verdad quiero estar con Patrick.
—¿Entonces por qué no fuiste anoche a Job's?—los ojos color esmeralda de Liam se abren para darme una mirada que no se identificar.
Mi corazón casi se detiene.
—Yo...—trato de decir, pero las palabras no me salen.
Se ha creado un nudo asfixiante en mi garganta.
—Él te esperó ¿Sabes?—estas solas palabras hacen que la culpa dentro de mi crezca más—Te esperó como hasta las nueve de la noche, Lía. Y tú ni los mensajes le contestaste ¿Por qué?
Aunque entiendo que Patrick es su mejor amigo y está dolido por lo que pasó no creo que tenga el derecho de meterse en nuestra supuesta relación.
Sin embargo él tiene razón ¿Realmente por qué no fui a la cita con Patrick? ¿Fue por protegerme o por un ataque inmaduro de celos?
Bajo la vista para evitar la mirada de mi hermano.
»—Esta bien, no es necesario que contestes.—prosigue.—Pero por favor, si lo que pasó tiene arreglo, inténtalo—suspira.—Tengo un shipp con ustedes.
Liam sonríe para acercarse más a mí y cerrar definitivamente los ojos.
Ambos nos quedamos dormidos en cuestión de segundos, supongo que solo necesitaba a alguien a mi lado para tratar de calmar la asiendad de las últimas horas.
Cuando se hacen las una de la tarde despierto a causa del hambre.
Recibo una llamada de Mike preguntado si es verdad los rumores de que el pelinegro ha tenido un accidente. En esa escuela pueden ser lo que sea, pero los chismosos no fallan.
Mientras como de mi almuerzo junto con Liam decido no esperar a que Patrick salga del hospital, esta misma tarde iré hasta donde está para poder decirle todo.
No quiero esperar más, no quiero volver a sentir ese vacío de perderlo sin tenerlo, por lo menos si lo voy a perder en un futuro que sea porque de verdad lo intentamos y no porque estábamos jugando. Bueno, yo estaba jugando.
Justo al momento que se hacen las cuatro de la tarde Liam y yo entramos al hospital para dirigirnos hasta el pasillo donde se encuentra Patrick.
Afortunadamente solo necesitó cuidados intensivos las primeras horas, ya luego lo pasaron a piso, a un cuarto privado.
En el pasillo están la doctora de cabellera negra, la mamá, el papá, otra doctora de ojos marrones muy grandes, su tío que identifico como Ben Müller por todas esas revistas de empresarios, y otra señora de cabellera negra y ojos grises, se parece mucho al señor Coox.
Me siento un poco fuera de lugar, pero sigo a mi hermano hasta donde está la puerta del chico saludando educadamente a todos los presentes.
—Entra si quieres—le susurro a mi hermano.
El niega con la cabeza.
—Voy a esperar a Charlie, y supongo que tú necesitas hablar con él.
Mi estómago da vueltas y mi corazón se acelera.
—Esta bien.
Busco con la mirada la aprobación de sus padres antes de abrir la puerta. Quién mueve su cabeza con afirmación es Alan Coox.
Trato de tragar si éxito antes de tocar la puerta y asomar mi cabeza en ella.
La escena que veo a continuación me deja sin aliento.
Está Patrick recostado entre sabanas blancas, con una máquina a su lado, un moretón en la frente, una fisura en el labio y un yeso en el brazo. Pero lo que me llama la atención es que Ahome está prácticamente encima de él recostada a su lado.
—¿Lía?—Patrick posa sus ojos en los míos cuando termino de entrar a la habitación.
Mantengo mi cabeza en alto a pesar de la sensación dentro de mí.
—Hola, Cooper.—saluda la morena a su lado.
Patrick se remueve un poco incomo ante la situación y lo comprendo de inmediato: No fue su decisión estar en esa pocision.
—He venido a verte.—hablo lo más segura que puedo.