Sabor Vainilla.✓

37.–Derrumbando muros.

Solo estoy en medio de la habitación parada mirando a un Patrick bastante magullado con el corazón roto.

Los recuerdos de esa noche siempre los he tenido bastante claros. Estaba deprimida, fue un impulso, fue una forma de sobrellevar el dolor de la muerte de Abby, para mí fue una de las mejores noches de mi vida.

Aunque muchas veces me arrepentí de aquella decisión, Patrick se fue, desperté sola y él no habló más del tema, eso me hizo sentir bastante mal.

Pero supongo que ya es momento de aclarar este tema, ya no puedo seguir evitandolo, ya no vale la pena.

—¿Por qué tenías vergüenza?—suelto lo único que viene a mí mente.—¿Te arrepientes?

Mis manos están en puños a los costados de mis caderas. Dentro de mi está floreciendo una pequeña llama de decepción.

—Al contrario.—Patrick me contesta con la voz baja y gruesa.

Es una voz que eriza los vellos de mi nuca y espalda.

—No entiendo. Te fuiste, saliste huyendo como si hubieses cometido un error.

El pelinegro suspira para llevar la vista al techo y volver a mí.

Su expresión me cierra por completo cualquier pensamiento de su parte.

—No tenía vergüenza de lo que habíamos hecho. A mí solo me daba pena mirarte a los ojos y que tú me dijeras todas las cosas que hice mal esa noche, era tan inexperto que sentí vergüenza de no complacerte como debería.

Logro tomar un bocado de aire, pero no lo suelto hasta que hablo de nuevo.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?—me acerco a su cama—¿Por qué no volviste a tocar el tema hasta mucho tiempo después? ¡Por Dios, Patrick! Ambos éramos inexpertos, no sabíamos bien que hacíamos.

—Al principio no lo hice porque lastimaste mi orgullo de hombre.

Este comentario saca una risa irónica de mi parte.

¿Yo lastimé su orgullo de hombre?

»—Tú tampoco hablaste del tema, le dijiste a todo mundo que no recordabas nada—continua hablando.—Te paraste frente a mí y me dijiste tantas cosas que me dejé llevar por lo que ya estaba sintiendo por tí hace años, yo sabía perfectamente que sí lo recordabas.

Sus ojos van directo a los míos que están llenándose de lágrimas que la verdad no siento.

Todo este tiempo me sentí incómoda sobre un tema que lo único que necesitaba era una mejor comunicación. Lo único que nos mantuvo alejados todo este tiempo fue la falta de palabras.

—Esa mañana yo estuve muy decepcionada, se supone que ya estaba todo claro entre nosotros y tú no despertaste a mí lado ¿Y si estabas arrepentido? ¿Y si habíamos cometido un error? Pensé que solo había sido una chica de una noche, no quería hablar del tema porque me sentía usada y para evitar salir aún más lastimada simplemente te cerré la puerta.

Los ojos de Patrick se abren de par en par.

—Perdón si te hice creer eso, Lía. te juro que nunca te use o lo haría, me gustas muchísimo, y yo solo quería darte la mejor versión de mí, era aún más inmaduro de lo que soy ahora y pensé que el no complacerte para ese momento era más importante—Patrick se mueve y hace un gesto de dolor. Yo doy un paso a su cama para ayudarlo.—Ya no tenía nada que perder contigo y terminé perdiendote a tí por miedo—con estas últimas palabras la voz le sale ronca.

Mi mano sigue en su brazo, no quiero apartarme de él.

—Entonces me estás diciendo que siempre fue recíproco, que de verdad te acostaste conmigo porque te gustaba muchísimo.

El pelinegro me da una sonrisa tierna.

—¡Claro que sí, Lía!—exclama.—Yo nunca me aprovecharía de ninguna chica.—con esto último siento un alivio inmenso.—Todo lo que pasó fue porque así lo deseaba, y fue la mejor noche de toda mi corta existencia.

La mirada que me da al terminar de hablar me hace sentir segura y confiada de lo que dice, puedo identificar la sinceridad en sus palabras.

Sin embargo, necesito un momento para procesar todo, mi cabeza va a explotar, me siento encerrada, con presión en el pecho y mareada. Sé desde hace semanas que Patrick siente algo por mi hace bastante tiempo y esto me hace querer aclarar muchas cosas antes de seguir hablando.

Esta pasando demasiado en pocos días y ya no puedo más.

—Yo necesito aire.—me alejo de él.

—Lía, por favor...

—Esta bien, te creo, solo necesito aire.—lo tranquilizo mientras camino a la puerta.

—¡Charlotte!—me llama Patrick cuando ya he abierto la puerta.

Me volteo y lo veo haciendo esfuerzo para poder levantarse de la cama, pero los gestos de dolor en su rostro causan algo dentro de mi.

—Si te mueves o levantas juro que te golpeare.—lo regaño.

Me mira para darme una pequeña sonrisa.

—¡Tan agresiva como siempre!—es lo último que escucho antes de salir de la habitación.

Camino por el pasillo rumbo al jardín del hospital. No me importa quién está en el pasillo, no tengo ni la más mínima intención de pararme a ver quién ha escuchado nuestra conversación. Solo quiero llegar a un lugar abierto.

Cuando llego al jardín camino hasta una banca para sentarme ahí y poder dar inhalaciones profundas.

Me siento un poco mareada, no debo permitirme entrar en un ataque de pánico ahora, no justo en el momento que Patrick y yo por fin estamos hablando sobre nuestros sentimientos.

Solo me queda confiar en su palabra y creer que de verdad no fui solo una noche. Aunque me trató tan bonito que es imposible no creerle.

Llevo la palma de mis manos al rostro, que idiota es, ¿Cómo iba a saber yo sí lo que hicimos iba bien o mal? También era mi primera vez, ni sabía cómo se hacía. ¿En serio sentía vergüenza por algo que yo ni cuenta me di?

Quiero devolver el tiempo, pero para poder hablar con él la mañana siguiente de esa noche, para poder decirnos lo que nos confesamos hoy y no haber perdido estos años en evitarlo porque me sentía incómoda.

Tal vez luego de esa vez nuestra historia hubiese sido diferente y por alguna razón deseo estar con él, de verdad, sin videos de por medio o mentiras estúpidas.




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