Sabor Vainilla.✓

39.–Los latidos de mi corazón.

Lía

Después de un tiempo por fin he logrado salir de un pequeño bloqueo lector. Supongo que ahora me siento tan solo un poco más relajada, y aunque no tenga mucho que ver tal vez necesite tener mi mente tranquila para poder leer bien, sin contar que la última historia de romance que leí me dejó con un vacío existencial.

Desde que le expliqué a Patrick muchas de mis razones él lo ha entendido a la perfección y quiero hacer las cosas bien con él.

Mientras que por otra parte he querido disculparme con Nina por nuestra pelea, sin embargo mi orgullo sigue bastante presente, aunque el lunes antes de la primera clase intentaré hablar con ella.

Hoy es sábado y he estado libre todo el día, luego de adelantar algunas cosas de la escuela llevo como dos horas en la sala de mi casa con una manta en las piernas y recostada en el sofá devorando Un beso en París de Stephanie Perkins.

La historia de Anna me tiene tan entretenida que si no es porque mi padre me toca el hombro avisándome que mi celular está sonando, ni lo siento. Le doy una sonrisa de agradecimiento a mi papá que está sentado del otro lado del sillón también leyendo supongo algo de su trabajo.

Miro la pantalla de mi celular, es el número de Patrick. Supongo que ya le han comprado otro celular y recuperó su línea.

—Aló—contesto con una sonrisa que últimamente me sale mucho.

Me estoy dejando llevar por mis sentimientos y eso es bastante bonito.

—Hola—contesta Patrick—¿Cómo estás? ¿Que has hecho? ¿Qué haces?—me lanza las preguntas una detrás de otra.

Mi pecho se contrae con ese cariño que he dejado florecer sin ningún impedimento.

—Bien ¿Tú?—respondo—Estoy leyendo un libro que me tiene enamorada.—le suelto con bastante facilidad

No suelo hablar mucho de libros con las personas que me rodean, solo con Nina a quien le gusta leer tanto como a mí. Pero por alguna razón con Patrick no me importa.

—Si quieres te llamo luego—su buen humor traspasa el teléfono.—Pero quería salir hoy contigo. ¿Podemos?

Muerdo con fuerza mi labio inferior para no soltar un grito de emoción.

Desde que decidimos estar juntos es primera vez que vamos a tener una cita de verdad.

—Claro que sí—cierro el libro para ponerme de pies.—¿Pasó por ti?

—Esta bien, te espero.—suelta una pequeña risa.

—Bien—digo.

Mi corazón se emociona con solo el hecho de saber que saldré con él.

Luego de pedir permiso, bañarme y arreglarme. Conduzco hasta la casa de Patrick.

Mis pantalones y camisa negra hacen un buen contraste con mi abrigo rojo y botines.

Llamo al chico cuando ya estoy a tan sólo unas cuadras y apenas llego a su casa él ya está saliendo.

Sonrío cuando lo veo, tiene abrigo, pantalón y tenis negros, con un polo blanco que le quedan perfectos.

¡No puedo creer que Patrick cause tantas cosas en mi!

Mi corazón late aún más fuerte, el Omron HeartGuide que tengo en la mano derecha empieza hacer pequeños ruiditos indicando que mi presión arterial ha aumentado.

¿Cómo se me ocurrió ponerme está cosa justo ahora?

Patrick se sube a mí auto con una hermosa sonrisa, como siempre.

—Buenas tardes—me mira.

Se inclina un poco a mí, yo imito su acto para recibir un pequeño beso de sus labios.

—¿Qué tal?—quito el freno de mano para empezar a manejar.—¿Que tienes en mente?—pregunto concentrada en la carretera.

—¿Sabes dónde queda el centro comercial Will?—pregunta.

¿Cómo no voy a saberlo? Es el centro comercial del cual su papá es socio, al igual que su tío y varios miembros de su familia.

—Claro que sí, ¿Vamos?—volteo a verlo un momento. Él solo asiente.

Sigo sin poder creer que tendremos una cita de verdad, una en donde no debo de estar preocupada por borrar un vídeo, o debo tener la guardia a lo más alto para evitar sentir de más.

Por primera vez en mucho tiempo me siento bien a su lado, siento que puedo respirar tranquila.

Llegamos al centro comercial el cual es bastante grande, de cuatro pisos y fachada muy moderna, a pesar de no ser muy antiguo es de los más visitados.

Estaciono la Tahoe para bajar de ella y rodearla.

Patrick me extiende su brazo sano para que le tome la mano. Yo lo hago.

Su mano cálida causa un cosquilleo por todo mi brazo, uno que me gusta mucho.

—Espera un momento.—nos paramos uno frente al otro a un costado de los pasillos.—Casi se me olvida.

Es sábado por la tarde, y el lugar está repleto.

Patrick me extiende una targetica de color verde césped y blanco, es de plástico pero parece más un carnet, tiene algunos libros dibujados junto con las palabras «Libreria Cita» y a un constado un corazón verde.

La volteo porque no entiendo mucho, detrás hay unas letras pero lo que me llama la atención es saber qué es una tarjeta de asociados.

—¿Que es esto?—levanto mi vista al chico.

Patrick ensancha su sonrisa, cómo si darme esto le hace feliz.

—Es una tarjeta de asociados del centro comercial—me explica.—En el tercer piso han abierto una nueva librería y a los socios le dan este tipo de cosas. Hace un tiempo le comenté a mi mamá que a tí te gustaba mucho leer y ella me ha dado su tarjeta para dártela.

El pequeño sonido de mi reloj se siente a pesar del bullicio. Mi corazón pareciera que ha empezado a tener vida propia porque se manda solo.

Patrick cambia su sonrisa de felicidad por una arrogante, ha escuchado los sonidos del aparato estúpido.

—No necesito una tarjeta de descuento, Patrick. Pero gracias.—se la extiendo de nuevo.

Él suelta una carcajada que llama la atención de las personas que están cerca de nosotros.

—No es de descuento.—pasa su mano libre por mi mejilla.—Yo sé que tú primero muerta antes de recibir eso. Es una tarjeta VIP—explica—Si en algún momento no encuentras algún libro que este agotado o tenga edición limitada solo tienes que venir aquí con eso—señala el plástico—Hacer el pedido y ellos en menos de una semana tratarán de encontrarte lo que pides. Es solo un trato especial.




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