Sabor Vainilla.✓

43.–Tiempo.

Patrick.

El castigo que me espera luego de este día es memorable.

Cuando los señores Cooper's llamaron a mis padres supe que debía esperar lo peor.

Pero lo que más me preocupó de toda la situación fue ver a Lía en pleno ataque de pánico que no sabía que le daban. Eso de verdad me rompió el corazón.

No puedo evitar sentirme un tanto culpable por todo esto, si ese estúpido video no hubiese salido de las cámaras de seguridad de mi casa nada de esto le estuviese pasando. Todo por tomar una decisión inmadura e impulsiva.

—Sabes que estas en grandes problemas ¿Verdad?—me habla mi madre muy enojada a mi lado, sé que se está controlando para no pegarme un manotazo.

La nariz también me duele mucho y siento como se hincha cada vez más.

—Patrick no va a tener ningún problema legal—habla el señor Cooper frente a nosotros.

Los cincos estamos en el despacho de los padres de Lía ajenos a todo lo que está pasando afuera.

—Y no lo tiene porque le tenemos cariño.—aclara la señora Marian.—No porque no se lo merezca.

Siento como si tuviese un bloque enorme en el pecho que me impide respirar bien.

Lía está destrozada, Liam y mamá están muy enojados conmigo y los señores Cooper ( a quienes les tengo mucho aprecio) están decepcionados.

—Gracias—les susurro.—Estoy muy consciente de mi error y pido disculpas. Actúe con inmadurez y sin pensar, eso le está costando más a Lía que a mí, pero les juro que lo que hemos tenido este tiempo no es un juego para mí.—Les hablo con toda la sinceridad que puedo a los Cooper's.

Me siento tan desesperado que ya sinceramente no sé qué hacer o decir.

—Eso tienes que aclararselo a Lía.—me dice Orlando.

Escuchamos bastante ruido en la sala de estar seguido de un portazo lo que nos alarma a todos.

Soy el primero en salir del despacho y caminar con rapidez hasta la sala donde están Liam, Nina, Michael, Charlie y Link.

—¿Que pasó?—me quita la pregunta de la boca la señora Cooper.

Nina está a tan solo una palabra de echarse a llorar.

—Lía a salido prácticamente corriendo diciendo que necesitaba aire.—Habla Link.

—¿Por qué no la han detenido?—camino hasta el grupo de adolescentes—No ven que ella no está bien.

Link se para recto y me habla.

—¿Que querías? ¿Que la amarraramos?—me habla con fuerza.—Si ella no está bien es principalmente por tu culpa.

Sus palabras hacen que quiera darle contra las paredes.

Él no tiene ningún derecho a hablarme o tratarme de esta forma, es un recién llegado que si está en la vida de Lía es por Nina.

—¿Quien eres tú para hablarme así?—doy un paso a él. Link ni se mueve.—No eres nadie en la vida de Lía, no deberías ni de estar aquí.—le digo con toda la rabia que tengo acumulada.

No es un secreto que Link me cae de la patada, desde el primer momento sé que Lía le gusta y aunque soy una persona bastante segura, Link no me da confianza.

—¿Y tú sí? El noviecito que dejó que toda esta situación pasara—él también se acerca a mí.

Pero Nina se coloca en medio de los dos.

—Chicos, las diferencias entre ustedes dos no son importantes ahora.—habla para ambos.

Luego le dice algo a su primo en otro idioma que identifico como coreano. Link se relaja un poco y se aleja de mi.

Siento la mano de mi madre en mi muñeca para tirarme atrás. La miro y ella me lanza veneno con los ojos, comprendo que no es el mejor momento.

—Bien, nosotros vamos a ir para la tumba de Abby a ver si fue hasta allá—Nos informa Michael.

Trato de echar cabeza donde más pudo ir la castaña hasta que reacciono, Brighton Beach.

—Yo iré a... Un sitio, a ver si está ahí —le hablo al grupo de persona.

—Su librería favorita.—habla el señor Cooper como recordando—Aqui en  Manhattan.

A Liam se le ilumina el rostro con los recuerdos.

—Claro la que tiene una cafetería dentro y va siempre. Iremos allá.—mi amigo sale de la casa.

Yo imito su acto y antes de que pueda montarse en el auto lo detengo.

—Liam.—lo llamo.

Él se para en seco pero no se gira hasta un momento después.

—Ahora no, Patrick.—me mira al rostro.—Muy dentro de mi sé que tú no tienes nada que ver, pero sigo muy enojado contigo por lo del chantaje.—se voltea para montarse en su auto.

—Dale tiempo.—Charlie pasa por mi lado y me apreta el hombro en sinónimo de apoyo.

Yo conduzco hasta Brighton Beach, recorro la playa, el restaurante y sus alrededores, pero Lía no está por todo esto.

He recibido un mensaje de Nina y Liam diciendo que tampoco está en los lugares donde la fueron a buscar, sus padres estuvieron recorriendo el parque cerca de su casa y tampoco.

—¿Donde estas, Charlotte?—la frustración ya me está desesperando y la hora está avanzando muy rápido.

Suelto un grito y paso mis manos por el cabello. Soy un idiota, un imbécil, todo esto es mi culpa.

¡Claro, una librería!

Corro hasta el auto que es de mi padre y empiezo mi camino hasta el centro comercial. ¿Cómo no se nos ocurrió antes?

Llego al lugar y entro lo más rápido que puedo, a pesar de la hora y que están a punto de cerrar aún hay bastante gente. Llego hasta el piso correspondiente y entro al gran local decorado de verde y blanco.

Miro a todos lados, hasta que la veo. Está parada en el área de cuentos infantiles.

El alivio recorre todo mi sistema y me relajo. Envío un mensaje para informarles que ya la encontré y que todos le bajen a la preocupación.

Camino en silencio hasta donde está la chica, mirando algo en específico con los brazos cruzados.

—¿Cómo supiste que estaba aquí?—susurra luego de unos segundos.

Yo también me cruzo de brazos mirando su perfil cansado y triste.

—No sé, solo lo supe.—me encojo de hombros contestando en el mismo tono de voz.




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