Lía
Mi madre siempre dice: “Hay que dar la cara por las cosas que hacemos o decimos, aunque no queramos esas consecuencias, ten por seguro que es lo que merecemos en ese momento.”
Así que la noche que llegué a casa hecha trizas y me propuso que me tomara un tiempo, que viniera a la casa de campo que tenemos a las afueras de Boston supe que la situación no era la mejor.
Muchas veces pensé que lo hizo por darme algún tipo de castigo debido a todo lo que pasó. O quizás para darme mi tiempo.
Por mucho que se ofrecieron a venir conmigo me he negado, este tiempo a solas me ha hecho reflexionar.
Varias veces he entrado a mis redes sociales, y aunque me envían y escriben cosas que me afectan es la única manera de saber que todo es cierto. Por las redes sociales me he enterado que el equipo de animadoras de la escuela ha quedado en el segundo lugar.
También he visto clases en línea, clases que le aceptaron a papá porque pagó una suma de dinero.
Pero estar relativamente lejos de todo y de todos también me hizo entender lo importante que son las personas que me rodean para mí.
Nina y Mike me han llamado, me han enviado videos y esta misma semana nos enteramos que mi amiga ira definitivamente a Corea del Sur, la han acepado en la universidad de dicha ciudad. Esa noticia la recibió con más felicidad de la que creí. He entendido que Nina no hace esto solo por alejarse, lo hace porque es lo que quiere y le hace bien.
Muchas veces he pensado en Abby, en ¿Qué hubiese pasado si...? pero mi terapeuta (con quien comencé sesiones esta misma semana) dijo que tengo que dejar de vivir en el “tal vez” y simplemente hacer y decir las cosas pensando en el presente, me ha recalcado el hecho que vivir solo pensando en el futuro causa ansiedad.
Lo entiendo, sin embargo, necesito más tiempo para acostumbrarme.
Respecto a Patrick lo extraño con cada célula de mi cuerpo. Extraño sus besos, sus abrazos, esas bromas espontaneas. Añoro esas tardes en las cuales él cocinaba para mi mientras yo leía algún libro en la mesa de la cocina.
Esta semana también me he dado la libertad de llorar, nunca pensé que el hecho que se filtre algo personal en redes sociales fuese tan difícil, saco todo eso que estuvo en mi pecho durante mucho tiempo. También he retomado la escritura que por alguna razón llevaba meses de bloqueo.
Ahora estoy en el jardín de la gran casa de dos pisos mirando el horizonte, el viento fresco de la primavera roza mi piel expuesta, hace muchos años no me vestía con uno de esos vestidos floreados color crema. Las palmas de mis pies rozan el césped recién cortado y el aire es bastante refrescante.
Frente a mí se abre un campo verde y lleno de árboles, cuando era pequeña amaba esta casa de campo, sentida que podía volar en los columpios que ya no existen.
En mis audífonos suena una canción de Sia, es de esas canciones que te hacen sentir la reina del mundo, y en mi regazo descansa la nueva edición de Los siete maridos de Evelyn Hugo de Taylor Jenkins Reid .
Siento pasos acercándose a la banca donde estoy y su olor que ahora es bastante familiar inunda mi nariz. Cierro el libro y me saco los audífonos.
—Una semana no es suficiente. —me habla el chico sentándose a mí lado.
Yo sigo en mi posición, no lo miro y creo que él tampoco me está mirando.
—Para mí una semana es más que suficiente. —le contesto en voz baja.
El chico suspira y por un pequeño momento siento su mirada en mi perfil, pero la desvía al instante.
—Cuando Liam me dijo que querías verme me sorprendí un poco. De todas las personas a quien podrías llamar me dijiste a mí. Nina me armó todo un drama.
Suspiro para desviar mi vista a las manos y luego a él.
Link también me mira. Tiene unas pequeñas ojeras debajo de sus ojos, pero su piel sigue siendo igual de linda.
—Mis padres me dijeron que diste con la persona que hizo todo eso —mi voz sale baja y un poco rasposa. —Darte las gracias por teléfono no me parecía la mejor idea de todas.
El asiático ensancha su sonrisa.
—¿Hacerme venir a otro estado por eso? —su pregunta sale con sarcasmo. —tú siempre tienes que ser extremista.
—Gracias, Link. —le comento ignorando por completo su sarcasmo. —de verdad gracias.
Link se queda por un instante en silencio, suspira varias veces, pero no dice nada, solo alza su mano para extenderla a mí y acariciarme la mejilla.
Este solo acto me gusta, no me causa tantas sensaciones como Patrick, sin embargo, no me causa incomodidad ni nada, es como si tuviese a Michael frente a mí.
—Tus padres me dijeron que iban a comenzar un proceso legal en contra de Tiffany Bensson por todo lo que subió en redes sociales. —ahora es el turno de Link de ignorar mis palabras. —en la escuela hay rumores de que lo hizo por celos, ya sabes porque tuviste relaciones con Dylan.
Recordando un poco la situación, Dylan Hudson ha sido como la mala suerte, todo comenzó con él. El video de Patrick, el corazón roto de Nina, la pelea con mi amiga, Tiffany subiendo todo a redes sociales por celos y venganza. Es demasiado curioso como alguien de quien siempre he ignorado su existencia puede causar tanto desastre.
—Es lo que se merece. —me encojo de hombros.
—Aunque tampoco actuó sola, ya sabes, Ahome.
—De esa ni me hables—pongo los ojos en blanco. —Le quiero arrancar el cabello de raíz.
Link suelta una carcajada que me contagia por un momento.
—No puedo creer todo lo que hacen los celos. —el chico extiende las piernas frente a él para cruzar sus brazos en el pecho y mirar al frente.
Yo también llevo mi vista al frente para darme cuenta que ha empezado el atardecer. Los días que llevo aquí no me he perdido ni uno, hasta empecé a escribir a estas horas por la misma razón.