Han pasado exactamente nueve días de la vez que se publicaron todos esos video y fotos de mí, a pesar que Link logró eliminar las paginas, Liam me cuenta que los rumores siguen muy presentes en la escuela.
Me miro en el espejo de cuerpo completo que tengo en mi habitación, suspiro y paso las manos por el uniforme, estoy tan solo un poquitito nerviosa.
Mi uniforme, cabello y maquillaje están intactos, como si los últimos días no me los hubiese pasado encerrada en una casa de campo sumergida en lágrimas y lamentos.
—¿Estas lista? —mi hermano aparece por el marco de mi puerta.
Lo miro para sonreírle.
—Claro que sí. —recojo mi bolso para caminar hasta donde está él. Lo miro por un instante. —lo siento mucho, Liam. De verdad.
Mi hermano me abraza muy fuerte, su colonia invade mis sentidos y siento que estoy en el lugar correcto.
—Nada de lo que pasó es tu culpa, ni de Patrick, solo de Tiffany y Ahome, más nadie. —Liam se separa de mi para tomar mis hombros y hablarme con bastante seguridad. —Este tiempo que estuviste fuera me di cuenta que me importa una mierda lo que piense la gente de nosotros, no me importa que me digan lo que sea por ser adoptado. Tu eres mi hermana, Marian mi madre y Orlando es mi padre y a la mierda lo que digan los demás. No deberías de cargar con todos esos comentarios horribles tu sola.
Mi corazón se acelera y mi garganta se cierra, vuelvo abrazar muy fuerte a mi hermano, definitivamente estoy muy feliz por la familia que me ha tocado.
—Ninguno de los dos deberían de sentirse avergonzados por sus raíces. —escuchamos la voz de papá a nuestro costado.
Él y mamá vienen a nosotros.
—Perdónenme. —corro hasta donde están mis padres para abrazarlos a ambos. —No quería decepcionarlos.
—Nunca nos decepcionaste. —comenta mamá. —Si me enojé muchísimo, pero nunca estuve decepcionada, esos video e imágenes, incluso todas esas cosas que se dice de ti no te define, Lía. —mientras mamá habla, papá acaricia mi rostro.
Me siento en casa, este es mi hogar y es mi lugar seguro. Muchos años creí que mi lugar seguro seria mi cama, pero no, es mi familia a ellos es todo lo que necesito para estar bien.

Todo a mi alrededor se mueve en cámara lenta, las personas me miran y murmuran apenas paso por su lado, aunque no tienen el valor de señalarme se a la perfección que hablan de mí.
Pero me importa una mierda.
Camino alado de Liam con toda la seguridad que puedo tener dentro, no importa lo que se diga, no importa lo que piensen.
Llego a mi casillero más rápido de lo que pensé lo haría, creía que la llegada a la escuela seria horrible, pero no, es mejor.
Mi hermano me deja sola un momento para ir hasta su casillero a buscar unas cosas.
Estoy buscando mi libro de inglés cuando escucho su repúgnate voz.
—Con razón siempre me caíste tan mal. —habla Anaí con sarcasmo a mi lado. —resulta que no me llevo bien con los bastardos.
Sonrío, ella de verdad cree que me va a ver afectada por sus palabras sin sentido.
—Créeme que nuestras diferencias no son por eso. —le digo mientras cierro mi casillero.
—¿Qué pasa Cooper...? —Anaí se posiciona frente a mí. —¿o ese no es tu apellido? —sonríe con malicia.
Alrededor de nosotras se ha creado un pequeño grupo de personas bastante atentas a lo que creen será mi humillación.
—¿Sabes la razón por la cual nos caemos mal? —me acerco a ella. —Porque somos la misma mierda. —contesto. —somos igual de desagradables. Claro, con la diferencia que a pesar de que mis padres no son biológicos y me aman aún más que los tuyo a ti, a pesar que tu si eres "biológica" —la última palabra la digo con comillas.
Anaí me mira con muchísima rabia para acto seguido mover sus brazos y hacerme soltar los libros que llevo en los brazos de un solo manotazo.
Este solo acto hace que esta rabia que tengo acumulada salga y la empujo contra los casilleros.
Estoy cansada, ya estoy deteriorada de todos los comentarios absurdos en redes sociales, de los rumores, de aguantarme las ganas de querer golpear a alguien, ya no quiero sostener mas esta carga.
»—Tú a mí no me vuelves a tocar más nunca en tu miserable vida. —suelto estas palabras con toda esa molestia dentro de mí.
Cuando estoy a punto de irme encima de Anaí siento como unos brazos me rodean y me echan atrás.
El perfume entra por mis fosas nasales y por un pequeño momento me relajo.
Patrick me suelta, pero me toma por la muñeca para mirarme con bastante seriedad al rostro y guiarme todo el camino a la biblioteca. Yo me dejo llevar.
Entramos a uno de los cuartos de estudio donde solo hay un escritorio y dos sillas. El chico cierra la puerta detrás de él, le coloca el seguro y voltea a mirarme.
Yo me quedo en medio de la pequeña habitación observando sus ojos.
Hasta ahora no me doy cuenta lo mucho que lo he extrañado.
—¿Por qué eres tan agresiva? —es lo único que sale de su boca.
Y la verdad me decepciona un poco, pensé que al vernos me abrazaría o me diría lo mucho que supongo yo también me extrañó.
¿O no estuvo toda esta semana pensando tanto en mi como yo en él?
—Me dijo bastarda. —defiendo mi punto.
—Bueno, sí se lo merecía. Pero te ibas a meter en más problemas de los que ya estas. —da un paso a mí, pero sigue aún muy lejos.
—Técnicamente los problemas en los cuales estoy metida es por otra gente. —comento.
Patrick solo se queda ahí frente a mi parado mientras me mira con una línea recta en sus labios, algo poco inusual en el chico.
»—Te extrañé. —suelto antes de procesar mis palabras.
Algo que a Patrick pareciera que no le hubiese causado nada. Eso hace que mi corazón se acelere, pero por el miedo que me causa su tranquilidad.
—Me dices que necesitas tiempo, desapareces por una semana, y luego apareces aquí como si nada diciendo que me extrañas ¿es en serio? —su voz es baja y gruesa.—Y entiendo que necesitabas tu tiempo, eso lo sé. Pero por lo menos me hubieses enviado un mensaje, no pedía más.