Sabor Vainilla.✓

49.–¡Es Harvard!

El viaje definitivamente fue lo mejor que pudo pasar en estos momentos.

A pesar de todas las cosas que pasaron en tres días y dos noches, volver a Nueva York significa explotar esa burbuja en la que nos habíamos metido durante nuestro tiempo en Hawái.

Hace un mes que Tifanny subió a redes sociales todo lo que tiene que ver con mi vida privada, ya lo he superado, he decidido que eso no debería de afectarme. Pero aún hay algo que tengo que ver, y eso es la universidad por la cual he luchado.

Liam y yo nos bajamos del taxi cuando son casi las cinco de la tarde. Vengo muerta del viaje, pero es un cansancio bueno, de esos que te da cuando has tenido un día largo, pero provechoso.

Mi hermano coloca la clave de la casa mientras que yo me percato que en el buzón de pared hay varios sobres sobresaliendo, dejo mi maleta un momento para abrir el buzón y tomar todos los papeles que hay. Seguramente a mis padres se les ha olvidado y la señora de servicio no está muy pendiente de los papeleos.

Liam y yo entramos y dejamos las maletas en el recibidor.

Me pongo a revisar todas las cartas, hay recibos de luz, agua, un sobre gigante con el logo de Columbia.

—Esto es para ti. —le extiendo el sobre a Liam sin mirarlo.

Pero mi boca se seca y mi corazón casi se detiene cuando no veo uno, si no dos sobres con mi nombre como remitente. Trago grueso y mis manos empiezan a temblar de los nervios, son cartas de la universidad de Nueva York y de Harvard.

—Me quieren en el campus antes de otoño para empezar los entrenamientos, y la semana que vienen me enviaran una caja con cosas de la universidad. —escucho a mi hermano hablar mientras ríe. Yo sigo con la vista fija en los sobres—Muchas ganas de gastar hojas en algo que me pudieron decir por correo…—Liam deja de hablar apenas me ve paralizada en la entrada.

Yo despego la vista de los papeles para mirar a mi hermano quien también traga grueso.

—¡Mamá, papá, llegamos¡ —suelto un grito que sobresalta a Liam.

Camino hasta el despacho de mis padres donde seguramente estarán con las cartas en mis manos.

—Mis bebes—nos recibe una Marian sonriente desde su escritorio con la computadora abierta.

Miro al otro escritorio donde también está mi padre, pero rodeado de muchísimos papeles.

—Han llegado—es lo único que sale de mi boca apenas estoy sentada frente al escritorio de mi madre.

Le extiendo el sobre a mamá, papá se levanta de su sitio y va hasta donde estamos nosotros. Liam se para a mi lado.

Mis manos tiemblan. Si me han llegado cartas eso significa que los resultados están en la página oficia hace mucho tiempo y que el correo me ha llegado por lo menos hace menos de un mes. Yo por cobarde no revisé ninguna de las dos cosas.

—¿No lo has abierto? —pregunta Orlando posicionándose a un lado de mamá.

Niego con la cabeza.

—Háganlo ustedes por favor, y me dicen.

Liam se va al otro costado de nuestra madre y me dejan sola de este lado.

Marian abre el sobre de Harvard, mientras que Orlando abre el de NYU. Mi hermano mira las dos cartas con curiosidad. Ninguno hace o dice nada.

¿Y si no me aceptaron en ninguna de las dos? ¿Y si me quedé sin poder asistir a nada?

Mi cabeza empieza a dar vueltas y pensar en cualquier escenario malo, no voy a estudiar y no voy a poder montar mi editorial, tampoco sacaré mis libros en físico y me quedaré para siempre viviendo del dinero de mis padres. Patrick no va a querer casarse con una fracasada…

—Felicidades, hija. —me sonríe papá.

Mis vellos se erizan y trago grueso. Una pequeña emoción empieza a correr dentro de mí.

—Lo siento mucho. —mi corazón se viene abajo y mis ojos se llenan de lágrimas cuando mamá menciona esas palabras. —Has quedado en lista de espera.

Ambos me extienden las hojas para poder leer con mis propios ojos lo que ya ellos han confirmado.

Efectivamente en la NYU me han aceptado. Mientras que en Harvard he quedado en una lista de espera, con la esperanza de que alguien no pueda ir me darán su cupo a mí.

Pero seamos sinceros ¿Quién en su sano juicio no va a querer asistir a Harvard?

¡Por el cielo, es Harvard!

Suelto un suspiro para evitar soltar lágrimas. Todo por lo que he luchado este tiempo se ha venido abajo. Siento que he defraudado a Abby.

¿Abby hubiese sido aceptado en la Universidad de Boston? Claro que sí, ella siempre tuvo lo que quiso.

Mi único instinto es abrazar a mamá para evitar venirme abajo. Ella me recibe con gusto y me soba la espalda. Mientras tanto Liam y papá no dicen nada, solo están ahí dándome su apoyo. Y esto es todo lo que necesito para sentirme mejor.

Me separo de mamá para subir a mi habitación sin decir ni una sola palabra.

Me siento tan decepcionada de mí misma.

Me desvisto, entro a la ducha y me quedo aquí debajo del agua caliente por un rato. Necesito estar sola.

Okey, no todo son malas noticias, aunque sea voy a poder asistir a una universidad, no la de mis sueños, pero algo es algo. Aunque tampoco que me han rechazado de Harvard. ¿Y si espero? Podría esperar por la universidad un puesto, pero eso no me afirma nada, puedo durar esperando un mes como un año.

Termino de asearme, me coloco un pijama de cuerpo completo, justo ahora el cansancio de todo me pasa factura. Entro a la cama para poder dormir un poco, tal vez lo que necesito sea dormir para aclarar mis pensamientos.

Tengo mala maña de solo centrarme en las cosas negativas que suceden y mi terapeuta dice que eso solo ayuda a que tome malas decisiones.

Cierro los ojos con la intención de dormir, y aunque mi cabeza da vueltas lo hago.

*****

El sonido de mi celular me despierta de un sueño donde estoy en alguna parte del mundo escuchando clases con personas que nunca he conocido en mi vida.




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