Sabor Vainilla.✓

50.—Jóvenes Escritores.

Hoy no me apetece ir a la escuela.

Aunque es un pensamiento que ha pasado muchas veces por mi mente, esta vez es algo mas que un "querer" de verdad no puedo, así que no asistí.

Me siento tan desanimada, ¿Para qué voy a ir? Total, ya pasé los exámenes más importantes.

Escucho que alguien llama a mi puerta, pero no contesto, tampoco tengo ganas de salir de cama.

Solo por hoy, solo por hoy quiero sentirme mal y miserable, ya mañana estaré bien, lo prometo. Siempre he sido así, yo puedo superar el rechazo de mis sueños.

Veo la cabeza de papá asomarse por la puerta y me sonríe.

—Te ha llegado esto—termina de entrar con una caja en sus brazos. La caja tiene el logo de la universidad de Nueva York. —Se ven bastante interesando en tenerte en su programa.

Me siento en posición de indio para recibir la caja de cartón. Papá se sienta a orillas de mi cama.

—¿Programa? ¿Cuál programa? —pregunto mientras abro la caja.

En ella hay una sudadera, una taza de café, un anuario, poster, y cronograma de actividades, todo referente a la universidad con su respectivo logo.

—¿No leíste la carta de aceptación? —pregunta.

—No presté mucha atención. —contesto sacando la sudadera para verla mejor. —solo leí la parte que decía: Mediante la presente tenemos el honor de informarle que ha sido aceptada en...

Me quedo en silencio apenas saco el cronograma de actividades y leo en grande "Programa de escritores jóvenes."

Arrugo mis cejas sin comprender mucho, busco en mi gaveta de la mesa de noche la carta de la NYU para leerla completa. No me había dado cuenta que eran dos hojas.

En resumen, debido a todo lo que escribí en mi carta de presentación para la solicitud, una persona se llenó de curiosidad y me buscó en redes sociales, incluso en la pagina oficial de la escuela llena de dudas sobre mí. Dicen que han leído mis libros por las plataformas de internet, y que me quieren en la primera edición de un programa para jóvenes a quienes le apasiona la lectura y escritura.

Tanto en la carta, como en el cronograma de actividades recalcan que solo han elegido a 20 jóvenes alrededor del país, y si tiene éxito este lapso, vendrán más ediciones. Lo que llama aún más mi atención es la colaboración que tienen con el New York Time, y tengo unas probabilidades del 85% de publicar algunos de mis libros antes de que termine la carrera, incluso conseguir trabajo en importantes editoriales.

—Muchas veces tienes que cambiar las tácticas para cumplir tus sueños. —me dice papá cuando me ve la cara de tonta que tengo al leer todo esto.

Vuelvo a mirar todas las cosas que están en la caja, ¿Esto es real? ¿Está pasando?

Me levanto de la cama para ir hasta el armario y comenzar a vestirme, por primera vez me importa nada que tan desarreglada saldré a la calle.

—Esto no puede ser cierto, tengo que ir a comprobarlo por mi misma. —le digo a papá a través de la puerta de mi armario mientras me cambio rápido.

Escucho la risa de Orlando, un sonido relajado y divertido. Papá es de esas personas que su risa te causa más risa a ti.

—Recuerdo que tu sueño más grande es colaborar con el New York Time ¿Iras a la universidad? —pregunta.

—Claro que iré. —salgo de mi armario apenas con un mono y una sudadera, recojo mi cabello y la verdad no me preocupo en maquillarme. —Ahí dice que una de las actividades comenzará esta misma tarde.

—Aquí dice que tienen una facultan de literatura bastante prometedora. —me comenta mientras lee uno de los folletos que viene en la caja.

Me paro en seco mientras busco mi celular y lo miro con los ojos entrecerrados. Comprendo muy rápido la razón por la cual me trajo esta caja.

—Hiciste esto a propósito. —afirmo señalando la caja y él sonríe.

—No puedes darte por vencida solo porque una universidad no sabe lo valiosa que eres. —se encoje de hombros.

Sonrío y me acerco a él para poder abrazarlo.

—Definitivamente tengo a los mejores padres del mundo. —digo en su pecho y siento como vuelve a reír.

—Y yo tengo a los mejores hijos del mundo. —me separa para tomarme del rostro. —recuerda que no importa a donde vayan, estoy muy orgulloso de ustedes.

Sonrío amplio y salgo de la habitación. Mi celular empieza a sonar en el bolsillo, lo saco, es Patrick.

—¿Tienes planes para hoy? —pregunta el chico apenas contesto.

—Sí, y tú vienes conmigo. —sonrío.

Escucho la sonrisa divertida de Patrick al otro lado.

—Como usted mande. Voy saliendo de la escuela, ¿Paso por ti?

—No, yo paso por ti, voy saliendo. Tu auto lo vamos a buscar luego.

Colgamos la llamada para poder manejar con rapidez hasta la escuela.

Tengo esa necesidad de no creer algo tan bueno, nunca he confiado en los dichos, y mucho menos en ese de que "Si se te cierra una puerta, se te abre una ventana." Lo considero algo que la gente positiva tipo Mike siempre dice para sentirse mejor por sus derrotas.

Sin embargo, creo en eso de que las cosas pasan por algo.

Miro el cuadrito que tengo colgado en mi espejo retrovisor. Es uno de dos lados: En uno tengo una fotografía de mi familia y en el otro una de mis amigos.

Siempre me burlé de Mike y Abby por ser tan positivos y alegres, sin embargo, eso fue lo que me mantuvo durante tantos años. Tal vez ahora me toque a mi ser un poco positiva.

Llego a la escuela para conseguir a Patrick en la entrada hablando con Tiffany. Me bajo del auto enojada sin primero estacionar bien. Desde que pasó lo de los videos no la vi más.

Me acerco a ellos con pasos firmes. Tiffany me mira e intenta hablarme.

—Lía, por favor...—dice justo antes de que yo le suelte una bofetada que me deja ardiendo la palma de la mano.

Patrick ni se mueve, solo esta parado a su lado con las manos en los bolsillos, él sabe que, aunque quisiera no me va a detener de darle su merecido a la perra esta.




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