Este capitulo contiene escena explicia de relaciones sexuales, asi que si sigues leyendo es bajo tu responsabilidad.
Ahora que ya estas advertida, continua.
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Patrick pasa su mano por mi espalda para dejarla unos centímetros antes de tocar mi trasero y acercarme al mesón donde reposa una masa cruda en un bol.
Luego de decirme sus planes luego de la graduación, nos secamos las lágrimas y me trajo hasta la cocina donde estamos preparando un pastel que dice él es bastante importante para el próximo restaurante. Mientras que hablamos de todo y de nada a la vez.
Aunque desde ese momento y hasta ahora a pesar que nos hemos besado pocas veces, siento una tensión de parte de Patrick que aun no se si me agrada o no.
—Soy un asco en esto. —sonrío mientras que con mucho cuidado echo leche en una mezcla que hace Patrick.
Ambos nos hemos quitado las chaquetas y ahora lo único que cubre nuestras ropas son delantales.
—Si, eres pésima en la cocina. —concuerda Patrick soltando una carcajada.
Le doy una mirada de poco amigos mientras me llevo la lata de leche a la boca y le doy un sorbo.
El chico abre sus ojos para querer decirme algo, pero lo interrumpo.
—Te quedaste sin leche. —comento con ironía.
Hace unos instantes Patrick me contó que cuando se trata de algún postre con embutidos trata de no hacer este tipo de cosas porque tiene riesgo a que luego se dañe.
Él me mira y luego aparece en su rostro esa sonrisa arrogante que tanto amo y odio al mismo tiempo.
—Ya habías echado la leche suficiente.
Después de hablar prende la batidora y yo ruedo mis ojos.
Luego de dejar la maza en el horno y la mezcla de leche y vainilla en el refrigerador Patrick se acerca a mí. Estoy sentada en el mesón del lavaplatos comiendo un poco de maza cruda restante.
—Hoy la entrenadora me dijo que podía volver al equipo para el último juego. —le comento con simpleza mientras chupo mi dedo índice con maza.
—¡Eso es muy bueno! —Patrick se posiciona entre mis piernas para colocar sus manos en mis caderas y recostarse en el muro. —Mereces estar ahí tanto como todas las animadoras. —me da una linda sonrisa, pero en sus ojos puedo ver algo más.
—Sí, de hecho…—empiezo a decir hasta que Patrick toma mi mano a unos centímetros de mi boca.
—Deja de hacer eso, por favor. —me habla con la voz gruesa.
Lo observo mejor para darme cuenta de su mirada tan lujuriosa y como traga grueso.
¿Así que eso es lo que tiene?
Sonrío con picardía.
—¿Por qué? —pregunto volviendo a chupar mi dedo, pero esta vez más lento.
Patrick suspira mientras mira mi dedo salir de la boca.
—Siempre he tratado de ser respetuoso contigo, Lía. —mi sonrisa se ensancha cuando escucho mi nombre de su voz ronca. —nunca he dicho lo que realmente quiero… quiero hacer contigo y tu cuerpo.
Mi corazón empieza a latir muy fuerte en mi pecho y trago grueso.
Se ve tan sexy diciendo estas palabras que muerdo mi labio inferior en medio de la sonrisa.
Patrick me toma por la nuca para estampar sus labios a los míos con bastante brusquedad. Su mano libre pasa de mis cadenas hasta mis muslos y suelta un gruñido que me encanta.
Yo llevo mis manos hasta su pecho y él se tensa. Bajo mis caricias hasta donde termina su camisa para meter mis manos debajo de esta y tocar su abdomen tan bien definido por los ejercicios que hace tres veces por semana.
Agradezco al cielo que hace unos instantes nos quitamos los delantales.
Sus besos bajan hasta mi cuello y me aprieta más a su cuerpo para poder sentirlo completo, todo de él.
En un movimiento ágil de mi parte le quito la camisa para observar ese cuerpo que tanto me gusta y en este preciso momento estoy deseando bastante.
Patrick sonríe con arrogancia para hacerme enrollar mis piernas en sus caderas y llevarme hasta una puerta al fondo de la cocina donde prende la luz.
Estoy tan sumergida en nuestro beso que al principio no me percato que es una habitación.
—¿Por qué hay una habitación en el restaurante? —pregunto entre besos cuando ya Patrick me ha acosado en la pequeña, pero cómoda cama.
—Porque… quiero darle… a las personas que trabajen conmigo… un lugar para descansar. —me dice todo eso dando pequeñas pausas para besar mi cuello y mejillas hasta llegar a mis labios.
Sus manos se mueven con mucha lentitud por mis brazos y esto me gusta. Me quita la blusa que tengo puesta para acto seguido sin esperar nada quitar también mi brasier.
Ese acto hace que me sienta excitada.
Desde Hawái no hemos vuelto hacer nada, hemos tenido la mente en otro sitio, pero esa vez tan lento y tierno, lo que sentía en ese momento era más sentimental, ahora es algo más físico.
—Que considerado. —le comento luego que sus besos empiezan a bajar hasta mis pechos.
¡Ave María purísima esto es increíble!
Su lengua empieza a jugar con ese punto tan sensible en mis pechos mientras que su mano baja por mi abdomen hasta desabrochar el jean y meterla hasta mi intimidad.
Suelto un gemido.
Juro que nunca ningún chico me he hecho sentir esto. Porque primera vez en la vida que mezclo las sensaciones con algo tan físico como sexo. Un acto al cual no le veía otra función que divertir, entretener y disfrutar, ahora es todo tan diferente.
El chico quien está encima de mí, baja por completo mi pantalón para dejarme solo en pantys y no siento ni un poco de vergüenza, al contrario, lo quiero cerca de mí, lo quiero dentro de mí.
Mis manos dejan su abdomen y espalda para bajarlas hasta su pantalón y desabrocharlo. Patrick me da una sonrisa que no veo, pero siento en mi piel.