Este capitulo contiene escenas sexuales explicitas, así que si sigues leyendo es bajo tu responsabilidad.
Ya advertida sobre esto, disfruta la lectura.
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Camino por los pasillos de la escuela con mi birrete en la mano y la toga azul completamente abierta. Estos pasillos que me han visto crecer, lamentarme la perdida de algún concurso de cuentos, que han sido testigos de mis besos con Patrick y las peleas con personas estúpidas. Son los mismos que ahora siento un poco ajenos.
Tengo a Liam y a mis padres a mi lado, quienes son las únicas personas que me importan y ya eso es suficiente.
Liam me toma la mano cuando llegamos el campo de futbol donde se hará la ceremonia. Alzo mi vista para verlo con un nudo en la garganta.
«Lo logramos.» Quiero decir, pero las palabras no salen de mi boca.
Cuando entramos por completo al campo mi vista se va a las sillas esparcidas en medio de este con una pequeña tarima en el medio decorada con el azul, blanco y negro característico de la escuela y sonrío.
Siento un sollozo a mis espaldas y me volteo para ver a mamá llorando en el pecho de mi padre, esa escena me hace reír.
—¿Mamá? —Liam camina hasta donde nuestros padres sin soltar mi mano. —¿Qué pasa?
Yo también me sorprendo un poco, mamá no es de las que se la vive llorando. Ella es de esas personas que si pasa algo lo primero que hace es tratar de buscar soluciones en vez de ponerse a llorar.
—Es que estoy tan orgullosa de ustedes. —nos abraza a mi hermano y a mí. —Cuando fuimos por primera vez al orfanato y los vi supe que ustedes eran especiales. —arrugo un poco mis cejas. Ellos nunca nos hablan sobre nuestra adopción, solo sabemos lo necesario e importante. —Aunque no vienen de mi los amo desde el primer día. —se separa de nosotros. —Ustedes son lo mejor que el cielo pudo mandar.
Con esto último le doy una sonrisa genuina y mi corazón se encoje de cariño.
—Nosotros también te amamos mucho. —Liam dice las palabras que no salen de mi garganta.
—Gracias por llegar a nuestras vidas. —esta vez hablo yo. —Son los mejores padres que nos pudo tocar a Liam y a mí.
Nos volvemos abrazar esta vez con papá en medio.
No miento cuando digo que mi familia, mi pequeña, imperfecta y amorosa familia es lo más importante para mí. No importa lo que yo haga o los errores que cometa, a ellos no les importa de dónde venimos y mucho menos nos juzgan. Sin importar que, nuestros padres siempre van a estar para amarnos y apoyarnos. Y aprendo que en muchas ocasiones no es necesario tener la misma sangre para ser familia.
Comprendo que de ahora en adelante si deseo hacer algo debo hacerlo por mí, por mis ideales y sueños, porque mis padres ya están orgullosos y felices por mí.
Nuestro momento es interrumpido cuando escucho la voz de Mike a un costado.
Mi amigo tiene a Nina (con cara de pocos amigos, claro está) tomada de la muñeca y arrastrándola.
Nina tiene su toga bien abrochada, mientras que Mike la tiene igual que yo, ambos con los birretes en las manos. Mas atrás viene Link caminando con esa tranquilidad que tanto lo caracteriza con las manos en los bolsillos del pantalón del uniforme.
Camino hasta donde están ellos.
—A ella ni le hables porque esta de amargada, como siempre. —habla mi amigo cuando llego hasta donde están.
—¿Quién no va a estar amargada si me arrastras por toda la escuela? ¡Animal!—se queja mi mejor amiga.
Yo sonrío. Esto es lo que más voy a extrañar, las constantes peleas de ellos dos cada mañana.
Los chicos se colocan a mi lado para caminar hasta donde debemos sentarnos, al voltear veo a mi hermano con sus amigos.
Mi vista va hasta donde esta Patrick hablando con Liam mientras se coloca la toga. El uniforme de la escuela lo tiene perfecto e impecable como siempre, con esa sonrisa tan característica en él y esa actitud de que es el ser más seguro que ha pisado la tierra.
Me mira luego de un instante y me da una hermosa sonrisa. Muerdo mi labio inferior recordando todo lo que hicimos después de la fiesta de hace unos días.
El pelinegro camina hasta donde estoy con mis amigos para saludarme con un beso en los labios.
—Buenos días. —saluda.
Pero antes que podamos envolvernos en una conversación nos empiezan anunciar que la ceremonia va a empezar.
Vamos cada uno a nuestros lugares que por mala suerte no me toca cerca de ninguno de mis amigos o mi novio.
A los minutos de terminar de repartir los títulos, es Nina quien da el discurso de graduación por ser el mejor promedio del año.
Si al comenzar del semestre me hubiesen dicho que Patrick terminaría siendo mi novio. Nina se iría a Corea del Sur. Yo asistiría a la NYU. Charlie y yo volveríamos a ser tan cercanos y que Maya y Link terminarían siendo mis amigos, juro que me hubiese reído en el rostro de la persona que me diría.
Pero no es así, y estoy bien con eso, estoy feliz por cómo han ido las cosas. El transcurso no fue el mejor de todos, pero el final no puede ser más que perfecto.
Todos aplaudimos cuando Nina termina el discurso de graduación y junto con una canción de fondo todos nos levantamos para lanzar nuestros birretes al aire sintiéndome feliz, plena, confiada y sin ningún peso innecesario en los hombros.
Siento como unos brazos fuertes me rodean por atrás para darme la vuelta y que Patrick pueda alzarme y darme vueltas en el aire justo cuando nuestros birretes están cayendo a nuestro alrededor.
Patrick me sonríe amplio para acto seguido besarme, un beso hermoso y tierno.
—Felicidades, futuro chef. —lo felicito apenas me deja en el piso.
El chico me da una reluciente sonrisa, una de esas que te contagian.
—Felicidades, futura escritora. —dice antes de volver a besarme.