Saga de Narcóndez: El Dios del Mal.

0- El Principio de los Tiempos

En el principio, solo existían tres cosas, llamados y conocidos como Todo, Nada y Equilibrio. Ninguno era el mayor, ni ninguno era el menor. Ambos vivían juntos, un día Todo decidió hacer materia, antimateria que era el inverso a la materia e inmateria la cual no era material y podría traspasar lo material, sin embargo, no podía crear amateria que era algo que solo podía hacer la Nada. Todo lo vio injusto, podía crear Todo lo que él podía, mientras que no podía no crear lo que no existía y ni podía existir. La Nada sí que podía, más solo podía crear amateria que era Nada, literalmente, era un vacía y carecía de Todo.

Todo por envidia, construyó un lugar al que llamó Cixter (conocido ahora como Cielo) donde creó su primera parte de inmateria, y la más poderosa de todas. A esa forma inmaterial la llamó Lixtriel I (Hijo del Destino). Éste se lo agradeció muy fuerte a Todo y le llamó Destino de ahí el nombre de Todo a que se hiciera llamar Destino. Todo, forjaba los hilos de la vida, de la muerte y de lo que podía controlar, tenía el poder del control absoluto, pero no podía crear el vacío. Y seguía enfurecido, pero al menos tenía un lugar. Cosa que Nada, no tenía.

Lixtriel I le fue concebido una esposa llamada Lenia I, con ella, tuvo dos hijos, Siniel I y Lixtriel II, que soy yo.

Siniel, conoció al Destino poco a poco, y veía que solo ponía atención a su padre, mientras que, a su madre, no la tenía nada de aprecio, ni carisma, ni amor. La trataba como lo peor de todo, como un monstruo, un ser despreciable. Siniel, no le gustaba para nada como trataba a su madre.

Mientras tanto, yo era demasiado joven como para entender algo, si quiera... Ni entendía de porque el Destino trataba así a mi madre. Pero, dijo que era porque no era tan poderosa como mi padre y que debía servir a ambos como hacia mi padre. Mi hermano estaba disconforme con la situación, pero no hizo nada para remediarlo.

Siniel me decía que tenía miedo del Destino; al fin y al cabo, era muy poderoso, y no iba a hacer mucho solo, me pedía ayuda muchas veces... Pero, siempre acababa interviniendo el Destino. Y mi hermano diciendo que lo olvidara. Y yo aún más confuso.

Llego el día en el que el Destino dijo que ambos teníamos que pelear por quien iba a llevar todo el trono y seguir con el linaje, uno de nosotros debía caer. Mi madre pudo hacer poco para evitarlo, porque el Destino la hizo desaparecer de la existencia como si no fuera nada.

Nos dio a ambos algo con lo que pelear y defendernos. Él dio comienzo a la batalla, y mi hermano se quedó en el sitio. «Es vuestro Destino luchar, y que uno de vosotros muera» eso argumentó el Destino, y mi hermano empezó a ver cómo su cuerpo se movía solo gritando y suplicando a su padre que le ayudara... Más padre no hizo nada y Siniel se acercó lo suficiente a mí. Yo era más bajo que él, y lo esquivé.

Sus golpes querían atraparme o darme en el cuello, en el estómago. Yo no quería dañar a mi hermano, siempre cuidaba de mí. Pronto me di cuenta, que Siniel estaba siendo controlado por el Destino. Era una simple marioneta, pero ¿Por qué no me controla? ¿No puede controlar a dos personas a la vez? ¿No puedes simplemente controlarme porque tengo algo que mi hermano no tiene? Recordé que me dijo: Tengo miedo. Quizá fuera eso, pero, eso no me sirvió para ser agarrado por sus manos y que me intentara ahogar.

Mi espalda chocó con la pared, intenté forcejear, pero no pude. Cogí el cuchillo que tenía y le rasgué la muñeca, intentó clavarme el cuchillo en el cuello, pero lo paré, le quité el cuchillo de alguna manera, pero se lanzó hacia mí y... hubo sangre le había clavado en el pecho. ¿Estaba muerto? Mis ojos se quedaron perplejos en el cuerpo de mi hermano mayor. Me había quedado en shock. No podía estar sucediendo lo que creía estar viendo. ¿Estaba pasando en realidad o es mera fantasía?

—Muy bien, Lixtriel, acabas de matar a tu hermano. Supongo que serás el nuevo que lleve el mundo a las victorias.

El enfado, la ira, ya comprendí porque mi hermano odiaba al Destino.

—Manipulaste a mi hermano para que le matara. Eres, despreciable...

—Lixtriel, tu hermano era débil, obviamente no podía contra ti, yo no hice nada. Es más, tú le has matado, no yo.

—Te venceré de alguna manera, da igual como; hallaré la manera de extinguir tu existencia.

—Nada puede vencerme Lixtriel, así que... Tú mismo, tengo todo en mi poder. Y no puedes hacer nada para remediarlo.

Chasqueé la lengua por enfado. Estaba cabreado, y no me di cuenta de algo que dijo hasta después de unas semanas. Ya que ya que tenía el trono de mi padre y mi padre ya no servía para nada según el Destino. Y le mató.

—Hagamos un trato, Destino. Ya que no puedes parar de matar gente que no te sirve para nada... Si no matas a tres personas más por diez años, te obedeceré y si no, juro que encontraré la forma de vencerte.

—Ya te dijo que no hay algo que pueda vencerme, soy Todo lo que tienes. Es más, soy Todo, si me matas, habrá un desequilibrio.

—Espera... Si hay un Todo, habrá Nada... ¿No? Tú dijiste que Nada puede vencerte, eso es una afirmación. Hablaré con Nada para que...

De pronto se rio de forma muy fuerte y forzada.

—¿Nada vencerme? Pronto mi hermano morirá porque no tiene Nada, no tiene poderes, no tiene por qué existir, su existencia misma, hace que vaya muriendo. Va a morir, dentro de poco, y el control absoluto será mío. Que le den a la inexistencia, si no tengo ese poder... Si deja de existir la Nada, ese poder con él morirá.

—Pero, habrá un desequilibrio si muere

—No hace nada al mundo, así que ¿qué va a afectar algo que no existe y que a la vez está ahí?

—Quizá más de lo que piensas Destino... Quizá más

—Bueno, no pierdas tu tiempo, si me permites aconsejarte. No hay nada que puedas hacer con Nada para revivirla o no hay nada que dar a nada.

—Entonces le daré algo, ¿No?

Confuso el Destino me miró, y me fui con una sonrisa que hizo molestarle. Había descubierto la manera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.