Saga de Narcóndez: El Dios del Mal.

Parte 2: Vilcoof. Capítulo 1: El Dios del mal.

Desde hace tiempo los habitantes de Vilcoof siempre han tenido problemas, discusiones y guerras entre la parte Este y Norte y la parte Sur y Oeste; es más, los terrenos centrales de Vilcoof siempre se dividían para ver quién se quedaban con ellos, hasta dividirse por la capital en dos partes. Chevèrêvác ha sido y había sido de múltiples guerras seguidas por ser la parte más central de la zona terrenal de todo Vilcoof. Muerte y sangre habían sido presentes por el idioma, costumbres, cultura, mandatos, normas, y también reyes o dirigentes.

Los Vilcoofrianos norteños y del este querían un líder de ideas conservadoras, fuertes con normas muy restrictivas por las costumbres que tenían, su religión y adoración al Dios Seth, dios del mal y la destrucción que según muchas leyendas quiénes creen y rezan por él, sus terrenos, su comida familia no sufriría de estragos y de destrucciones pues habrían sido fieles a su voluntad, mientras los que carecían de rezo para adorar a Seth sufrirían de un terrible sufrimiento y tortura y millones de maleficios que indicaban la poca prosperidad y natalidad a aquellos infieles que se atrevieran a ir en contra de un dios.

El miedo jugaba con la gente, y muchos que estaban a favor del dios que vivían en el Oeste se tuvieron que mover para seguir adorando a su dios que tanto les había dado y prometido por seguirle. También pasaba en viceversa, pero ya que las normas restrictivas hacían que los habitantes que venían del Este para escapar de algo que creían mentira no llegaban vivos, pues asesinaban a aquellos que eran ateos, traidores para su dios.

Todo esto no es que fuera mentira pues si que era cierto que Seth estaba metido en el ajo ya que quería dominar el mundo, destruir a la humanidad por simple diversión. Más él sabía más que nadie en todo el mundo que esto acabaría en guerra, en destrucción pues era su única intención, hacer que un país entero se enfrentase, aniquilase y se retorciera ante Seth y su mandatario.

Contento el dios, les condecoró a los del Norte y Este con una espada hecha por él mismo creada del mal de la gente y las abominaciones, destrucciones y pecados que habían cometido; la espada del mal para aquellos que habían defendido su fe y al pueblo, y habían matado y masacrado a los infieles que no se habían doblegado.

Los del Norte al recibir tal regalo lo aguardaron en una ciudad que pronto se convertiría en la capital de Vilcoof de Norte y Este a la que llamaron por su gran actitud y condecoración al dios en el que creían, dándose la ciudad de Seth y lugar donde se portaba la espada del mal.

Primero, lo poseyó un general de estado importante el cual hizo unas tantas guerra dentro de Vilcoof causando el terror para los de Vilcoof Oeste, destrozó ciudades, mató y asesino niños, pueblos fueron perseguidos, conquistas que llevaron a más guerras y más persecuciones, normas más restrictivas.

Seth estuvo años contra los de Vilcoof Oeste sin poder derrotar a los dirigentes de los castillos pero habiendo devorado muchos pueblos y ciudades de Vilcoof Sur y Oeste. Mas Seth, cinco días después fue encerrado en su propia espada por su propio hermano Osiris ya que un Vilcoofriano rezó a él porque alguien pudiera encerrarle. Y la espada volvió a la capital a la espera de un nuevo dirigente que la portara.

Mas Seth no había acabado aquí, alguien le sacaría años después por un rey con ansias de poder conquistar el Oeste y Sur por una vez, descubrió la espada en el castillo escondida bajo las rocas más frías del sótano. Entonces fue cuando él se le ocurrió que alguien debía ser el portador de Seth, más el miedo a ser controlado por un dios por el fin de los tiempos, al rey no le hacía mucha gracia perder la humanidad.

La idea inicial era que alguien se ofreciese por y para el dios, pero no se le ocurría si debía mentir o no al pueblo y argumentar que necesitaba un general, un líder fuerte para su ejército y que la obra de valor fuera levantar una espada de las rocas. Sus pensamientos malvados querían mentir, pero también decir la verdad y que alguien se ofreciese pues era tan valioso como quién quiera servir a un dios.

Probó primero una verdad a medias, pues no quería después contar una mentira tan grande que luego nadie se ofreciera. Se asomó por la torre para anunciarlo y contó a los cuatro vientos que quería un gran guerrero que diera su vida por él y conquistar con un gran poder divino a Vilcoof Oeste, pues las guerras que hubo en realidad no terminaron, no acabaron todavía pues habría que destruir a quienes tanto les han arruinado que quizá si fue culpa de un dios, pero el dinero y la inversión que les hicieron sufrir fue extrema, las tierras además son áridas y secas y casi no crecen plantas por culpa de las pocas precipitaciones, debían llevar tierras de otros lares mejor cultivados y mejorar la tierra con la que trabajan.

Muchos no se animaron, aunque las palabras animaban a la guerra para unos y el ejército igual obedecía las órdenes del rey, tenían miedo de morir. Entonces el rey, como respuesta mintió al ejército y a su pueblo de que atacaron los del Oeste haciendo que hombres fieles a sus ideas atacaran las mismas aldeas que él mandara y arrojarlas a la pena máxima, la muerte.

Más gente discutió sobre la guerra y que los del Oeste habían encendido una llama muy fuerte, y quisieron escuchar al rey de las palabras que dijo cuando subió a la torre. Y uno de ellos, se ofreció, que estaba inconexo con el rey y no era tan fiel como quizá otros. Entonces se presentó voluntario, el guerrero Vilcoofriano Norglariem.

Éste siguió a nuestro rey hasta el sótano y empuñó la espada de Seth en sus manos frías y ásperas, entonces Seth resurgió de nuevo de la oscuridad y las sombras del mal. Seth había vuelto.

—Norglariem, soy Seth, ahora tú eres yo y yo soy tú, pero digamos que dejarás de ser tú por toda la eternidad. Ahora tú cuerpo es mío, serás inmortal, pero no eterno, y me gratificarás con poder y así destruir al mundo para meterlos en mi mano para el mundo que yo quiero y os concederé a los humanos grandes poderes como nunca hubieses imaginado, ya que solo son los dilcitiense quienes lo tienen. ¿No es injusto? Comencemos esta guerra que está por marchar.

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