Saga de Narcóndez: El Dios del Mal.

Capítulo 4: En busca de un loco.

Pasaron unos días, Andrew estaba en Narcóndez, exactamente en Byrlad, en esta ciudad había ido Andrew pues había escuchado que Xeliok había estado aquí recientemente por un secuestro de tres niños que supuestamente ha realizado.

Hace unos días que pasó lo de la lucha de caballeros en Vilcoof, conté a mis hijos que me iría en busca de nuevas armas y conocimientos estratégicos proporcionados por gente inteligente para luchar contra el peligro. Aunque supieran un poco que tenían que luchar en algún momento con Droken y Seth, no sabían que esto tenía que ver exactamente con un loco científico que podría sernos de ayuda a la gente.

Sin embargo nadie sabía con exactitud donde podría estar Xeliok, y aunque había pasado unos días en Byrlad, ni en tabernas ni en la calle querían o no sabían dónde estaba Xeliok. Muchos de ellos pasaban de querer saberlo pues era un engañador innato capaz de hacer que gente fuera con él incluso siendo adultos.

Hace unos 17 días secuestró supuestamente en Byrlad tres niños los cuáles eran hermanos fueron secuestrados cerca de la escuela. Andrew preguntó a los profesores y algunos padres de los alumnos si habían visto a alguien, pero todo lo contrario. Incluso preguntando a las personas que se encargan del orden llamados Nérpoles encargados de la seguridad.

En una cantina bastante conocida cerca de la escuela llamada "The Edge of the World". Allí se fue a tomar algo Andrew, habían pasado unos días que llevaba en la ciudad y no había encontrado nada que pueda decirle el paradero de Xeliok, y eso que su desesperación era bastante grande, el tiempo corría más deprisa y necesitaba olvidar un poco, así que tomó algo en la cantina para relajarse.

—Una pregunta señor cantinero, ¿Ha visto a alguien secuestrando a estos niños?

Saca del bolsillo unos papeles donde salían los trillizos dibujados con tinta y se los entrega a sus manos. Sus ojos miraron con atención el dibujo, pero devolvió el dibujo comentando que no sabía donde se encontraban, pero que se rumoreaba que Xeliok les había secuestrado.

Mucho hablar todos de Xeliok, pero nadie mostraba una imagen de su cara para tener una imagen de si me lo encuentro por la calle. Ni siquiera la policía sabía cómo era físicamente. Solo tenían pocos testimonios y todos decían que era un demonio inteligente.

Andrew había comprado una habitación en un hostal de gran renombre para poder dormir para seguir investigando en esa ciudad los secuestros de Xeliok. Algo que se replanteaba Andrew en esos momentos en su dormitorio era porque todo el mundo le llamaba doctor a un psicópata, ¿Fue doctor antes de que le conocieran por sus secuestros? No, no creía que fuera así, si no, la policía sabría de su cara, por lo tanto el mismo Xeliok es quién se hace así mismo Doctor.

Pasaron unos días en el hostal, los demás días aunque de búsqueda fueron inútiles de buscar a Xeliok, días que pasaron y fueron en vano. Entre días buscando respuestas o más secuestros recientes, Andrew decidió buscar también por fuera de la ciudad buscando por alguna pista en las carreteras de piedras o en los campos más allá de la ciudad de Byrlad.

En total había pasado una semana en esa ciudad, y muchos ya hablaban que el rey estaba en la ciudad, esos rumores se esparcían rápidamente, y la gente era algo más nómada en esa época, hacía más negocios, más movimientos de moverse de una ciudad a otra, así que, que Xeliok escuchara de esas noticias era obvio.

Xeliok en su base escuchó de las noticias por sí mismo, incluso estando en la mitad de un bosque de Narcóndez era imposible oír tales noticias de que el rey de Vilcoof Oeste estaba en Byrlad para ser exactos. Y también el rumor de que le estaba buscando, Xeliok era muy curioso, al fin y al cabo ¿Por qué un rey quisiera encontrarle siendo este de otro país y no le corresponde atraparle a él?

Xeliok quería saber esa información y que estuviera tan desesperado por conocer su paradero, le llamaba mucho, podría utilizarle para sus beneficios o experimentos.

—¿Con qué el rey me busca? Bueno, supongo que un ajedrez no está mal por un día, ¿No creen chicos?

Miró a sus experimentos atados en unas sillas de acero, la oscuridad del sitio hacía que fuera algo terrorífico, solo se asomaba pequeños destellos de luz natural. Xeliok se acercó a la mesa para coger una jeringuilla, y pincharle a uno con algo en el brazo. Se veía como el cuerpo convulsionaba de dolor, pero por las cuerdas no podía moverse mucho, tampoco sus gritos se escuchaban ya que andaba con la boca tapada.

—Veo que poco a poco tu cuerpo se va acostumbrando, tu piel está cambiando, tienes una piel muy buena para este poder, espero que no me decepciones, no quisiera tirarte en experimentos fallidos con los demás. Seguro que cuando poco a poco vayas aceptando lo que eres y lo que serás, más fácil tu mente se volverá junto conmigo.

Xeliok se alejó de uno de los chichos y salió de su habitación hecha para él. Cogió las llaves de casa y decidió salir para encontrar a Andrew. Recorrió las habitaciones donde tenía a sus experimentos, subió las escaleras hacia la puerta. Antes se pasó por su habitación para recoger equipamiento, entre ellas unos pequeños aparatos que se conectaban con un mando el cuál incrementaba el dolor de una persona; también llevó el mando el cuál controlaba esos pequeños aparatos de un diámetro de 3 cm, cogió también cuchillos de todo tipo de tamaños, cogió jeringuillas con distintas sustancias químicas para poder dormir a su enemigo o dejarle inconsciente. Después de tenerlo todo a mano o en los bolsillos, abrió la puerta de su habitación y salió de casa en mitad de un bosque que se expandía por toda la casa dejando una visión muy bonita de cómo era.

Pasaron unos días antes de que Xeliok volviera a Byrlad a buscar al rey de Vilcoof, sería un honor tener de rehén y experimento a un rey y siendo más este uno de los mejores caballeros y luchadores de todos los tiempos. Incluso Xeliok pensaba que tendría problemas contra él, ya que tendría más experiencia en combate y entrenamiento. Debía ser cuidadoso con ello y hacer un plan infalible.




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