Saga de Narcóndez: El Dios del Mal.

Capítulo 5: Reconstrucción

Andrew abrió los ojos, miró a los alrededores buscando una respuesta rotunda, más él estaba un poco confuso, estaba sentado en una silla la cuál de forma muy inoportuna estaba atado a ella. No tenía mucho donde moverse o tener espacios libres para escapar de unas cuerdas que le mantenían maniatado.

Al fondo, apareció aquel hombre con una sonrisa de loco que su mano tenía una jeringuilla, se dio la vuelta viendo a Andrew consciente. Dejó la jeringa en una especie de maletín con más jeringas. Se acercó a Andrew sin decir nada, y con una linterna miró las pupilas de Andrew. Éste le golpeó en la cabeza al doctor con su propia cabeza para apartarle y golpearle.

Xeliok se cayó por la conmoción, pero se levantó enseguida, y dio una patada a la silla de Andrew tirándola al suelo. Pisoteó el cuerpo de Andrew como si de una mierda se tratase.

—Andrew, aprende tu papel en esta sala, aquí yo soy el que tiene los papeles, si no entiendes la situación, te la explico tan bien que hasta un niño de cinco años podría entenderla. Tú estás encerradito aquí conmigo, estás metido en el puto medio de un bosque no encontrará la policía ni nadie jamás. Mira, yo te voy a dar esa espada y además de ser experimento perfecto para la espada, serás experimento por dos. Un poder que no pueda destruirte, que te reconstruya.

De repente Xeliok le clavó un cuchillo en la rodilla. Andrew gritó de dolor, aunque intentó no gritar mucho a pesar de ello.

—Interesante... Bastante dureza, quizá necesite poco de R-5 para inyectarte. Podrás con esta inyección reconstruir tus heridas, veremos el testeo uno —cogió una de las jeringas de otro maletín del mismo color, y le inyectó una de ellas en el brazo dejando algo de marca en él—. ¿Sabes que si lo haces más difícil esto va a durar más? Pues si quieres tu espadita mata dioses, colabora, Andrew —sacó el cuchillo de la rodilla con fuerza para que saliera sangre, y miró como salía el experimento de reconstrucción y vio que se reconstruía algo más rápido de lo normal —Al menos podrás reconstruir heridas algo más rápido, pero no es suficiente, probaremos con objetos.

Se alejó por un momento de Andrew mientras buscaba un objeto dentro de todo el habitáculo que estaba oscuro y con una luz muy lúgubre. Andrew intentó mientras desatarse de alguna manera mientras observa la habitación llena de millones de vasos grandes y muchos con formas que Andrew desconocía.

—¿De dónde has sacado tanta mierda para hacer esto?

—Lo hago yo, Andrew, esto no lo venden, no existe, pero es como mejor funcionan las cosas, sirven para mis experimentos químicos, como biológicos como también físicos, temperatura, presión, reacciones, y cosas que no entenderías. ¿Sirve que te lo explique? No, y también dudo que te enteres —Dejó un jarrón en el suelo y lo rompió con un martillo—. Bien, pero sí que puedo explicarte que debes de reconstruir esto, ¿Vale?

—Eh, tengo algo entre manos que hace que no pueda reconstruirlo, difícil lo veo yo.

—No necesitas tus manos, necesitas tu mente; reconstrúyelo, Andrew.

Andrew no tenía nada que perder, y procedió a hacer caso a Xeliok para intentar reconstruir el jarrón, pensó que quizá una vez reconstruido se iría a por otra cosa para que la reconstruyera también, y necesitaba tiempo. Estuvo mirando por bastante tiempo en reconstruirlo pero no sucedió nada. Xeliok miró a Andrew que estaba frunciendo el ceño y girando de un lado a otro la cabeza, fijándose en el jarrón.

Xeliok se levantó y cogió otra jeringa.

—¿Qué haces?

Xeliok no respondió y le inyectó en el brazo sin responder la pregunta y solo diciendo "prueba ahora". Andrew suspiró buscando paciencia y zafarse de las cuerdas para poder salir de ese laboratorio de tortura. Observó el jarrón en busca de reconstruirlo, y vio como aquel jarrón roto en piezas pequeñas y algunas grandes, sus trozos iban formando una estructura curva hasta formar el objeto de nuevo mientras las cuerdas que le mantenían atado iban deshaciéndose de aquellas cuerdas. Sus manos saborearon la libertad de no sentirse ahogadas y comenzó a tirar a Xeliok al suelo antes de que actuara de cualquier manera. Agarró una de los vasos de cristal y le dio en la cabeza al doctor, este gritó y después Andrew le dio una patada que le tiró hacia la mesa que tenía millones de productos hechos de cristal con formas extrañas y curvas que formaban como botellas.

Algunas se rompieron con el cuerpo de Ibvhan, y algunos productos se derramaron encima de él, que a saber lo que eran o lo que estaba experimentando en esa mesa misteriosa. Andrew le agarró del cuello y le golpeó varias veces contra la mesa, y le golpeó un puñetazo que hizo que la mesa crujiera y cayera con ella al suelo con millones de productos que cayeron en el cuerpo de Xeliok.

—Si crees que voy a temer a un idiota como tú, lo tienes claro. No soy tu juguetito con el que puedas divertirte, Xeliok. Haz mi maldita espada, sin tener que usarme como una muñeca de trapo.

—¿Sabes algo gracioso? Que funciona... Tienes la reconstrucción, pero no deberías haberme tirado a esa mesa, Andrew... Eso era para mí y poder hacerte tu espada sin ningún daño, no estaba terminado, creo... Déjame terminar la espada, soy tu última esperanza, si quieres ganar a Seth...

—Lo sé, perfectamente, ahora quítame el maldito poder de mierda.

—Si quieres tener esa espada que puede matar dioses, deberás aceptar que también puede matarte a ti también, y que si también requieres que solo puedas cogerla tú, pues entonces tendrás que aceptar las condiciones, ¿No crees?

—¿Qué es lo que pretendes? Porque tampoco sé lo que estás consiguiendo, y todavía no veo que hayas avanzado mucho.

—Fácil, ¿Quieres tu espada? Tengo litistinoso, un metal que tiene una dureza muy buena para las espadas, además de ser un metal corrosivo; segundo tengo un Ziarz que puede recoger de Dilciet, tiene un veneno muy potente capaz de matar a muchos animales en cuestión de segundos; tercero las arenas de Narcóndez que protegen el país voy a fundir la arena para mezclarla con el metal, de tal forma que será indestructible, y además podrá multiplicarse si cualquier átomo suyo se separa; cuarto, hay una planta muerta de hace años, la leyenda es que salió de la nada y que mataba dioses, no suelo seguir leyendas, pero esta planta tiene raras propiedades, que he visto incluso muerta, mata a todo aquello que se le acerca incluso estando viva; quinto, tu sangre en este caso para que puedas coger la espadita maravillosa. Sin embargo, el poder no es solo para que también puedas cogerla, sino porque te corroe, te destruye y te mata, para eso quiero que te reconstruyas. Aún así, poco a poco irá matándote, pero el proceso sería mucho más lento, pero no he comprendido todavía todos los poderes que puedo realizar para hacer del tuyo uno mejor, necesito tiempo y más gente con la que experimentar.




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