Strank observó el vacío de la guerra, lo poco que quedaba, muchos de ellos murieron ya que eran parte del control del dios. Y otros de ellos murieron a manos del ejército bendecido que al no estar el dios, el poder cobró energía y se cargó los cuerpos al no tener alguien que pudiera controlarlo. Caminó por el sangriento camino de cuerpos muertos en busca de supervivientes.
Vio el cuerpo fallecido de tantos compañeros, amigos, gente joven, gente no tan joven y más veterana. Todos muertos, estaba en el campo de batalla rodeado de cadáveres. A lo lejos pudo percibir el cuerpo del rey tirado al suelo muerto. Larius se acercó a comprobar su pulso pues no sabía si estaba vivo o estaba inconsciente. Pero, no oyó ni un minúsculo sonido de su yugular que pudiera comentar que pudiera estar vivo.
Yacía también a su lado el cuerpo Norglariem, el poseído por Seth que con su cabeza cortada y destrozada se hallaba entre matorrales. Incluso el cuerpo de Lordcayrd se hallaba a unos metros de distancia alejado de todos cerca de una roca de color gris. Strank se agachó para cerrar los ojos del general y se levantó para seguir buscando a alguien que pudiera estar vivo.
A lo lejos vio a su amigo Gladiem.
—Gladiem, me alegra de verte vivo —corrió Strank para acercarse a él.
—Sí, por suerte los que estaban bendecidos por Seth se murieron al no poder tener alguien que les pudiera manejar —dijo angustiado y cansado sujetándose el bazo con una mano.
—¡Estás herido!, deberíamos llevarte a curarte a la ciudad más cercana, rápido.
—No es nada grave, antes he visto a Stome y le he dicho que esperara al norte, está buscando más supervivientes.
—Muy bien. Pero una vez encontremos a Stome nos vamos.
Marchando por el valle hacia el norte, encontrando más cadáveres destrozados, vísceras en los alrededores, algunos más jóvenes, otros más experimentados. Eso parecía una masacre, nadie había ganado en esa guerra, solo habían perdido vidas, gente que no se merecía morir solo por un dios destructor, los días habían acabado en ese apocalipsis infernal. Y solo cuatro supervivientes pudieron contar la historia de cómo acabó.
A lo largo del camino contó Strank a su compañero la muerte del rey Forcel y del comandante Lordcayrd, Blank pensó en que habían muerto por un bien mayor más Strank más pesimista en esa idea, pensó que todavía no había acabado la guerra. Y por muy pesimista ese pensamiento, en parte el general tenía razón en una cosa, la guerra solo había comenzado ese día, y se había acabado una batalla de entre muchas que faltaban por hacerse. Más penurias y más muertes les aguardaban en el futuro, y no hacía falta ser vidente como para saber que la historia se iba a repetir.
Acabaron viendo a Vert Stome con un chico bajo de corta de edad, era el niño nuevo que había sido el arquero de la parte Sur de defensa. El chico estaba un poco traumado, no lloraba, pero en su mirada había visto demasiado, no tenía ni reacción alguna, solo una mirada perdida que observaba el suelo arenoso y seco del valle con unos hierbajos, brezos y gencianas que cubrían el desolador silencio de un sangriento rastro de muertos.
—Eh, chico, ¿estás bien? —se atrevió a preguntar Vert
Un pequeño suspiro entro por las venas de Vert tras comentar esa pregunta tan escalofriante por no saber que respondería el chico. Sin embargo, por sorpresa logró responder calmadamente.
—Mi padre dice que la muerte es solo un paso más que todos nos enfrentamos a lo largo del tiempo. No es algo que hay que temer cuando uno se enfrenta ante ello, sino más bien algo que hay que comprender que sucede ahora y que por ahora es inevitable —llegó a decir el chico mientras miraba el suelo pintando de color sangre—. Sin embargo, nadie me habló de la guerra de esta manera, y que pudiera ser tan asquerosa y mórbida...
—La guerra no es un lugar para un niño —respondió Strank—. Por eso aunque admiro que tu habilidad con el arco es impresionante, sinceramente no deberías haber estado aquí. ¿Cómo es que tu padre ha permitido esto?
—Piensa que es mejor para el mundo eliminar a Seth, me entrenó con mi hermano el cuál no pudo completar las pruebas, lastimosamente murió por un accidente.
—Siento la muerte de tu hermano... —comentó Blank apoyando su mano en el hombro de Arquett.
—Sin embargo, no debemos dejar que pase lo mismo de hoy, por eso hay que proteger la espada de Seth de quién pueda conseguirla. Y si no podemos acabar con ella, mejor esconderla.
Con eso en mente, se disponían a querer destruir cualquier tipo de mal para que jamás se repitiera la historia creando un grupo para proteger la que se escondía en la espada del mal. En cuanto a la espada de Andrew era intocable y era imposible que alguien pudiera recogerla. Y vieron a lo lejos a una persona que parecía acercarse al valle por la ladera de una cumbre, pensaron que pudiera ser un enemigo o quizá un superviviente que había acabado muy lejos del rellano. Pero, al acercarse hacia esa persona cada vez más menos reconocían su cara, y entonces prepararon sus espadas en forma de batalla.
—¿Le disparo? —Preguntó Arquett izando el arco en el viento apuntando a su enemigo— está indefenso por lo que puedo llegar a alcanzar a ver.
—Lánzale una flecha de aviso.
Arquett remató el disparo que se alzó en el cielo a lo lejos hasta llegar al suelo del sujeto que ni se inmutó en parar ni en detener sus movimientos. Y Arquett preparó otra flecha rápido y disparó con certeza hacia su enemigo con tanta potencia que cortó el viento que estaba guiada por su emisor hacia la cabeza del receptor el cual cogió la flecha con su mano parando la velocidad de esta y la encajó en el suelo. El sonido de la flecha acogió al sujeto que se estaba acercando pasivo, y sorprendido Strank de los reflejos de su enemigo fue a por él con su espada para rematarle.
Una vez en frente de su enemigo que estaba desarmado, Larius blandió su espada para atravesar su plata contra el pecho del supuesto enemigo. Este solo se molestó en mirar el movimiento de Larius y sacar un cetro que posó en el suelo, agarró el cetro con su mano derecha y solo alzó un dedo para tocar el mismo cetro hasta que Larius casi alcanza a su enemigo que no era ni más ni menos que Robert Coswell. Larius cayó de lleno al suelo sin haber tocado a Robert.