—Esa es toda la historia de mi pasado, Javier, la cuestión no es sobre mi pasado o no, lo importante es que si quieres saber cómo destruir un ángel estaría bien investigar a Seth, hazte su amigo o lo que más quieras, me da igual. Si quieres saber cómo destruir a los ángeles, le debes preguntar a un dios que es superior.
—Podría convertirse en un gran aliado. Podríamos incluso ayudarle si eso, y seguramente estará dispuesto a ayudarnos contra los ángeles, ¿no?
—Mira, Javier, ¿realmente crees que me voy a unir a un dios que deseo matar? Además que no me fío de un dios que trata de eliminar a toda la humanidad que no le obedezca. No me malinterpretes, yo no quiero destruir la humanidad, quiero conseguir lo que nadie ha podido: Matar a Dios, aunque sea a uno —miró a los ojos de Javier con decisión y locura—. ¿Te das cuenta el gran logro que sería ser el primer humano que asesina un dios? Y que yo haya ayudado a ese humano de forma directa o indirecta. Sería genial y maravilloso.
Javier giró su cuerpo mirando hacia la ventana del salón.
—No estoy de acuerdo, Ibvhan, aunque me da igual lo que hagas y te seguiré informando sobre todo lo del dios para que encuentres una manera de matar a un ángel o toda su raza. No me importan los dioses, quiero solo a los ángeles.
—Como quieras, pero no interfieras en mis planes, Javier. Es mejor que no.
—Xeliok, no me das miedo, ni me controlas. Ayudaré al dios si quiero o si no quiero, es más, soy yo el que va a ser el espía para darte la información que necesito para eliminar a los ángeles. Yo te necesito y tú también a mí, si es que quieres eliminar al dios, pero creo que jamás superarás algún día a un dios.
—Lo veremos, Javier.
Aún así con eso, Javier se despidió de Xeliok con la posibilidad de seguir entre contacto solo por una razón, los dos querían algo del otro. Y Xeliok se dispuso a pasear por el pasillo de siempre donde aguardaba sus otros experimentos, sobre todo, niños; es lo mínimo que había podido secuestrar, pero que había utilizado para que sus siguientes experimentos no fueran fallidos.
No se fiaba del todo de Javier, pero sería una importante baza si algún día le necesitaba, aunque sabía que iba a dar con la forma de matar a un dios, pero Javier se iba a ponerse a interferir, ¿Cómo podría salvar a un dios de la muerte? No sabía cómo.
Mientras tanto, Javier se dirigía por un barco hacia Vilcoof, todo esto sucediendo unas semanas antes de la pelea de Robert contra su padre, sin embargo, Javier estaba con la consciencia tranquila respecto el haber traicionado a lo que fue en un momento un amigo, lo importante es que él estaba vivo
Después de la gran travesía por los mares que conducían a Vilcoof, fue un camino largo, pero que con el tiempo suficiente, pudo llegar hacia el puerto de Irecz en Vilcoof del norte, atracando en el puerto. Luego, pagó las monedas correspondientes al viaje al capitán, y se fue en dirección de la capital agarrando un carro que le llevaría en unos dos días a la misma ciudad donde se decía que se encontraba el dios, en el castillo del rey Droken.
Javier estaba dispuesto a ayudar si tenía que hacerlo, para poder acabar con los ángeles le daba igual que es lo que podía averiguar, quería eliminarles, fuera como fuese, el precio le importaba poco. El fin justificaba los medios para Javier.
Una vez llegado a la ciudad, preparó todo para ir hacia el castillo y conocer al Dios, no sabía cómo iba a reaccionar, pero pensó en qué podía decir al mismo para convencerle de que debía ayudarle, y luego ayudarle de vuelta. Si tenía favor a un dios, pensó que quizá no tendría que estar escondido siempre. Era lo mejor, y ese fue su plan principal.
Y una vez llegado a la capital renombrada como Seth. La capital estaba repleta de casa de piedra, era bastante rica, también tenía sus partes de madera como alguna columna o las mismas puertas, pero el suelo era de piedra, contenía un alcantarillado, una red de agua potable y pozos.
A lo alto de una colina se encontraba el castillo del rey Droken, uno de los tantos castillos que encontraban por la zona, pero éste era el más importante de Vilcoof del Norte.
La gente que andaba por las calles hablaban en su idioma complejo, por lo que recordaba del idioma Vilcoof, era complicado y repleto de símbolos que Javier nunca se aprendía, sobre todo porque en el norte era más cerrado y añejo.
Subiendo la colina por unas escaleras de granito, unos guardias custodiaban el castillo en la puerta, miraron a Javier con arrogancia, le analizaron de arriba abajo y no comentaron nada. Javier les comentó que quería ver al rey, y los guardias reales le preguntaron si tenía cita a lo que comentó que no, pues no sabía ni dónde se pedía cita con el mismo. Entonces le hicieron dirigirse al conserje de cartas para firmar una petición de ver al rey para avisar al Dios Seth de que alguien era capaz de descubrir como matar al dios.
Esto llegó en pocos minutos a las manos del rey, tal afirmación era muy grave y más si no aportaba nada más que la palabra, sin embargo, Seth tenía curiosidad por tal información que traía el visitante, ese tal forastero que acababa de llegar a la ciudad.
Fue llamado por el mismo Seth según dos guardias que le acompañaron por el pasillo lleno de cuadros, mesillas, jarrones antiguos con dibujos grabados en otros instrumentos de cerámica y paredes decoradas con grandes arcos, columnas con toques finos y dibujos de arquitectos, todo bien distribuido artísticamente para emplear un vistazo de que el castillo era elegante.
Una vez en la sala principal con una alfombra roja por la sala, se encontraba un hombre con el pelo oscuro, con piel oscura y bastante imponente, su voz era rasgada y era más o menos de su altura, pero más imponente, tenía en su espalda una especie de espada curvada en forma de "S". Giró su cuerpo y dirigió todo su cuerpo a mirarle y observarle con rigor y detalle.