Salvaje

~Bestia~

Escuché el sonido de las hojas de los árboles al ser movidas por el fuerte viento, y el crujido de las rocas al chocar unas contra otras impulsadas por la corriente.
Algo húmedo y frío toco mi frente, causando que recobrara la conciencia, lleve mi mano hacia lo que provocó mi despertar, y limpie la pequeña gota de agua con las yemas de mis dedos, intento levantarme pero siento un dolor molesto en mi costado derecho, justo en donde se encuentran las costillas.

- Rayos! Esto es por culpa de ellas. - estoy apunto de hacer presión en la herida en caso de que hubiera sangrado, pero para mí sorpresa me encuentro con una especie de sustancia verde viscosa. -¿Pero que... es esto? - intento quitarlo pero deja mis dedos pegajosos, tomo un poco de tierra para intentar deshacerme de ella, pero es en vano, porque lo único que logró es ensuciar mis manos. -¿Y ahora que más va a pasarme? - volteo en busca de algo que pueda ayudarme, y lo veo, a unos pasos de mi se encuentra el riachuelo, logró ponerme de pie y camino hacia el. - Bien, espero que tú si puedas quitarme está cosa, agua bendita, milagrosa o lo que seas.

Miro mi reflejo en el agua, estaba hecha polvo, mi cabello parecía como si una ráfaga de viento lo hubiera atacado, y no solo eso, tenía más de esa sustancia en los hombros.

-¿Cómo apareció esto? - sumergí las manos en el agua y las frote una contra otra. -¡Funciona! - grite al sacarlas y darme cuenta de que no quedo rastro de ella. -Solo falta que... -tome más agua y estuve por soltarla sobre la herida, pero algo me sujeto la mano. -¿Que... - voltee a ver de quién se trataba, era el... La bestia de ojos verdes. -Suéltame! - intenté librarme de su agarre, pero el se mantenía aferrado a mi muñeca mientras me miraba fijamente, hasta cierto punto me pareció que estaba molesto. - Tu...su..susu...su... Suéltame! - el me miró confundido pero lo hizo, solo para centrar su atención en mi herida, intentó tocarla, pero no lo permití, me moví de tal forma en que el no pudiera hacerlo, el insistió así que lo aparte e intenté correr pero aún no tenía fuerzas suficientes para hacerlo, no pude avanzar más de diez metros, las piernas me temblaban, no sabía si era por el miedo o por qué realmente las tenía lastimadas, termine por recargarme en uno de los árboles que se encontraban a mi pasó.

Di un profundo suspiro mientras me preguntaba qué es lo que había sucedido, hace unos minutos me encontraba con las chicas fresa o chicas luna, cómo sea que se llamarán, no me interesaba saber más de ellas, después todas huyeron, incluso Sindellya, y yo me quedé con aquel animal, pero ¿Porque seguía con vida? ¿Que era realmente esa bestia? O ¿Quién era? Habían miles de preguntas en mi cabeza, y estaba segura de que no habría alguien que las contestara.

-Debo continuar. -me apoyo en la corteza del árbol para poder levantarme, y una vez que lo hago intento recordar el camino por el que pase al venir aquí, resulta difícil, todo se ve igual. -Que esperabas Hanon, esto es ¡una maldita selva!. - golpe mi frente con la palma de mi mano, y al apartarla me quedo paralizada, un mechón de pelo cae del árbol y pasa lentamente por mi campo de visión, enseguida de otro, y otro, hasta que se le ve la forma de una larga cabellera cubierta de barro, ramas y hojas de diferentes plantas, por un momento me quedo viendo a la nada como si no comprendiera lo que estaba pasando, pero vuelvo en mi e intento buscar el origen de ello, y nuevamente se encuentras mis ojos con los suyos. -Empiezo a preguntarme si seguirme no te cansa. - lo observó detenidamente, no se como describirlo, su rostro no logra distinguirse por tanta suciedad, y tenerlo cerca no es que ayude mucho, quién prestaría atención a esas cosas cuando su corazón está por salirse de su pecho, le tiemblan las rodillas, el aire no es suficiente porque aún así no pueden respirar bien y aparte están sudando. -¿Porque estás en esa posición? - volteo en busca de una respuesta, la cual encuentro enseguida al ver que ambas manos sostenían una liana, y sus piernas enredadas perfectamente en ella de tal forma que impedían que cayera al suelo, ahora de algo si estaba segura, el era humano- Eres raro, pero si me disculpas, yo debo... Debo continuar con mi camino -apunte con mi dedo la dirección que tomaría, cómo si el entendiera lo que dije o como si fuera a dejarme ir así como así.

El soltó de un golpe la liana y termino cayendo de pie para después apoyar sus manos en el suelo, se acercó a mí, y yo en defensa di un paso hacia atrás topando mi espalda contra el árbol. -Yo creo que no es buena idea irme, si, es mejor, me quedaré aquí contigo - fingí una sonrisa, todo sea por mantenerme con vida.

Pero el continuó acercándose, siendo indiferente a lo que le dije, estuvo por tocar mi cara pero yo la voltee aferrándome a aquel árbol hasta cierto punto de enterrar mis uñas en el, cerré los ojos esperando a mi final, pero solo sentí una sensación fresca sobre mi herida, extrañada abrí los ojos para darme cuenta de que el se encontraba masticando unas hierbas extrañas, las mezclo con algo viscoso que parecía extraer de una planta y después me lo puso, no sabía cómo actuar ante eso, yo lo había malinterpretado todo, el no me siguió para matarme, solo para asegurarse de que no me quitara las yerbas medicinales que había puesto en mi.



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En el texto hay: dioses, romance

Editado: 09.08.2021

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