Salvaje

~Marca~

Intenté levantarme del suelo donde me encontraba recostada, pero me era muy difícil debido a la lesión de mi tobillo, busque una forma de poder lograrlo, y lo más cercano era una pared, me arrastre hasta llegar a ella, una vez ahí, la use como base de apoyo para lograr ponerme de pie, no sabía dónde me encontraba, pero tenía una ligera sospecha de quién me había traído hasta aquí, me estaba haciendo a la idea de que en este lugar sucedían muchas cosas pero nada era por decirlo normal, también me odiaba por hecho de desmayarme cada vez que se me presentaba la oportunidad, era patética.
Abandone mis pensamientos para observar con claridad el lugar, era bastante extraño, parecía que los años le habían afectado, apenas y se mantenía en pie, en una de las esquinas se encontraba una pequeña fuente la cual contaba con un poco agua y estaba cubierta de moho, encima de ella se encontraba un enorme agujero por el cual lograban entrar algunos rayos de sol, era lo único que mantenía iluminado el lugar, al fondo se lograba ver una escultura de una mujer, está era bastante grande, solo contaba con la mitad superior de su cuerpo, me acerque a ella poco a poco, hasta lograr verla con claridad, tenía cabellos largos y una especie de cristal rojo adornaba la mitad de su frente, las palmas de sus manos se encontraban separadas la una de la otra por algunos centímetros, frente a ella se encontraba una gran piedra rectangular, lo que me hizo recordar la historia que Torutzu me había contado, yo me encontraba ahora justo en el lugar en que sacrificaron a Ganoth, toque con curiosidad aquella piedra liza en busca de algo que verificara lo que me habían contado, pero no había nada, me recargue en ella desilusionada, culpándome por haber creído en esa historia, mire fijamente la cara de la chica, tenía sus facciones finas y delicadas, ella era hermosa, pero había algo extraño, sus ojos cerrados, o tal vez su expresión me daban una sensación de tristeza, seguí mirando aquella habitación en busca de algo más, pero eso era todo lo que se encontraba a mi alrededor , a lo lejos pude escuchar un ruido que provenía del otro lado del salón,me quedé a la expectativa, aunque por dentro ya sabía de quien se trataba, lentamente se acercó a la luz hasta que pude verlo, caminaba apoyándose en ambas manos y pies, dudó un instante antes de continuar avanzando.

-Sabia que eras tu. - espere a que el llegará a mi, esta vez no pensaba huir. -¿Porque lo sigues haciendo? - pregunté mientras me ponía en cuclillas para estar a su nivel. -¿Porque me sigues salvando? Yo no he hecho nada por ti. - acerque mi mano a su rostro y acaricie su mejilla, aún le tenía miedo, pero no quería que esa emoción siguiera en mi, no después de todo lo que él había hecho.

-No creo que debas acercarte mucho a el, niña. - dijo una voz dulce con un tono de inocencia.

-¿Quién eres tú? - se escucharon pasos, voltee en todas las direcciones, pero solo logré ver una luz verde.

-Tranquila, no es a mi a quien deberías temer. - la luz se acercaba cada vez más, hasta que está desapareció dejando ver a una persona de baja estatura.

-Eres un... Niño?! -

-No del todo. - lo mire detenidamente, media menos de un metro, tenia ojos de un color verde intenso, sus cabellos a diferencia de sus ojos, tenían un color verde oscuro, su piel era morena clara y todo su cuerpo estaba... Rodeado por ramas de árboles, era como si emergieran de su interior. -Que no te sorprenda mi apariencia, eso es lo de menos, me gustaría hablar contigo, se ve que eres una niña muy interesante, pero no he venido para verte a ti.

-No soy una niña! ¿Te has visto en un espejo?

-Eso es algo que no tiene importancia. -comenzó a acercarse, sus pies desnudos iban dejando un rastro de plantas sobre el suelo mientras el avanzaba.

-¡Detente! No te acerques más Sylas - grito una voz desconocida que se encontraba justo al lado mío al mismo tiempo que se ponía de pie.

-Vaya, parece que ya despertaste, aunque no te veo muy feliz de verme.

-¿Debería estarlo?

-Claro, somos viejos amigos después de todo.

-Tu no eres mi amigo.

-Disculpen, ¿Qué rayos está pasando? -los mire confundida. -¿Ambos hablan mi idioma? ¿Cómo es que pasó esto?

-Hama, creo que la niña no sabe aún quién eres ¿verdad?

-No me llames así, mi nombre es Kavaryan.

-Es triste saber que nadie lo conoce.

-Da igual lo que los demás piensen, ellos nunca me han importado.

-Pero esta chica si.

-¿A qué te refieres? No sé quien es, y mucho menos lo que está haciendo aquí.

-Realmente sigues siendo el mismo, es una lástima que tu otra mitad sepa más que tú.

-Habla claro ¿Qué tiene que ver esta chica conmigo?

-¿Porque no le preguntas a Hama? el lo sabe, por algo es su protegida.

-Odio cuando empiezas con esos juegos Sylas.

-Bien, iré al grano, he venido porque necesito algo de ti.

-Lo que sea que quieras no lo obtendrás.

-Dime algo Kavaryan, ¿Cuantas veces voy visitando gente y me regreso con las manos vacías? Tú más que nadie sabe que no estoy aquí porque espero a que me des tu aprobación o permiso, yo obtengo lo que quiero cuando quiero. - dijo sonriendo.



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En el texto hay: dioses, romance

Editado: 09.08.2021

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