Salvaje

Capítulo 2 “El Trío Tóxico: Cuando Sobras en Tu Propia Amistad”

El vapor de mi segunda taza de café con leche del día serpenteaba frente a mí mientras ajustaba el volumen de la música de fondo. Había elegido un loop suave y melancólico de piano, perfecto para el tema de hoy.

—Bienvenidas de nuevo al vertedero de lujo, mis Salvajes —dije, sintiendo el peso familiar de la taza entre mis manos—Hoy el tema huele a café frío, conversaciones de WhatsApp silenciadas y esa punzada en el ego que te dice que, una vez más, sobras en la foto.

Me acomodé en mi silla, preparándome para lo que vendría.

—Hablo, por supuesto, de la sacrosanta institución del trío de amigas. Esa formación perfecta donde dos son almas gemelas y la tercera es… la suplente. La amiga de conveniencia. La que sostiene el teléfono para la foto que luego editarán sin incluirla a ella.

Miré hacia mi derecha, donde Rebeca estaba sentada con sus propios audífonos, nerviosa pero lista.

—Hoy no estoy sola en esta miseria. Conmigo está Rebeca. Una guerrera que sobrevivió a ser la “tercera amiga” en su propio trío y vivió para contarlo. ¡Dale un respiro al muro de lamentos, Rebeca! ¿Cómo estás, hermana?

—¿Estar? —Rebeca soltó una risa tensa que reconocí demasiado bien—Nia, estoy en ese punto entre la rabia y el alivio. Es como salir de una relación abusiva, pero en lugar de un hombre, eran dos mujeres con bolsos caros y una obsesión malsana por el brunch.

No pude evitar reírme con ganas. Esa respuesta era oro puro.

—¡Eso! ¡El brunch! El ritual sagrado donde se toman fotos para los ángulos y se comparten secretos… bueno, secretos entre dos. Rebeca, cuéntales a estas salvajes cómo empezó todo. ¿Cuándo te diste cuenta de que el trío era en realidad un dúo con una mascota?

Rebeca suspiró profundamente antes de responder.

—Uf. Fue un proceso de ebullición lenta, como una rana en una olla. Al principio, éramos las tres inseparables. Éramos “Las Mosqueteras”, por Dios. Pero luego, poco a poco, el lenguaje cambió. En los grupos de WhatsApp, los mensajes eran siempre de ellas dos.

Hizo una pausa, su voz adoptó un tono de imitación burlona.

—”¿Vamos a probar esa nueva clase de spinning infernal, Rebeca?” “Oye, nos hemos apuntado a un retiro de yoga en la sierra, ¿te apuntas?”

—Y tú, la primera vez, dijiste que sí —la interrumpí, sabiendo exactamente a dónde iba esto.

—Exacto. Pero llegó un punto en el que mi cuerpo y mi cartera gritaban “¡NO!”. Yo no quería gastarme ochenta euros en sudar en una habitación con veinte personas oliendo a incienso y desesperación. Yo quería… quedarme en casa. Ver una mala película. Leer un libro. No hacer nada. Y ese “no hacer nada” se convirtió en mi pecado capital.

Tomé un sorbo largo de mi café, dejando que sus palabras resonaran.

—El “no hacer nada”. El acto más revolucionario y, al mismo tiempo, el que más amenaza a la gente que necesita validación constante. Dime, ¿cómo era la dinámica cuando intentabas proponer algo?

Rebeca se rio con amargura, un sonido que me dolió escuchar.

—Era como hablarle a una pared. Yo decía: “Oye, ¿y si nos tomamos un vino en mi casa y hablamos?”. Y el silencio era ensordecedor. Luego, al día siguiente, subían una story en un bar de moda, con copas de vino, por supuesto. Era un “te estamos castigando por no seguir el guión”. Empecé a notar las miradas. Esas miradas que se cruzaban cuando yo decía que no podía ir a algo. Un guiño de “ya está ella otra vez con sus cosas”. Empecé a sentirme… pesada. Como si mi mera existencia fuera un aguafiestas para su proyecto de vida perfecto e Instagrameable.

—¡Exacto! —Golpeé la mesa suavemente con la palma de mi mano libre— Te conviertes en la “aguafiestas”. Porque no entiendes que su amistad no es un vínculo, es un proyecto de marca personal. Y tú, al negarte a ser un accesorio más de esa marca, te conviertes en un defecto de fabricación. Pasas de ser “Rebeca, nuestra amiga” a ser “Rebeca, la que no quiere hacer spinning”. Tu identidad se reduce a tu falta de obediencia.

Tomé otro trago de café, ya tibio pero aún reconfortante.

—Esto, queridas mías, es lo que yo llamo la “Ley del Trío Implosivo”. En todo trío, hay una dinámica de poder. Rara vez es un triángulo equilátero. Es un triángulo isósceles, donde dos lados son iguales y el tercero es el diferente, el que sobra. Y las tácticas de exclusión son tan sutiles como letales. Rebeca, describe una de esas “micro-agresiones” que solo quien las ha vivido puede detectar.

—Oh, hay todo un catálogo —dijo Rebeca, y pude ver cómo se animaba al hablar de esto, como si finalmente pudiera nombrar fantasmas que la habían acechado durante años— La reina de todas es la Conversación Bifurcada. Estás las tres tomando algo, y de repente, ellas empiezan a hablar de un plan que hicieron ayer. “¿Y qué tal lo de ayer, eh?” “Increíble, ¿verdad?”. Y tú ahí, sonriendo como una tonta, preguntándote “¿Lo de ayer qué?”. Te sientes como un mueble.

Asentí vigorosamente. Lo había visto tantas veces.

—Luego está el Lenguaje Corporal de la Alianza —continuó—Se sientan juntas, frente a ti. Se inclinan la una hacia la otra cuando hablan, como si crearan un círculo mágico del que estás excluida. Y la peor, la que duele de verdad El Meme que No Recibiste. Se ríen de un meme que compartieron en un chat privado, del que tú no formas parte. Y cuando preguntas “¿de qué se ríen?”, te dicen “ah, nada, una tontería”. En ese “nada” hay un mundo de exclusión.

Golpeé la mesa de nuevo, más fuerte esta vez.

—¡Eso! ¡Ese “ah, nada”! Es el “no eres lo suficientemente importante para entender nuestra broma privada”. Es una forma de decir “tu nivel de acceso a nuestra intimidad es limitado”. Y lo más jodido es que te hacen creer que el problema es TU sensibilidad. “Es que eres muy sensible, Rebeca”. “Es que te lo tomas todo a la tremenda”. ¡Claro que te lo tomas a la tremenda! ¡Te están tratando como a la pariente pobre de la amistad!

Me incliné hacia adelante, acercándome al micrófono.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.