Sálvame

19. Alerta máxima

Me siento en la cama, abrazando mis rodillas mientras las lágrimas corren por mis mejillas. No puedo dejar que esto me paralice, no puedo permitir que otros entren en peligro por mi culpa, esto no me puede condicionar.

Mi madre duerme en la habitación contigua, ajena al torbellino de emociones que me consume por el horror que me invade, la decisión la he tomado y ahora solo queda accionar, sabiendo que eso puede ser una condena. Pero que yo esté condenada, no significa que deba condenar a los que me aprecian también, no dejaré que nadie más padezca las consecuencias de algo en lo que yo sola entré y ahora no puedo salir. No merecen estar pasando por esto también.

No sé cómo voy a decírselo, pero no puedo seguir ocultándolo. Respiro profundamente y me levanto, sintiendo cada paso como un esfuerzo monumental sabiendo que debo comenzar por el comienzo.

Me acerco a la puerta de su habitación y la abro con cuidado. Ella está despierta, mirándome con una mezcla de preocupación y amor en sus ojos, levantando la vista de una novela que lee. Sí, creo que de mi madre tomé el cariño por las buenas historias y los libros de romances idílicos, sin saber que yo caería en uno más crudo y real de lo que cualquiera de esas historias podría haberme presentado.

—Mamá, necesito hablar contigo—digo, con voz temblorosa.

Ella se incorpora lentamente y su rostro reflejan el dolor físico que la acompaña constantemente.

—¿Qué pasa, cariño?—pregunta suavemente. En su semblante hay cariño y preocupación del matiz más genuino.

Me siento en el borde de su cama y las palabras empiezan a salir, entrecortadas por sollozos. 

—M…mamá, estoy…embarazada—digo finalmente con la voz apenas en un susurro—. Y sí…es de Pawel… no estuve con ningún otro hombre más que…con él en el último tiempo… Lo sé desde hace un tiempo, pero él…él no lo sabe.

Su rostro se queda inmóvil por un momento, asimilando la noticia. Luego sus ojos se llenan de lágrimas y extiende la mano para tomar la mía.

—Oh, Madalina—dice ella con su voz quebrada—. No puedes decirle esto a él, te atará con algo así para siempre, debe haber algún modo de que nunca se entere. ¿Qué piensas hacer, cariño?

Las lágrimas brotan con más fuerza y me echo en sus brazos, buscando consuelo o más bien en una despedida porque esa no es la peor parte.

—No lo sé, mamá—mi tono es llanto puro—. T-todo es tan…confuso. Pero necesito protegerte. No puedo seguir así, con Pawel amenazándonos. Voy a pedirle que envíe enfermeras para cuidarte, para que estés segura las veinticuatro horas—digo con mi tono entrecortado por los sollozos.

—¿Por qué harías eso, cielo?

—Porque debo volver con él… Anoche…apredeó el auto de Nikodem, te podría hacer daño a ti, tomaría venganza si se entera que le oculté el embarazo y la justicia jamás hará nada si toda su familia está metida ahí, cielos anto…

Ella me abraza con fuerza, sus lágrimas se mezclan con las mías en una ardiente indignación. El dolor en su rostro refleja el mío, y siento que el peso del mundo está sobre mis hombros. Ahora más que nunca.

—Cariño, no tienes que hacer esto sola. Encontraremos una manera, en algún momento tendrán que entender, los medios puede ayudar…

—Mamá, no puedo permitir que te haga más daño. No puedo. Es lo único que puedo hacer para mantenernos a salvo—respondo con mi determinación mezclada con la angustia—. Ni tu ni Niko pueden salvarme. Yo sola debo hacerlo.

—¿Pero este es el modo?

—Mamá…sí. Por mucho que lo hemos intentado, no existe otro. No funciona otro modo.

Después de un largo rato, me levanto de la cama y me dirijo a la sala. Ella está defraudada, pero sé que es lo mejor. Y ella también lo sabe.

La decisión que he tomado me destroza, pero siento que no tengo otra opción.

Acto seguido tomo la determinación de tomar un bolígrafo y papel porque no me atrevería de una manera diferente…

Escribir una carta para Nikodem es lo más difícil que he hecho, pero sé que necesito decirle la verdad, agradecerle y despedirme adecuadamente. Cada palabra es un desgarro en mi corazón.

 

"Querido Nikodem,

 

Sé que esto será un golpe duro para ti, y lo siento profundamente. Nunca quise que las cosas llegaran a este punto, pero siento que no tengo otra opción. Estoy embarazada y la única manera de mantener a mi madre y a mí a salvo es regresar con Pawel. No puedo permitir que nos siga amenazando y haciendo daño a quienes amo. No puedo permitir que te lastime o que vuelvas a pagar más caro aún tu protección hacia mí, tampoco hay responsabilidad u obligación alguna de tu parte en tener que sostener un esfuerzo tan grande como ese.

Tu presencia en mi vida ha sido salvadora en pleno sentido de la palabra y lo sabes. Me has dado esperanza y fuerzas para seguir adelante, y nunca podré agradecerte lo suficiente por todo lo que has hecho por mí. Sin embargo, debo tomar esta decisión para proteger a mi madre y al bebé. A ti también.

Te pido que entiendas y que no intentes buscarme. Esta es la única manera en que puedo ver una salida a esta pesadilla. Cuida de mi madre cuando puedas, y sigue siendo la persona increíble que eres.

Postdata: los sabores de helado que elegiste dieron en el blanco con mi paladar, ojalá encuentres a alguien que te acompañe en cálidas noches durmiendo en un cómodo sofá tras ver películas un sábado por la noche.

Con todo mi cariño y gratitud,

Madalina"

 

Doblo la carta con cuidado contra la mesa del comedor. Luego voy a la habitación de mi madre y se la entrego.

—Mamá, necesito que le des esto a Nikodem cuando venga—le digo, tratando de mantener la compostura—. Porque él…va a venir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.