Sálvame de mí

Capítulo 37

Ya casi eran las siete de la mañana y Andrexa ya estaba lista. Tyler le había dicho que pasaría a buscarla a esa hora. Preparó una mochila con una muda de ropa ya que pasarían el día allí. A la noche saldrían a comer por lo que iban a estar más cómodos si se cambiaban.

El Joven ya estaba frente a la casa. Andrexa saluda a sus tíos y sale.

El auto se pone en marcha cuando ella ya está adentro y salen disparados a la aventura que les esperaba una hora más tarde.

― ¿Estamos lejos de Carlos Paz?

―A una hora aproximadamente.

Tyler puso música y para sorpresa de ella no era nada más ni nada menos que Redimi2. Fueron todo el camino haciendo rap y en partes improvisando y riendo. El viaje pareció más corto de lo que se esperaba. El tiempo pasa volando cuando se invierte en buena compañía.

―Llegamos.

―Es hermoso ―dijo Andrexa maravillada mirando de un lado a otro.

―Me parece una buena época para venir. Cuando no conoces está bueno recorrerlo con menos gente deambulando. En verano no se puede andar.

―Me gusta que haya mucha gente ―se quejó divertida.

―En verano volvemos. Te lo prometo.

Tyler revisó en su celular un mapa para ubicarse y buscar el camino más corto hacia el hotel. Recorrieron un trayecto más y Andrexa estaba eufórica con cada cosa que veía. Él no podía evitar suspirar al verla. Sus expresiones eran de lo más tiernas y se sentía feliz de poder darle ese gusto que quería. Frenaron frente al hotel “Los tilos”, un edificio enorme de ladrillos vistos y ventanales blancos. Sin duda eligió un lugar especial para pasar la noche.

―Tyler, este lugar parece caro y yo no traje mucho dinero.

― ¿En qué momento te he dicho que tenías que pagar? ―preguntó mirándola serio.

―No quiero que te pongas en gastos, enserio.

―Para mí no es un gasto y no se hable más del tema ¿Entendido?

Andrexa asintió y él sonrió alegre. Bajaron del auto y se dirigieron a la recepción. Ya tenía dos habitaciones reservadas una al lado de la otra. Subieron y cada uno entró en su habitación a dejar sus bolsos. Luego salieron a buscar un lugar para desayunar.

A los cinco minutos entraron en “Vittos café” y pidieron un desayuno completo. Estaba bastante frío por lo que les urgía una taza de café caliente cuanto antes.

―Tengo pensadas varias cosas para hacer ―comentó Tyler―. Y este lugar es grandioso.

―Realmente este local es bien concurrido. Me encanta.

―Me encanta que te encante ―dijo entre risas―. Este viaje lo hicimos por ti.

―Pero no era molestia. Todavía me siento mal porque pagues todo. No es justo.

―Dijimos que no íbamos a hablar del tema. Soy caballero ¿Está mal?

―No, está perfecto, pero no es barato hacer un viaje de la nada y con cosas planeadas como dijiste que seguro te van a costar dinero.

―No me importa el gasto. Me gusta estar aquí y contigo.

Andrexa sentía que le ardían las mejillas. Ella también se sentía a gusto con él. Fue un gesto enorme que cumpliera con un capricho, aunque no se lo haya pedido. De un día al otro se encontraba en Carlos Paz de vacaciones con el chico que le quitaba el sueño. Y si estaba soñando no se quería despertar.

―Gracias por todo esto ―expresó tímidamente―. No quiero ser pesada pero no quiero que tengas problemas por estos gastos innecesarios.

―No uso plata de mis padres si es lo que piensas ―dijo dándole un sorbo al café.

― ¿No? ―preguntó extrañada la joven.

―Te voy a contar. La plata es mía por ende yo decido en que gastarla. Mi abuelo falleció hace tres años y dejó una herencia. Tres campos que él tenía se vendieron y el dinero quedó dividido en partes. Una para mi papá otra para mi hermano y otra para mí. Cómo yo era menor, mi papá la puso en el banco a mi nombre y en plazo fijo hasta que cumpliera dieciocho años. Una vez que los cumplí me hice responsable de mi dinero. Mi hermano cuando la cobró la invirtió en un departamento y en un auto. El auto es el mismo en el que vinimos ―tragó saliva, no era fácil decirlo―. Cuando falleció, mis padres me lo dieron para que me manejara.

―Entiendo ―se limitó a terminar la conversación porque notó que le afectaba hablar del tema―. ¿Qué tienes pensado hacer después de desayunar?

―Es una sorpresa. Sólo por adelanto te digo que vamos a conocer la ciudad desde otro plano.

Salieron del local y Tyler la paseó en auto por las calles de la ciudad. Era un paseo muy entretenido, pero parecía terminarse porque se estaba deteniendo.

― ¿No íbamos a conocer la ciudad?

―Sí, pero desde otro plano ―dijo señalando hacia arriba.

Andrexa sigue su señal y se encuentra con la sorpresa. Iba a conocer la ciudad desde una aerosilla. Sólo que había un gran problema, tenía miedo a las alturas.

―Tengo miedo, no puedo ―negó repetidamente con la cabeza.

―Yo voy a estar contigo.

―Me da vértigo igual.

―Vamos, superemos esto juntos ―la tranquilizó tomándola de la mano―. Yo voy a estar cuidándote.




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