Sálvame de mí

Capítulo 57

Prepararse moral y psicológicamente para poder pasar un momento con la naturalidad de cualquier ser humano en un momento tan emotivo como un acto académico no sirvió de nada. Le bastó entrar a la escuela para sentir nauseas y una opresión en el pecho difícil de alivianar. Sus tíos la acompañaron. Estaban orgullosos de su sobrina. Siempre fue muy aplicada e inteligente. Terminar el secundario era la alegría y la nostalgia más grande para ellos porque ya no era esa niña que jugaba con muñecas. El año entrante arrancaría la universidad y debería ocuparse ella solita de todo. Aunque no importaba la edad que tuviese siempre sería la niña de sus ojos.

El corazón le empezó a latir con fuerza cuando pudo divisar a su grupo ya listos para formar la fila antes de la presentación. Tomó aire y se impulsó hasta adelante fingiendo normalidad, pero por dentro estaba paralizada. Saludó a Tomás y a los que estaban a su alrededor. Tyler estaba a un metro de ella y ya esa distancia era insoportable. Le dolía tenerlo cerca. Le dolían los buenos y el mal recuerdo que acabó con todo.

El acto comenzó. Las banderas se levantaron y comenzaron a sonar las estrofas del Himno Nacional Argentino. «Ni el dolor puede opacar este momento­» pensó Andrexa dando con que estaba en lo cierto al ver por el rabillo del ojo a Tyler cantando con orgullo esa canción. Él era muy patriota. Meses atrás ella veía a Tyler como una persona irrespetuosa y que nunca le daría valor a algo como la bandera de su país. Como siempre, las apariencias la habían engañado y resultaba ser que Tyler era el chico que amaba y respetaba su país, su historia. Era el chico que estaba para todos y capaz de dejar todo por alguien, aunque no se quede con nada. Lo quería por eso y ya no estaba. Era increíble pensar que la misma persona la había traicionado así o al menos era lo que ella se había aferrado en creer para no dar marcha atrás a su decisión tomada con el orgullo que se le salía por los poros. Estaba mal y lo sabía, pero cómo iba a poder arrancárselo. Sola no podía.

Luego la directora y un grupo de profesoras dijeron unas palabras y pasaron un video donde se podían reflejar momentos que habían vivido durante el año. Clases, actuaciones en actos, horas libres, campamento, y hasta selfies en las juntadas que hacían cada mes en la casa de Juan. La institución los nombró como el curso donde más compañerismo hubo. Donde iba uno iban todos y aunque esta etapa terminara y luego cada uno decidiría el paso a seguir seguramente habrían entablado un lazo de amistad que no se cortaría con el paso del tiempo. Todos aplaudieron y dieron paso a la entrega de diplomas.

A medida que los iban nombrando subían al escenario para tomar el diploma y sacarse una foto con los directivos. Cuando le tocó el turno de subir a Andrexa puso su mejor sonrisa, pero sus ojos reflejaban el dolor y la tristeza. De todos modos, podría pasar desapercibida. Sus compañeras más sentimentales estaban emocionadas llorando de alegría. Ser una más no marcaba la diferencia. Bajó con su diploma y Tomás que había pasado momentos antes la abrazó y le dio un sonoro beso en la mejilla. Tyler los miraba inquieto. Había soñado con ese momento prácticamente desde que se enamoró de ella. Hasta se imaginaba el momento de recibirla en el baile de egresados. Sueños vacíos del que cada día que pasaba, aunque tuviese fe, lo veía más lejos de cumplirse. Llamaron a Tyler y este pasó por el lado de Andrexa y sus miradas se encontraron y como un dejavu invertido fue él quien dijo hola y ella apartó la mirada. El punzante rechazo de su amada sólo le recordó que así había comenzado todo. Ella lo soportó, él haría lo mismo. Subió con una sonrisa falsa y bajó haciendo el mismo trayecto, pero no frenó simplemente abandonó el salón de actos y no volvió.

Despidieron las banderas y dieron finalizado el acto. Los chicos se reunieron y se sacaron una selfie todos juntos. Buscaron a Tyler, pero no lo hallaron por lo que la foto estaría incompleta. Estaban a un día del gran festejo. La fiesta donde celebrarían los años de esfuerzo, dedicación y amistad, pero también era un cierre, una despedida a lo grande.

Tomás se despidió de Andrexa y quedó con ella para reunirse al anochecer a mirar pelis. El sábado no habría reunión debido a la fiesta. Aunque Andrexa no quería ir sus tíos sabían que no iba a ser un gran día y querían estar para ella y acompañarla todo el tiempo. Salieron del colegio y caminaron hasta el auto. Cuando estaba por subir a lo lejos pudo distinguir a Tyler abrazando a su madre con fuerza. Le partió el corazón, pero demasiado tenía con su sufrimiento. «Maldito orgullo ¿Por qué no te vas?» reprendió a su carne en un pensamiento.

― ¿Estás bien? ―preguntó su tía mirándola por el espejo retrovisor.

―Sí, estoy bien. Todo final viene de la mano con un nuevo comienzo.

Sus tíos se miraron, pero no opinaron. Era difícil meterse en una situación donde estaban prohibidos pasar. No podían cambiar su corazón. Sólo les quedaba orar para que el Señor le revelara el camino que debía seguir a partir de ahora. Los planes de Dios eran perfectos y este desierto la estaba preparando para algo grande. Ellos no sabían qué, pero confiaban en que era bueno.




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